“Hoy se está sellando una inversión de 1.200 millones de dólares, lo cual ratifica la confianza mutua entre nuestras empresas, PDVSA y Repsol”. Estas palabras del presidente venezolano, Nicolás Maduro, pronunciadas a principios de octubre, marcaban un antes y un después en las relaciones entre el país latinoamericano y la compañía española a la que desde hace años le sobrevuela el fantasma de expropiación de sus actividades locales.

Maduro valoraba así un acuerdo para inyectar 1.200 millones de dólares (cerca de 1.080 millones de euros) en líneas de financiación de la compañía Petroquiriquire, empresa conjunta entre la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y Repsol, en la que esta última alcanza el 40% del accionariado. Un acuerdo sellado en Caracas por el consejero de la petrolera española, Josu Jon Imaz.

Pero Maduro fue más allá. Agradeció a Repsol su compromiso e indicó, incluso, que pese a las diferencias que ha mantenido en el pasado con España, Venezuela aspira a tener buenas relaciones con el entonces aún presidente en funciones del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Réditos inmediatos

Para Repsol este acuerdo va a tener efectos inmediatos. La energética notará sus frutos antes de que acabe el año. Así lo aseguró este jueves el director general financiero de Repsol, Miguel Martínez, en la conferencia con analistas tras la presentación de resultados de los nueve primeros meses del año. ¿Qué verá? El pacto con PDVSA se traducirá en un aumento de la producción de Repsol en el país y, al mismo tiempo, en garantías de cobro de dividendos en el futuro que podrían ser en ‘especie’, es decir, en forma de crudo, según señalan fuentes del grupo.

Venezuela tampoco ha tenido ningún reparo a la hora de celebrar el acuerdo con Repsol. “Después de unas largas conversaciones (...) Petroquiriquire tiene campos en el oriente y en el occidente de Venezuela (...) está produciendo en la actualidad 30.000 barriles por día. Hemos llegado a un acuerdo de financiamiento para estos campos que nos va a permitir incrementar, prácticamente duplicar, la producción”, recalcó el ministro para Petróleo y Minería de Venezuela, Eulogio del Pino, en la firma de la alianza, que estuvo presidida por el propio Maduro.

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En el caso de la compañía española, este pacto le permite garantizar “los recursos necesarios que permitan el desarrollo futuro del activo con la correspondiente mejora de la producción, resultados y retorno para los accionistas sin el aumento de la exposición de Repsol”, indicaban entonces fuentes de la compañía.

Daño, pero menos

Tranquilidad a futuro que también se traduce en un recorte de la exposición patrimonial de Repsol en Venezuela. Ésta, a 30 de septiembre, se situaba en 2.300 millones de euros, casi un 5% menos que tres meses antes. A 30 de junio, esa misma exposición alcanzaba los 2.414 millones de euros, según los informes de resultados que Repsol remite a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Eso no significa que Venezuela deje de golpe de ser un dolor de cabeza para la compañía presidida por Antonio Brufau. Allí también está sufriendo el golpe de la devaluación de la moneda, que le ha llevado a asumir una provisión de 113 millones de euros hasta septiembre, según señala en el informe de los nueve primeros meses de 2016.

“Venezuela es una economía hiperinflacionaria”, afirma Repsol al supervisor bursátil español. Una inflación que ha pasado del 56,2% en 2013, al 68,5% en 2014 y al 180,9% en 2015. “Durante 2016, el Banco Central de Venezuela no ha publicado oficialmente el dato de inflación acumulada, sin embargo según informes no oficiales, la inflación acumulada a 30 de septiembre de 2016 se estima que asciende al 273,22%”, indica la petrolera. La compañía, en este contexto, mantiene el dólar como moneda en la mayor parte de sus negocios de exploración y producción de hidrocarburos en Venezuela que, principalmente, desarrolla a través de tres compañías participadas Cardón IV, Petroquiriquire y Petrocarabobo.

Ante esta hiperinflación, el Gobierno de Maduro puso en marcha lo que denomina ‘Convenios Cambiarios’ para intentar aflojar la presión sobre su moneda. Y estos también han tenido impacto en las cuentas de Repsol. La petrolera los cifra en 159 millones de euros registrados en los resultados de sus empresas participadas.

Al cierre del último ejercicio, Repsol ya tuvo que registrar en su balance un deterioro de 408 millones de euros de su negocio en Venezuela. Este reflejaba “no solo el descenso de los precios del crudo sino también las incertidumbres asociadas a la situación económica y cambiaria en Venezuela”, argumentó en su informe anual de 2015. “Adicionalmente, se han registrado provisiones por importe de 56 millones de euros por la financiación otorgada a nuestros negocios en Venezuela y otras cuentas por cobrar”, añadió.