Nerea San Esteban Carmen Suárez

Es la reina de los bares, su consumo crece cada año y el sector no toca techo en España. La cerveza se asocia a la hostelería y al turismo, pero está vinculada de forma muy estrecha con el sector agrícola. Si no, no existiría. 

El campo español es el protagonista que está detrás de cada caña de las grandes marcas -de Mahou a Heineken pasando por Damm e Hijos de Rivera-. Elaborada con malta de cebada y lúpulo, la agricultura es el sector proveedor con mayor peso específico para las compañías cerveceras.

León es la provincia protagonista a la hora de hablar del lúpulo, con la mayoría de las 530 hectáreas dedicas a su cultivo en España en su territorio. Un ingrediente que, aunque hoy solo llega a cubrir la mitad de las necesidades de las cerveceras, trata de seguir los pasos de la cebada, que incluso exporta parte de su producción.

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Un sector de tres

Para entender cómo funciona el sector del lúpulo hay que hablar de tres actores. Primero, los agricultores -unos 220-, la mayoría de ellos ubicados en León, pero con presencia en otros lugares como La Rioja o Galicia. Después, Cerveceros de España, la entidad que agrupa a los productores de cerveza en nuestro país. El último actor, y quien hace que el lúpulo llegue a las compañías, es Hopsteiner, la multinacional que desde hace unos tres años se encarga de transformar y comercializar la planta en España.

Presumen los tres de trabajar coordinados al máximo, tratando de potenciar el cultivo para llegar a cubrir todo lo que demandan las compañías. Esta misma semana, los agricultores leoneses recogían el fruto del cultivo que comenzó en marzo. Hopsteiner se encarga de recoger los sacos de lúpulo, molerlo, y almacenarlo a 5ºC, hasta que las cerveceras pasen a recoger su pedido.

"El 90% de la cerveza que se consume en España se produce aquí, y esto afecta a que la materia prima es española, en torno a un 90%. Excepto el lúpulo", explica Jacobo Olalla, director general de la asociación. Por eso, Cerveceros llegó a un acuerdo con Hopsteiner para promover la producción de lúpulo en nuestro país.

"Para la mayoría de la gente, el lúpulo es el gran desconocido. Nuestra empresa es especialista en ello", dice José Antonio Magadán, director general de Hopsteiner de España. No en vano, la compañía se fundó hace 150 años. "Tenemos muchísimo know how acumulado", reseña. Como parte del acuerdo, asociación y empresa se pusieron a trabajar en nuevas variedades de lúpulo "para apoyarlas aquí", explica Olalla.

Más calidad y cantidad

Unas variedades más productivas y "adaptadas al mercado" con las que el sector del lúpulo pretende coger fuerza y aumentar su tamaño. "Hay capacidad de crecer", insiste. Solo en León, se producen anualmente cerca de un millón de kilos de flor de lúpulo; con los cambios, buscan hasta duplicar esta cantidad.

Con un plan con vista los próximos nueve años, la multinacional confía en que el sector sea capaz de" ir mejorando poco a poco" para ponerse al nivel del lúpulo internacional y ganar competitividad. "La industria, los cultivadores y nosotros estamos perfectamente alineados", asegura el presidente de Cerveceros. Juntos tratarán de seguir creciendo.