Rodrigo Silva-Ramos fue uno de los fundadores de Geeksphone, el primer fabricante español de smartphones y la primera empresa europea en desarrollar terminales Android. Consiguió hitos como trabajar con Telefónica o crear Blackphone junto a la estadounidense Silent Circle para teléfonos securizados, y ahora tiene un nuevo proyecto en el horizonte.

Junto con otros tres veteranos de la industria tecnológica ha puesto en marcha Urvan, una plataforma de servicios de belleza a domicilio que, después de seis meses de implantación en Madrid, prepara su llegada a Valencia y planea extenderse en otras ciudades españolas y, muy pronto, también en el extranjero.

El servicio, que une los términos ‘urbano’ y ‘vanidad’, nació principalmente para atender a ejecutivos ajetreados que quieren cuidar su imagen pero sin tiempo para esperas o para desplazamientos. Sin embargo, pronto dieron un giro y se dieron cuenta de que el público femenino era el más receptivo para este tipo de servicio.

URVAN

“Reservas y pagas por la web, van a tu casa, te hacen el servicio y se van. Además, trabajamos todos los días del año de 6 de la mañana hasta las 12 de la noche”, explica María Valdés, directora de márketing digital de la joven empresa. La profesional se traslada en un Smart corporativo al domicilio del cliente con un ‘trolley’ que se convierte en toda una estación de belleza portátil con su propia sábana para recoger el pelo. “Nuestras profesionales llevan todo el material y dejan todo más recogido de como estaba”, explica Valdés.

Demanda sin cubrir en España

Urvan reconoce que este tipo de servicios están muy instalados en países como Reino Unido, pero que en España había una demanda latente que se está expresando. Cuentan con su propio personal y también trabajan con autónomos. Algunos hacen peluquería y maquillaje, otros manicura, pedicura y depilación; también los hay todoterreno.

En la web, la compañía muestra un dossier con los distintos trabajos de sus profesionales, especialmente de cara a uno de sus servicios más demandados, las bodas. Aunque te pueden cortar el pelo desde 19 euros y apuestan por precios “competitivos”, el paquete premium para novia con manicura, tratamiento facial, peinado y demás tiene un coste para 450 euros. Pero se desplazan al lugar de la ceremonia y ponen todas las facilidades. Tampoco dejan de lado el mundo de las Beauty Party, cada vez más demandadas, eventos de belleza para cuatro o cinco amigas.

Aunque el cambio del público masculino al femenino obligó a cambiar cosas como la imagen y el color de la marca, eso no quiere decir que dejen de hacer servicios para caballeros. Para novios, por ejemplo, también tienen barbería y un producto personalizado.

Una de las profesionales de Urvan en la redacción de El Español. Moeh Atitar

La compañía se felicita del proceso de reserva, que son “cuatro clicks”, y permite elegir el profesional. La más demandada es Yolanda, que lleva en la compañía desde el principio. “Nos la pide todo el mundo, hay gente que prefiere cambiar de día para que sea ella quien atiende”.

La empresa prevé salir de Madrid comenzando por Valencia, que abre el 18 de septiembre, y a continuación tiene previsto Málaga, Sevilla, Barcelona, Bilbao, en principio en eso orden. En enero prevén la expansión internacional y amplía equipo, según Valdés, “todos los días”.

Un abogado, un ingeniero...

Además de Silva-Ramos, detrás de la compañía hay tres directivos más que, como él, viven con Urvan su primera experiencia en una empresa de belleza. 

Ana Gay-Puente, con más de diez años de experiencia en banca de inversión, ha sido socia fundadora de varias empresas tecnológicas y responsable del área de finanzas de Geeksphone y Blackphone.

Diego Tejero, por su parte, es abogado y ha sido asesor también en empresas tecnológicas e industriales. El cuarto, Quique Arranz, es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y ha trabajado como consultor en áreas de transformación digital.

Todo el equipo de Urvan, apunta la compañía, está formado por jóvenes "profesionales, dinámicos y creativos" que han llegado desde el entorno start-up. De ahí que la compañía no tenga sentido sin su web.