Miguel Blesa, a su salida de la prisión Soto del Real en 2013.

Miguel Blesa, a su salida de la prisión Soto del Real en 2013. EFE

Empresas La muerte de Blesa

Todos los chanchullos de Blesa, el "incompetente" aupado por Aznar

La carrera del exbanquero estuvo llena de sombras más allá de las preferentes y las 'black', desde la Torre Foster hasta el obelisco de Calatrava.

21 julio, 2017 03:43

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La condena que recibió en 2013 Miguel Blesa de la Parra, y sus quince días de cárcel, apenas un aperitivo de lo que estaba por llegar, afectaron drásticamente la personalidad del directivo jienense, un hombre que hasta aquel momento se había creído invulnerable. Un sentimiento natural. Con su pelo engominado, sus zapatos de piel con borlas, su amistad con José María Aznar y sin que pareciesen importar ninguna de sus decisiones empresariales, muchas de ellas descabelladas, había logrado desarrollar una carrera sorprendente en todos los sentidos.

En primer lugar, porque su ascenso se produjo sin más méritos objetivos que su amistad con Aznar, sin el cuál no habría llegado a ninguna parte. Dicha camaradería se complementó perfectamente con la fraternidad entre su esposa, María José Portela, Ana Botella, y la esposa de Juan Villalonga, Concha Tallada. Una relación que se enfrió a partir de 2004, cuando Blesa pasó a ser objetivamente más poderoso que Aznar tras su sucesión al frente del PP y cuando se divorció de su mujer.

El juez Elpidio Silva no aceptó en 2013 los motivos de Blesa para comprar el City National Bank de Florida en 2008, ni el precio que se pagó, ni que se trocease la operación para saltarse la autorización de la Comunidad de Madrid. Contra el criterio del fiscal, Silva le envió a Soto del Real, una prisión que no tenía el estigma de “aceleradora de start-ups corruptas” que se ha ido ganando con los años a medida que los condenados influyentes han ido llenando sus celdas.

Ese proceso, visto con los años, parece maldito: Blesa ha terminado años después con un disparo en el pecho y una metafórica letra escarlata en la frente; Elpidio Silva fue condenado a diecisiete años y medio de inhabilitación y terminó en política, sin mucho éxito, y Luis Pineda y Miguel Bernard, de Ausbanc y Manos Limpias, que lideraron la acusación popular, fueron después a la cárcel por la trama en la que extorsionaban a entidades financieras a cambio de retirar acusaciones populares.

Los escándalos de Caja Madrid

Fue el primer presidente de la caja en el siglo XXI, si bien sus manejos eran de lo más tradicionales. Aunque tuvo decisiones discutibles durante todo su mandato, su decisión más lamentable correspondió con factores externos. Con la crisis financiera, a finales de la pasada década, la cerrazón en los mercados financieros y del capital privado le animó a poner en circulación entre pequeños inversores de un producto financiero de alto riesgo diseñado para institucionales. Fueron las preferentes y no fueron las únicas, pero el nombre de Blesa siempre estará asociado a ellas.

“Parece que cuando se habla de algunas personas se omite otras, y creo que el suicidio es algo muy triste que todos debemos lamentar, pero a mí en este momento me viene al recuerdo el suicidio de muchas personas que han sido víctimas de desahucios y de estafa", señalaba este jueves sobre Blesa el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

Quizá uno de los elementos más simbólicos del paso de Blesa por la Caja fue el Obelisco de la Caja, la gigantesca obra de Calatrava que supuso una inversión superior a los 14 millones de euros y que el Ayuntamiento de Madrid tiene apagado y tasado en sólo 100.000. Pocos madrileños han visto el movimiento helicoidal que lo caracteriza porque el mantenimiento de la obra costaba 150.000 euros al año y Madrid no estaba para esas batallas.

El obelisco de Calatrava.

El obelisco de Calatrava. EFE

Luces y sombras con Aznar

En Caja Madrid tuvo uno de los mayores enfrentamientos con Aznar, cuando Blesa, siguiendo el consejo de Rafael Spottorno, entonces director de la Fundación Caja Madrid, se negó en 2008 a comprar por 54 millones la colección del artista Gerardo Rueda.

