La llegada al poder de los autodenominados Ayuntamientos y Comunidades 'del cambio' en las elecciones de 2015 hacía presagiar un nuevo rumbo en las políticas sociales. Sus programas hablaban de la necesidad de buscar soluciones en materia de vivienda para aquellas personas que estaban en riesgo de pobreza, que habían sido o iban a ser desahuciadas o, simplemente, familias que no tenían posibilidad de acceder a un alquiler. Sin embargo, tres años y medio más tarde, parece que no han hecho los deberes.

Uno de los programas que tienen a disposición estos gobiernos municipales y autonómicos está en manos de la Sociedad de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). En 2013 puso en marcha un plan de vivienda social con 2.300 casas que, posteriormente, amplió hasta las 4.000. Pues bien, hoy en día todavía tiene en su haber 1.600 viviendas disponibles, según ha confesado su presidente, Jaime Echegoyen, quien ha explicado que siguen “en campaña permanente” para intentar completar el cupo a disposición de los servicios sociales.

Fue la Generalitat de Cataluña la primera en firmar un convenio en el año 2014, a la que Sareb cederá 930 viviendas. Después vinieron otras muchas como Andalucía, con 400, y Castilla y León, con 100, y que son las Autonomías que más viviendas tienen comprometidas con la Sareb, aunque en el conjunto de las comunidades la cifra total asciende a 1.810. Sin embargo, según ha relatado Echegoyen, “eso no significa que estén todas ocupadas”. ¿El motivo? Deben ser “las propias administraciones las que identifiquen a los beneficiarios de esas casas”, explica, y ese proceso resulta algo más complejo.

Las administraciones más activas

La misma situación se repite con los Ayuntamientos. En este caso son los de Madrid, con 300, y Barcelona, con 200, los que más ‘tiran’ del carro, seguidos a muy larga distancia de Hospitalet de Llobregat, con 50 casas. En total, según datos oficiales de la Sareb, los consistorios han comprometido 580 viviendas.

Desde el llamado ‘banco malo’ no tiran la toalla y siguen negociando con los poderes autonómicos y locales. Hay conversaciones avanzadas con Castilla La Mancha, Valencia, Murcia, Madrid y Asturias; mientras que por parte de los consistorios se dialoga con Parla, Móstoles, Valladolid, Getafe, Santander, Valdemoro, Coslada, Pinto, San Fernando de Henares, Zaragoza, Valencia, Alicante y Elche.

De lo que se trata, según ha explicado Echegoyen en los cursos de la APIE, es facilitar “alquileres asequibles” a colectivos que sean especialmente vulnerables para “permitir dentro de nuestras posibilidades que las personas que lo necesiten pueda tener una vivienda digna”.

Hablamos, no lo olvidemos, de viviendas procedentes del 'stock' de los bancos y cajas de ahorros que resultó del estallido de la burbuja inmobiliaria y que las entidades locales pueden ofrecer en alquiler a precios que, en muchos casos, se limitan a abonar los gastos de comunidad. En otros casos, ni eso. 

El presidente de Sareb hace estas manifestaciones días después del cambio de Gobierno y la llegada a la cartera de Economía de Nadia Calviño a quien no conoce todavía, pero a quien estará “encantado” de explicar el trabajo que hace la Sareb, “siempre a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que es nuestro máximo accionista y es el cauce” indicado para hacerlo.

Llega el nuevo Gobierno

Esas explicaciones deberán ser convincentes, sobre todo porque desde el Partido Socialista quieren hacer una auditoría a la gestión de la Sareb para comprobar qué se ha hecho y cuál es el coste real que ha tenido hasta el momento para las arcas públicas. Echegoyen se muestra tranquilo y recuerda que “ninguna compañía ha tenido un seguimiento como el de Sareb”.

A juicio del presidente del ‘banco malo’, sus esfuerzos deben concentrarse en devolver los 51.000 millones de euros que se inyectaron en el momento de su creación. Algo que piensa que “se va a cumplir”, dado que cuando se ha recorrido un tercio de su andadura (su mandato vence en 2027) ya se han devuelto 13.000 millones de euros. Eso sí, lo de lograr algún tipo de beneficio al final del camino ya es otra cosa.

¿Habrá un cambio de estrategia en Sareb con la llegada del nuevo Gobierno? Echegoyen no quiere lanzar las campanas al vuelo, aunque se muestra tranquilo. “Da igual quién esté al frente” y que su objetivo es “trabajar todos los días” por la compañía y sus trabajadores.

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