En un momento en el que las grandes empresas están cambiando su sede fuera de Cataluña, Lidl no quiere moverse hasta que no se modifique el actual "ordenamiento jurídico". Es decir, hasta que no se declare la independencia. La compañía alemana, quinto operador de la distribución en España, aterrizó en Lleida hace 23 años, su primera parada en España.

Hoy, a pesar de la situación política que se vive en la comunidad catalana, Lidl ha determinado que a la compañía no le afecta la "inseguridad jurídica" que otras empresas alegan para salir.

Además, el director general del grupo en España, Claus Grande, continúa apostando por las inversiones en la comunidad. Este mismo mes, se inaugura otro supermercado en Hospitalet de Llobregat, en el que la compañía ha invertido más de medio millón de euros.

La decisión de Lidl ubica a la empresa en el foco de las que están nadando a contracorriente a pesar de los acontecimientos. Quizá esperar implique que luego sea demasiado tarde.

Felipe Benjumea, el expresidente de Abengoa, principal imputado en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por el cobro de una indemnización millonaria de 11 millones tras cesar como presidente de Abengoa, ha buscado una enrevesada defensa jurídica para eludir su responsabilidad en la crisis de la empresa que presidió durante años, y evitar los 5 años de cárcel que pide la Fiscalía.

En su declaración, Benjumea, lejos de reconocer los hechos que se le imputan por administración desleal, urdía una estrategia para tratar de cambiar el foco de la responsabilidad que hubo en la crisis que, entre septiembre y noviembre de 2015, derivaba en la entrada en preconcurso de la multinacional sevillana. El objetivo buscado, que fue Rodrigo Echenique, presidente en España del Banco Santander, el artífice de que finalmente no se produjera la necesaria ampliación de capital para salvar a Abengoa. De no presentar Benjumea pruebas contundentes de que la banca acreedora no quiso ir a esa ampliación, sin antes lograr su cese, su futuro se presenta muy negro.