Estaba cantado. La banca acreedora ha ganado el pulso en la siderúrgica asturiana Duro Felguera. O el presidente y consejero delegado Ángel del Valle se iba o no habría posibilidad alguna de que la empresa pudiera seguir durante un tiempo con su actividad.

Y, claro, a Del Valle, muy a su pesar, no le ha quedado otra que irse, y dejar en el cargo a Acacio Rodríguez, el consejero independiente que sí cuenta con el apoyo de las entidades financieras y que vehiculará, a partir de ahora, las negociaciones para la búsqueda de un socio industrial.

A cambio de la salida de Del Valle, los bancos han aceptado la propuesta planteada por la empresa de reactivar los avales y facilitar financiación por un importe de 31 millones de euros. Un paso ineludible para que la sociedad no quiebre y obtenga margen mientras se aborda la recapitalización de la compañía y la reestructuración de su deuda.

Apartado Del Valle, las entidades financieras ya no supeditarán la liberación de avales a que los actuales accionistas dominantes en Duro -la familia política de Del Valle y la dinastía Arias- asumieran a su costa el 50% de esos 31 millones.

La marca EVO Banco tiene algo más de cinco años de vida y han sido cinco años de sacudidas. La compañía, que nació con 120 oficinas, va a cerrar 39 oficinas y se va a quedar sólo con cinco. El objetivo pasa por despedir a hasta 270 personas y centrarse en la banca digital.

Su consejero delegado, Enrique Tellado, no cree que este cambio de estrategia sea una limpieza que vaya a ser prolegómeno de una venta por parte de Apollo, pero lo cierto es que la entidad ha sufrido cambios dramáticos desde su nacimiento. La compañía salió al mercado con unas oficinas que tenían un horario más amplio que las convencionales, con atractivas remuneraciones y con la posibilidad de sacar dinero gratis de los cajeros.

De eso queda poco. Hoy la compañía vive la misma sequía de intereses que el resto de entidades y arroja una rentabilidad muy pobre, se va a quedar sin apenas sucursales físicas y su modelo de extracción en cajeros obliga a sacar al menos 120 euros en los dispositivos de muchas entidades rivales para no pagar comisiones.

El problema de dejar sólo una oficina en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao tiene, además, una pega importante: pese a su objetivo de depender básicamente de sus aplicaciones, la compañía sólo ofrece por ahora financiación, ya sea hipotecas y préstamos, a través de su canal físico. Del mismo modo, operaciones como subir el límite en una tarjeta de crédito siguen dependiendo de personas. El objetivo de la entidad que preside Jaime Carvajal es el de seguir desarrollando nuevas tecnologías, plantear alianzas con otras empresas o empezar a vender seguros a través de la aplicación de una manera simple. Está por ver si será suficiente.