Según explican Javier Castro-Villacañas y Luis Suárez en su libro El Lobo de Caja Madrid, gestión, lujo y ruina de un depredador financiero, Blesa le propuso a Aznar ser su agente en países como Venezuela, Cuba, Libia y otros donde podía hacer valer sus influencias. De hecho, Aznar llegó a tener un contrato de agencia con la compañía Einsa y contrató a gente para que hiciese el trabajo, como el hermano del yerno de Aznar, Carlos Agag, una información que el expresidente del Gobierno ha negado expresamente.

En un correo electrónico de 2008, Pedro Rodríguez Pla señalaba: "Hablé ayer con el Presidente y me confirmó que empieza a tener estructura. Su primer colaborador va a ser el hermano de su yerno Carlos Agag (...) No te olvides de las cuatro entradas para el Concierto (SIC) de mañana".

En 2012, Blesa había sido llamado a declarar por la concesión de 26,6 millones de euros a Gerardo Díaz Ferrán, expresidente de la CEOE y antiguo consejero suyo en la Caja. Un préstamo que fue concedido a una empresa en quiebra técnica del dueño de Marsans, Air Comet. Más que sospechoso.

La Torre Foster fue otro desastre megalomaníaco. Blesa se gastó en la torre casi un tercio de las plusvalías cosechadas con la venta del 10% de la caja de Endesa. Pagó 878 millones Hoy está valorada en 384, y porque ha vuelto a ser tasada al alza por Bankia.

La torre Foster de Madrid.

La torre Foster de Madrid. EFE

Los pecados de la caja

Un informe de la inspección del banco de España citado por Castro-Villacañas y Suárez señalaba ocho grandes “pecados” de Blesa en la caja. Por un lado, le señalaba como "incompetente e imprudente" al no reaccionar con celeridad al empeoramiento del mercado, al desarrollar desde 2004 acciones comerciales que elevaban el perfil de riesgo. También por otorgar riesgos sin garantía como el de Viajes Marsans, incumplir de forma "sistemática" las circulares del banco, errar de forma constante en los planes de negocio en la caja y sus filiales o por perder cientos de millones con sus compras. Asimismo, le acusaba de no tener comisiones de inversiones y remuneraciones transparentes y se sorprendía por tener una presión del Banco de España "cada vez menor". Y eso que no habían salido todavía los dislates de las tarjetas black que repartió como caramelos durante años.

Tras su salida de Bankia, Blesa se aprovechó de la buena relación establecida con el entonces máximo responsable de la aseguradora, José Manuel Martínez, con quien había sellado en el pasado un pacto para compartir el negocio de bancaseguros y para facilitar la entrada de Caja Madrid en el accionariado, con un 15%. El nuevo presidente, Antonio Huertas, terminó provocando su salida después de su primer ingreso en prisión.

Para Blesa también fue un salvavidas su relación con FCC, una empresa que fue su aliada durante su etapa al frente de la caja. Entre 2006 y 2011 fue consejero independiente de la matriz, por lo que su salida del banco no provocó su salida. En abril de 2012 fue nombrado consejero de la filial de construcción, hasta junio de 2013, antes de su primer ingreso en prisión.

Y otras batallas

Blesa ocupó otros cargos. Había sido apoderado del club de golf La Moraleja hasta mayo de 2008, y fue vicepresidente y consejero de Iberia entre 2000 y 2010 en representación de la caja, que controlaba el 23% de la aerolínea. Pero fue Rato quien vivió la culminación de la fusión entre Iberia y British Airways.

También fue consejero, entre 2002 y 2003, del grupo Dragados, del que tuvo que renunciar después de la compra del 22% de Unión Fenosa por parte de la constructora, ya que Blesa también era consejero del máximo órgano de administración de Endesa.

Y su implicación en Endesa da para otro artículo entero. Dado que Caja Madrid controlaba el 10% de la eléctrica, Blesa fue clave para que no prosperase la OPA de Gas Natural en 2005, en lo que muchos consideraron un movimiento político para frentar la expansión de una empresa catalana, y apoyó indisimuladamente la de E.On.

Blesa decidió irse con casi setenta años cumplidos y tras desarrollar una larga carrera en el cenagal del capitalismo de amiguetes por el que sólo cumplió cinco años de purgatorio. Lo que vendrá después, sólo él lo sabe.