Bruselas

En noviembre de 2010, tras años de pesquisas previas, la Comisión Europea abrió su primera investigación formal sobre las prácticas monopolísticas de Google. Seis años después, la guerra entre Bruselas y el gigante informático se acerca a su hora decisiva. Durante la primera quincena de este mes, vencen los plazos para que Google presente su alegato final de defensa en los tres expedientes que hasta ahora le ha abierto el Ejecutivo comunitario.

A partir de ahí, la comisaria de Competencia, la danesa Margrethe Vestager, tendrá que decidir si le impone una sanción récord de hasta el 10% de su volumen de negocios (es decir, de unos 6.700 millones de euros) o busca de nuevo una solución negociada sin multa.

"Creo que Google todavía espera concluir un acuerdo y que a la Comisión le interesaría con el fin de cerrar el caso. Pero todo lo que no sea una enorme multa hará que la Comisión parezca débil, lo que no le conviene tras el brexit", explica a EL ESPAÑOL Christian Bergqvist, profesor de la Universidad de Copenhague especializado en la política de Competencia de la UE.

Tres son los pliegos de cargos que Vestager ha enviado a Google. El primero acusa a la compañía de favorecer sistemáticamente en los resultados de las búsquedas a su servicio de comparación de precios (Google Shopping) frente a sus rivales (el plazo de respuesta vence el 7 de noviembre).

En segundo lugar, la Comisión cree que Google abusa de su posición de dominio en el sistema operativo móvil Android (11 de noviembre). Finalmente, le reprocha tratar de expulsar a sus competidores del mercado de los anuncios vinculados a las búsquedas en su plataforma AdSense for Search (3 de noviembre). Tanto en las búsquedas por Internet como en los sistemas operativos móviles y la publicidad contextual, la cuota de mercado de la compañía en Europa oscila entre el 80% y el 90%.

En cada uno de estos casos, Google pidió a Bruselas más tiempo para revisar los documentos del expediente. Y el Ejecutivo comunitario ha concedido varias prórrogas (hasta cinco para Android, un récord) con el fin de permitirle ejercer plenamente su derecho de defensa, señalan a este periódico fuentes comunitarias. El resultado es que la empresa de Larry Page debe responder ahora simultáneamente a los tres pliegos de cargos.

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El gigante informático ha enviado este jueves las respuestas sobre Google Shopping y AdSense. Dos son sus argumentos centrales de defensa. En primer lugar, la compañía alega que los mercados en cuestión son dinámicos y competitivos y su posición de dominio no es tan fuerte como dice la Comisión: por ejemplo, su servicio de comparación de precios rivaliza con gigantes como Amazon o Ebay. Bruselas considera que pertenecen a mercados distintos. Además, Google sostiene que actúa para beneficiar a los usuarios y no para acabar con sus rivales.

"No podemos estar de acuerdo con un expediente al que le faltan pruebas y que limitaría nuestra capacidad de servir a nuestros usuarios, sólo para satisfacer los intereses de un pequeño número de websites", ha escrito el vicepresidente y asesor legal de Google, Kent Walker, en el blog corporativo de su compañía al anunciar su respuesta a Bruselas. "Pero seguimos comprometidos a trabajar con la Comisión con la esperanza de resolver los problemas planteados", ha agregado.

Represalias de EEUU

La nueva fase en el caso Google coincide con un aumento de la tensión entre Estados Unidos y la Unión Europea por el trato a las multinacionales. El enfrentamiento alcanzó su cota máxima con la sanción de 13.000 millones de euros que Vestager impuso a Apple a finales de agosto en concepto de impuestos atrasados. La administración de Barack Obama le acusa de discriminar a las empresas norteamericanas y favorecer a las europeas.

Tras el castigo a Apple, el departamento de Justicia estadounidense ha amenazado con una sanción récord de hasta 12.400 millones de euros al banco alemán Deutsche Bank por las hipotecas basura, una maniobra que algunos analistas han interpretado como una represalia. Para el eurodiputado del Partit Democrata Català, Ramon Tremosa, especializado en política de Competencia, la amenaza de Washington a las compañías europeas y los riesgos del brexit han vuelto a la Comisión más cauta en las últimas semanas sobre el caso Google.

"La determinación que le veíamos a la comisaria Vestager está un poco parada", explica Tremosa a EL ESPAÑOL. En su última comparecencia en octubre ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Vestager eludió dar ningún plazo para decidir sobre Google y se limitó a decir que es un expediente "de alta prioridad". "Siento como todo el mundo que el trabajo antimonopolio lleve tanto tiempo, pero es un signo de que se está construyendo un caso fuerte", se limitó a señalar. 

"¿Qué es lo más fácil para la comisaria? Tirar la pelota hacia delante. Más tiempo para Google. Decir que le  ha llegado más información y la tiene que analizar. Y es una forma de dilatar el proceso, con lo que Google consolida su posición de dominio y las empresas europeas se desmoralizan y desaparecen", alega el eurodiputado. A su juicio, la solución al caso Google podría retrasarse hasta verano de 2017. Tremosa desaconseja una nueva negociación porque los anteriores intentos han fracasado y significaría "dar marcha atrás".

El anterior comisario de Competencia, Joaquín Almunia, intentó hasta en tres ocasiones entre 2010 y 2014 un acuerdo negociado con Google. En el tercer pacto, que se cerró en febrero de 2014, la compañía se comprometía a cambiar la manera de presentar los resultados de sus búsquedas para no discriminar a sus rivales. "Creo que la nueva propuesta realizada por Google tras conversaciones largas y difíciles puede dar respuesta a las preocupaciones de la Comisión", dijo Almunia entonces.

Pero sus propios colegas comisarios tumbaron el compromiso por considerarlo insuficiente. Nada más sucederle en el cargo, Vestager corrigió el enfoque de Almunia, rompió las negociaciones con Google y le envió el primer pliego de cargos. Pero ahora parece que la comisaria de Competencia empieza a rectificar. La semana pasada se reunió con representantes del gigante del gas ruso Gazprom, al que Bruselas acusa de abuso de posición monopolística, y anunció que tratará de llegar a un acuerdo sin multa. Algo que también había intentado el comisario español y que ella había descartado al principio de su mandato.

Por su parte, Google descarta alcanzar un compromiso o incluso cerrar con Bruselas un gran pacto global que cubra simultáneamente los tres expedientes, explican fuentes de la industria. La peor solución para la compañía sería seguir litigando otros seis años, añaden.

En contraste, los rivales de Google le piden al Ejecutivo comunitario que actúe ya. "La aplicación por parte de la Comisión de las leyes antimonopolio contra Google hará más que cualquier actuación anterior a la hora de fomentar la innovación y dar más opciones a los consumidores", ha escrito Thomas Vinje, el representante de la plataforma FairSearch, que agrupa a empresas como Microsoft, Oracle, Kayak, Expedia o TripAdvisor.

Pero la solución definitiva podría dilatarse mucho más allá de 2017. En caso de multa, Google todavía puede recurrir al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que tarda una medida de dos años en decidir. La justicia europea respaldó las sanciones de Bruselas contra Microsoft, pero ahora está a punto de tumbar la multa de 1.000 millones de euros que le impuso en 2009 a Intel por abuso de posición dominante. El abogado general del TJUE recomendó el pasado 20 de octubre que se estime el recurso de casación de la compañía y en las próximas semanas se conocerá la sentencia final.

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