La recuperación económica es un hecho que casi todos los sectores pueden notar, al menos en lo que a mayor gasto se refiere. En este sentido, todos los indicadores son favorables al consumo en el hogar, pese a la baja tasa de natalidad que limita su crecimiento, por lo que lo hace a un ritmo ralentizado. 

Así, según los datos registrados por la consultora Kantar Worldpanel, cada hogar gastó durante 2017 un promedio de 4.910 euros en sus compras de lo que conocemos como gran consumo; es decir, alimentación, droguería y perfumería. En concreto, un 1% más que el año anterior.

Aunque los españoles están cada vez más preocupados por su alimentación y se decantan por productos de proximidad o que les ayuden a prevenir enfermedades, hay otro sector que no se está viendo tan beneficiado de los cambios en el consumo: el de los perfumes.

En este sentido, al mercado de perfumería e higiene (productos de aseo, cuidado de la piel, cuidado del cabello, cosmética decorativa y perfumes y fragancias) le está costando volver a ser atractivo para los compradores. Al menos, como lo fue una vez. Durante 2017, el consumo de perfumería cayó un 5%. Pero, ¿cuáles son las razones?

Víctima de los jóvenes y las nuevas rutinas

"El mercado de perfumería e higiene cae víctima del mayor control de gasto y rutinas más sencillas, sobre todo en los jóvenes", apunta Rosa Pilar López, Sector Director de Kantar. Dos realidades en las que influyó desde el principio la crisis económica, pero a la que se suma la falta de tiempo de los españoles y los nuevos estilos de vida, en los que se busca la comodidad y la sencillez en las rutinas de higiene.

No en vano, han caído tanto los compradores como el gasto. Mientras el número de compras por individuo se situaba en 17,1 en 2015, esa cifra descendía hasta 16,5 en 2016; algo similar a lo que ocurre con el porcentaje de compradores, que mientras en 2015 era del 87,4% en 2017 era del 86%. Así, en líneas generales, la caída del mercado se debe -casi en la misma proporción- a menos compradores, menor frecuencia de compra y menor precio pagado.

"Los millennials son los que hacen que más caiga la penetración", apuntan desde la consultora. Además, lo que más importa a este perfil de comprador da más importancia a la relación calidad precio, lo que se ubica en segundo lugar para los más adultos.

"Los adultos controlan su gasto y lo hacen a través de una disminución de la frecuencia de compra", apunta López. Así, las compras de este tipo de productos son más dispersas en el tiempo y se procura que el gasto en cada compra sea menor. "La 'marca de calidad' está perdiendo peso", apuntan. De ahí el éxito de compañías como Equivalenza o La Botica de los Perfumes, capaces de imitar fragancias conocidas y ofrecerlas a un precio mucho menor.

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