El Dow Jones Industrial perdió este jueves otros mil puntos y el S&P se dejó un 10% frente a los máximos alcanzados el pasado 26 de enero y de los que el presidente de EEUU, Donald Trump, se había mostrado tan orgulloso.

Sin embargo, más allá de las interpretaciones tremendistas, era una situación razonablemente predecible. Y lo decimos porque al menos dos analistas lo clavaron justo antes de que comenzase la caída.

En CNBC explican que el pasado 26 de enero, en momento de plena euforia, el responsable de estrategia bursátil de Stifel, Barry Bannister, predijo que el selectivo S&P viviría una corrección de al menos el 5%, ya que los bancos centrales endurecerían su política monetaria. Desde entonces, los bonos de referencia a 10 años en EEUU se han cotizado en máximos de cuatro años y se espera que la Reserva Federal suba tipos al menos tres veces este año. Y podrían ser más. Los datos de crecimiento de salarios en EEUU después de un relativo estancamiento transmitían un mensaje sobre la inflación que los inversores interpretaron como una señal clara de corrección

El pasado jueves, el Banco de Inglaterra afirmó que podría incrementar los tipos antes de lo previsto y más de lo previsto a medida que la economía de Reino Unido mejorase.

Pocos días después, el analista de Goldman Sachs Peter Oppenheimer advirtió a sus clientes de que había señales claras de una corrección y que sus clientes deberían prepararse.

“El polvo todavía no se ha aposentado y creo que tanto compradores como vendedores intentan predecir qué es lo que realmente quiere hacer el mercado. Diría que esto seguirá pasando durante las próximas sesiones”, explicaba a Reuters Jonathan Corpina, un responsable de Meridian Equity Partners.

En estas caídas casi todo el mundo ve correcciones debidas a que el mercado se había disparado a niveles de récord una y otra vez sin apenas baches. Un ‘bull market’ de manual sin apenas tropezones difícil de mantener.

Por el momento, en todo caso, es difícil creer que vayamos hacia lo contrario, un ‘bear market’ de pesimismo generalizado. No hablamos de ‘osos’ hasta que vemos una caída del 20% o superior durante varios meses. La última situación de este tipo se vivió hace una década, en plena crisis financiera. Y en ningún caso hablamos de ‘crash’ bursátil hasta que la caída no alcanza el 30%. No parece que vayamos en esa dirección, especialmente porque casi todos los analistas creen que los fundamentales de la economía se mantienen exactamente igual que hasta ahora.

Noticias relacionadas