La ‘low cost’ Norwegian navega por zona revuelta. La aerolínea ha metido tijera a sus rutas europeas y transatlánticas por complicaciones técnicas en los motores de sus aviones y por toparse con impuestos que no está dispuesto a asumir. Al tiempo, el consejo de administración ha empezado a buscar al sucesor de Bjorn Kjos, su CEO y fundador, que no se ve en el puesto más allá de los próximos tres años.

Aunque cerró el último ejercicio en rojo, con pérdidas de casi 31 millones, Norwegian no se amilanó y se reafirmó en sus planes de expansión. La aerolínea, que se jacta de ser la tercera ‘low cost’ de Europa y la sexta del mundo, con 33,15 millones de pasajeros transportados en 2017, no se conforma con llegar a 156 destinos. Quiere seguir creciendo.

Pero tres meses después de sacar músculo ante sus rivales en España y anunciar una tercera ruta a Estados Unidos desde Madrid a partir de octubre, tensando la cuerda con Iberia con sus billetes desde 190 euros el trayecto, ha tenido que tirar de freno de mano. La noruega ha decidido aplazar el estreno de la ruta a Miami desde Madrid y desde Barcelona previsto para octubre.

¿La razón? Los problemas con los motores Rolls Royce en algunos de sus aviones de largo radio, algo que ha afectado también a otras aerolíneas, le fuerza a anular estas rutas para poder operar el resto de las que ya tiene programadas desde ambas ciudades. Los pasajeros que ya habían comprado billetes para estas rutas serán reubicados, sin coste, en los itinerarios que hacen escala en Londres y en capitales escandinavas, asegura la aerolínea.

No son las únicas ‘rutas caídas’ tras el verano. La aerolínea ha dado un paso atrás en su expansión y ha cancelado las rutas hacia Estados Unidos desde Edimburgo y Belfast. En el primer caso, además, retirará su base y culpa al Gobierno de Escocia de no reducir los impuestos que cobran por pasajero aéreo.

Kjos hace un guiño a IAG

Aunque el fundador de Norwegian ha defendido en los últimos meses que la compañía se vale por sí sola para sacar adelante sus planes y no busca comprador, no desperdicia ocasiones para lanzar guiños a potenciales compradores. Lo hizo en abril, cuando IAG entró en el capital de su aerolínea, comentando que tenía “serias” muestras de interés por parte de otros actores.

Semanas más tarde, cuando ya habían reconocido y rechazado dos ofertas de IAG por considerarlas insuficientes, Lufthansa entró en escena mostrando su interés por Norwegian. La respuesta del holding matriz de Iberia y British Airways fue más conservadora: no iba a iniciar una ‘guerra de ofertas’ por la noruega y, es más, se plantean vender su 4,7% si no logran hacerse con la compañía.

“No vamos a mantener las acciones, no somos un inversor. Compramos esa participación para iniciar negociaciones y si estas no van a ninguna parte, como está pasando, no vamos a conservarla”, aseguraba el CEO de IAG, Willie Walsh, tras la presentación de los resultados semestrales el pasado agosto.

Pero ahora que Kjos, de 72 años, prepara su sucesión, podría ser el momento de retomar las conversaciones y ha aprovechado una entrevista con la prensa local para lanzar un nuevo envite.

“Nunca hemos dicho que Norwegian esté en venta pero, si vendemos, IAG es una gran compañía a la que vender. Es una buena compañía”, ha afirmado Kjos en entrevista con Nettavisen.

Además, el CEO de Norwegian se muestra tranquilo con el rumbo que tomaría su aerolínea si la operación tuviera lugar dada la trayectoria de integración que ha seguido el holding con las aerolíneas que ha comprado -como es el caso de Aer Lingus, que adquirió en 2015-. “IAG trata de forma independiente las aerolíneas que compra, por lo que no creo que se produzcan cambios importantes en cuanto a las rutas que operamos actualmente”, agrega Kjos. 

La costosa expansión

Aunque cerró el semestre en negro, con un beneficio de casi 27 millones frente a las pérdidas de 231 millones del mismo período de 2017, la aerolínea tiene dudas de si este año logrará cerrar el ejercicio en positivo después de las pérdidas de casi 31 millones en 2017 derivadas de su plan de crecimiento, la renovación de la flota y el golpe de los costes extraordinarios.

Estos planes de expansión incluyen su desembarco en el mercado doméstico de Argentina, una operación que lleva preparando más de un año y a la que ha destinado unos 4.300 millones de dólares. La noruega arranca la operación el próximo 16 de octubre. En este mercado operará entre diez y quince aviones para realizar 246 vuelos semanales y con la meta de captar 2,2 millones de pasajeros en su primer año.

La expansión está siendo costosa, pero en los planes de Norwegian no está quebrar, como esperan en los despachos de su rival Ryanair. El CEO de la irlandesa, Michael O’Leary, se afana en pronosticar la bancarrota de la noruega ya que “pierde sumas heroicas de dinero”.

Para aligerar la deuda -que superaba los 2.300 millones de euros al cierre del último ejercicio-, la compañía prevé vender sus aviones más viejos. En las últimas semanas ya se ha desprendido de seis Boeing 737-800 y, según el presidente financiero de la compañía, Geri Karlsen, el dinero obtenido se utilizará para pagar deuda y aumentar liquidez, recoge Reuters. Actualmente, Norwegian tiene un flota de 155 aviones, de los cuales 29 son Boeing 787 Dreamliner -los que usa para el largo radio-.

Este año ha continuado con su renovación de la flota -tiene el compromiso de adquirir 210 aviones para 2020 para apoyar su expansión en Europa y en las rutas transatlánticas-, y en 2018 recibirá en total once Boeing 787-9 Dreamliner, doce Boeing 737 MAX 8 y dos Boeing 737-800. Con los aviones que están en camino, la aerolínea se ve en posición de vender “hasta 140 aviones”, asegura Karlsen.

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