Pensaba Javier García-Carranza, el responsable de las empresas participadas del Banco Santander, que había dado carpetazo a algunos engorrosos temas, como la participación en el capital de Abengoa o la salida fulgurante de la posición acreedora y accionarial en Isolux. Pero no. Como si de un bumerán se tratara, estos y otros expedientes han vuelto a abrirse de par en par para la entidad presidida por Ana Botín tras la compra del Banco Popular.

Además, de la noche a la mañana, también ha visto aumentada el Santander su exposición en algunos de los principales concursos de acreedores en los que el Popular estaba inmerso, como es el caso de la inmobiliaria Reyal Urbis, a punto de entrar en liquidación. Asimismo, también ha incrementado el capital en la Sareb, el banco malo presidido por Jaime Echegoyen.

“Resulta precipitado saber qué va a a pasar con todos estos asuntos. Hace una semana que se produjo todo y resulta muy prematuro comentar nada de lo que pueda suceder. Se están analizando todos los asuntos y ya se verá qué decisión se toma con cada uno”, apuntan fuentes próximas a la entidad financiera presidida por Ana Botín. No obstante, añaden las mismas fuentes, lo lógico sería que se siguiera con la misma estrategia que se había seguido hasta ahora.

Santander suma el 4,576% del Popular en Abengoa

De ser así, más pronto que tarde, el Santander, que acaba convertirse en el principal accionista de la multinacional sevillana Abengoa -al quedarse con el 4,576% del capital que estaba en manos del Banco Popular- volvería a vender esta participación, actualmente valorada en 13 millones de euros.

No obstante, para saber exactamente el capital con el que cuenta el Banco Santander en Abengoa, la ingeniería presidida por Gonzalo Urquijo, habrá que esperar la preceptiva notificación ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). De momento, sigue figurando el Popular como titular de ese porcentaje, pero en cuestión de días cambiará de manos.

Cuando lo haga se conocerá el capital exacto que acredita el Santander en Abengoa. En principio, sería del 7%, al sumar al capital del Popular el 2,41% con el que, supuestamente, se quedó tras desprenderse del 7,28% a principios de abril. Pero, al no estar obligado a realizar notificación alguna a la CNMV al bajar la participación del 3%, es posible que el Santander se hubiera desprendido de la totalidad de las acciones de la multinacional sevillana.

Vuelta a Isolux tras la salida acelerada 

Con la compra del Banco Popular, el Santander también vuelve a convertirse en acreedor de la constructora Isolux, de la que salió de manera acelerada tras decidir su director general, Javier García-Carranza, vender a Goldman Sachs, a precios de saldo, tanto un nominal de 350 millones de euro como el 9,5% del capital de la empresa sevillana de ingeniería.

Una operación que abocó a Isolux a entrar en preconcurso de acreedores, obligando a la constructora presidida por Nemesio Fernández-Cuesta a buscar una solución antes del próximo 4 de agosto para no declararse en quiebra. 

Interés de Goldman Sachs en Isolux

No obstante, como la presencia acreedora del Popular en Isolux es muy minoritaria, la nueva desinversión del Santander no supondrá mayores inconvenientes. Y seguramente, es probable que el propio banco de inversión estadounidense Goldman Sachs fuera de nuevo el comprador. 

Además de retomar estos asuntos sobre empresas que García-Carranza había dejado prácticamente cerrados, con la compra del Banco Popular el Santander ha visto aumentada su presencia en la Sareb, el banco malo presidido por Jaime Echegoyen. Al sumar el 5,6% al 16,62% con el que ya contaba, la participación del Santander en esta sociedad -en la que el Estado ostenta el 49%- queda, a partir de ahora, en el 22,22%.

Inicialmente, el Santander aportaba a la Sareb 207 millones de capital en 2012 y suscribía casi 600 millones de deuda subordinada, mientras que el Popular inyectaba 72 millones y cubría 205 millones del apalancamiento subordinado. No obstante, en mayo de 2016, ante la necesidad de aportar nuevas provisiones y no quedarse sin capital, los accionistas del banco malo, para evitar una ampliación, decidieron convertir en capital 2.170 millones de los 3.600 que habían asumido como deuda subordinada.

Mayor exposición en procesos concursales

Otro ‘daño colateral’ para el Santander tras comprar el Banco Popular se relaciona con el aumento de la exposición acreedora en los números procesos concursales en los que ambas entidades están inmersas. Uno de los más significativos el de Reyal Urbis.

La inmobiliaria presidida por Rafael Santamaría que, tras ver cómo no lograba la adhesión del 75% de los acreedores, está a la espera de que el juez mercantil 6 de Madrid abra la fase final de liquidación, en la que el Santander entrará ahora con 700 millones de pasivo. Los 500 suyos más los 200 que tenía el Popular en la promotora madrileña.

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