José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica y Ana Botín, presidenta del Santander

José María Álvarez Pallete, presidente de Telefónica y Ana Botín, presidenta del Santander EFE

Empresas ECONOMÍA DIGITAL

Botín y Pallete reclaman adaptar las leyes europeas para ganar competitividad

Creen que existe talento para afrontar la disrupción tecnológica pero que hacen falta campeones europeos.

22 septiembre, 2017 02:19

Noticias relacionadas

La realidad es tozuda. Si se analiza la evolución de la capitalización de las principales empresas del mundo, se puede comprobar cómo las tecnológicas han pasado a liderar el ranking.

Si hace diez años el Top 3 lo conformaban ExxonMobil, General Electric y Microsoft; hoy Apple, Alphabet y Microsoft lideran la clasificación. Un cambio que demuestra cómo la disrupción digital está provocando un cambio de ciclo, pero también el que ninguna empresa europea estaba, ni está, en esa parte alta

Algo que es preocupación de la Unión Europea y de distintos gobiernos europeos desde hace décadas. Algo que han destacado este jueves la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en la inauguración del I Congreso de Industria Conectada 4.0.

Allí, Botín reclamaba que “Europa necesita campeones tecnológicos” en el nuevo mundo digital. Es decir, compañías tecnológicas que sean capaces de jugar de tú a tú con Facebook, Amazon, Google o Alibaba.

El futuro de la banca

Para ello los 27 deben apostar por la digitalización de su economía, y ser capaces de generar un entorno “lo suficientemente flexible” que se adapte al entorno, pero también que permita a las empresas cambiar. Empezando por la educación y siguiendo por las normativas.

“El entorno debe ayudarnos a competir en igualdad de condiciones”, dijo la presidenta del Santander. Y ponía como ejemplo lo que está ocurriendo en el sector financiero, que puede acabar “inundado por la presencia de compañías americanas y chinas”, ha dicho.

No es de extrañar la advertencia, habida cuenta de que -según EY- entre junio de 2015 y junio de 2016 el gigante asiático invirtió en el sector Fintech 8.800 millones de euros. La mayor cantidad a nivel global en este sector.

Pero es que ese auge puede ser todavía mayor, si se tiene en cuenta que la primera aseguradora online puramente china -Zhong An- cofundada por el multimillonario Jack Ma, planea levantar 1.500 millones de dólares en una OPV, lo que supondría valorar la entidad en 10.000 millones.

A eso hay que sumarle la competencia que tienen las plataformas de pago en proyectos como los de Google, Apple o Samsung.

¿La solución? Si queremos “competir”, decía, se necesita esa flexibilización; sobre todo en las normas porque en nuestro entorno países como Estados Unidos se están adaptando de una forma muy rápida a la evolución tecnológica.

Derechos y obligaciones

Una reflexión que compartía el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, para quien habrá que replantearse también otras cuestiones fundamentales como los “derechos y las obligaciones”. 

"Como se ha hecho toda la vida ya no es la mejor forma de hacerlo", señaló el directivo, que cree firmemente que en España existe el talento para afrontar las modificaciones que deberán producirse al calor de los avances tecnológicos que se avecinan. ¿Un ejemplo? La llegada del 5G, que se estima llegará a nuestras vidas, para cambiarlas, allá allá por 2020.

Esta tecnología elimina la latencia, lo que permite las verdaderas comunicaciones en tiempo real. Ayudará a tener coches autónomos y permitirá que la telemedicina o la tacticidad a través de Internet se produzcan sin retrasos. Una auténtica disrupción que obligará a estudiar nuevas reglamentaciones para adaptarse, explicaba Álvarez Pallete.

De hecho, tanto Botín como Pallete coincidieron en que será necesario apostar por la formación para conseguir acabar con la brecha que se está abriendo entre las empresas y las universidades.

Diagnóstico que también hizo Rosa García, la presidenta de Siemens, para quien “las empresas están obligadas a cambiar, a maximizar la eficiencia de lo que se hace”, porque si no se “perderá el tren”.