José Antonio Fernández Gallar fue nombrado vicepresidente segundo y consejero delegado de OHL tras la dimisión de Juan Osuna el pasado mes de junio. Antes, había liderado desde 2002 Inmobiliaria Espacio, del Grupo Villar Mir. Ya han pasado más de cien días desde su nombramiento y, si fuese el presidente del Gobierno, la oposición estaría haciendo cola para criticarle. A falta de oposición, buenos son los accionistas, que han hundido la acción de la constructora sin que no parezca que vaya a haber ninguna solución sencilla.

OHL es demasiado constructora, ha abandonado cualquier propósito de ser compañía de servicios, se basa en presentarse a ofertas de precios demasiado bajos, tiene menos cartera que su competencia y vive en el seno de un grupo manchado por la corrupción, con un Javier López Madrid que, pese a acabar de ser sentenciado por las black, no tiene intención ninguna de dimitir de ningún cargo. 

Nadie quiere comprarla y se juega su futuro en los próximos seis meses. Después de dos trimestres en los que acumuló unas pérdidas de 843 millones de euros, OHL debe probar de aquí a fin de año que es capaz de cumplir su plan 2018-2020. ¿Lo logrará? Los analistas han dejado de creer y no hay ninguna señal que apunte a lo contrario. Así las cosas, Fernández Gallar podría tener menos futuro en el cargo que la presente legislatura de Pedro Sánchez.

Fue el pasado mes de enero cuando Manel Echevarría, ex Swarovski, se colocó al frente de Lacoste para liderar su nueva etapa. Cuatro meses antes, la compañía francesa había puesto en marcha por primera vez su propia filial en España, hasta entonces gestionada por la familia Basi. 

Ahora, apenas 10 meses después de haber tomado posesión de su cargo y sin haber terminado su primer año de liderazgo, Echevarría se coloca delante de un ERE sangrante en la compañía. En concreto, el grupo francés ha presentado un expediente que afecta al 74% de su filial española, Lacoste Ibérica, que supone el despido de 100 de las 135 personas que trabajan en España para la firma.

Durante este año, el consejero delegado ha ascendido a Joaquim Pedro Fidalgo, que era director financiero de la empresa para Portugal, a nuevo responsable para toda la Península Ibérica.

Ahora, Echevarría se enfrenta al ERE que deja a España en un cuestionado lugar respecto a la compañía. No en vano, según los sindicatos todo apunta a que a partir de ahora la compañía distribuirá directamente desde Francia sus prendas en el mercado español. La negociación empezará a producirse esta semana, y Echevarría tendrá que estar a al altura.