Imagen de archivo de una Quiniela.

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La Quiniela se queda en fuera de juego: su recaudación cae un 65% en una década

24 agosto, 2018 03:19

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Coger un boli azul. Sentarse detenidamente en una mesa. Poner el teletexto o coger el periódico. Repasar la clasificación. Rellenar los recuadros con una 'X', y hacerlo con cuidado, no vaya a salirse de la casilla. Con el boleto en mano, solo había que esperar hasta que el domingo cualquier programa de la televisión de resúmenes indicase las variantes para descapuchar el boli rojo y comenzar a redondear los aciertos.

Este era el ritual con el que han crecido muchas generaciones que veían en La Quiniela una oportunidad de oro para sacar algo de dinero y demostrar sus conocimientos futbolísticos. Pero al 1-X-2 le está sentando muy mal el paso de los años.

El mítico juego de azar está viviendo momentos muy delicados. En casi una década, la recaudación se ha reducido más de un 65%. Si hace nueve años se facturaban, de media, 10,3 millones por jornada, la temporada pasada se quedaban en cerca de los cuatro millones. O lo que es lo mismo, de 557 millones a 234 por ejercicio, según datos que se extraen de la Memoria Anual del Juego de 2017. En dicho informe, se explica que las apuestas en Loterías y Apuestas del Estado han descendido un 10% en el último año, es decir La Quiniela o el Quinigol.

Esta apuesta, propiedad del Gobierno, se estrenaba la pasada jornada y soplaba 71 velas, pero lo cierto es que no consigue remontar el vuelo. Durante las últimas temporadas, Loterías y Apuestas del Estado ha intentado renovar el formato para intentar atraer a la gente, pero sus esfuerzos han sido en vano.  

Año tras año se ha pretendido darle pequeños giros con alguna que otra modificación como el Pleno al Quince acertando los goles exactos o creando una aplicación móvil buscando atraer al público más joven, pero no hay manera. Además, Loterías y Apuestas del Estado creó las Quinielas especiales de Champions, pero con recaudaciones muy pobres.

Las casas de juego y LaLiga, 'cómplices' del desahucio

La irrupción de las casas de apuestas ha sido el principal detonante para que La Quiniela no sea la que fue. Según datos de la Memoria Anual del Juego de 2017, las apuestas deportivas han crecido un 30% respecto al 2016 y ya suponen el 55% del total del juego en España. Es habitual ver en cada esquina de barrios los locales de las principales de casas para poder hacer una apuesta.

Otro de los factores que han influido en el descenso de recaudación de La Quiniela es el de los horarios de LaLiga. Desde la llegada de Javier Tebas, no hay horarios unificados, lo que ha provocado que haya partidos en viernes y en lunes, es decir fuera de los límites que establece Loterías para realizar la apuesta (antes del sábado a las 14:00).

Esto conlleva a que los partidos que entran dentro del boleto sean de menor atractivo para el gran público como más choques de Segunda, e incluso, encuentros de ligas extranjeras.

Esta ruptura entre Loterías y LaLiga se escenificó hace dos años cuando el ente público decidió romper el acuerdo de patrocinio que tenía con la patronal del fútbol. Pero a Javier Tebas no le costó demasiado trabajo encontrar un nuevo amigo y estrechó la mano, precisamente, a una casa de apuestas: en este caso, Sportium.

Los jugadores también tienen mucho que decir en el ocaso de La Quiniela. Los llamados millenials debutaron hace poco, pero se han convertido imprescindibles en el nuevo esquema que se ha dibujado en el mundo de las apuestas. Esta generación ha decidido mirar a los dispositivos móviles y obviar a La Quiniela para hacer sus apuestas.

Según el informe realizado por el Ministerio de Hacienda, el 32% de las personas que apuestan en España son jóvenes de entre 26 y 35 años. A su vez, el 19% de los apostantes son jóvenes de 18 a 25 años. Perfiles que se decantan por las casas de juego.

Los impuestos tampoco ayudan

Otro enemigo al que tiene que hacer frente esta apuesta es el diferente papel del juego online. La nueva legislación, ofrece a los apostantes vía online un tratamiento muy similar al sistema tributario de las acciones bursátiles lo que les permite equilibrar las ganancias con las pérdidas, y por tanto, pagar menos impuestos, algo que no sucede con La Quiniela. En este caso, todos los premios que superen los 2.500 euros, están sujetos al 20% de recaudación de Hacienda.