¿En qué medida es ‘verde’ la electricidad que se produce en España? ¿O es nuclear? El pasado ejercicio fue menos renovable y, al mismo tiempo, también menos nuclear. “Fue un año climatológicamente adverso para las renovables que dependen del clima”, aseguraba este martes Eduardo Montes, presidente de la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa), la patronal del sector, al hacer balance del último ejercicio.

“La hidráulica recortó su producción un 28%; la minihidráulica, un 22% y la eólica, un 5%. “Sin embargo, aumentó tanto el carbón como el gas natural”, apuntó el directivo. “En el mix de producción: el 20% del total fue nuclear, seguida por el carbón muy de cerca. La eólica fue el 17%, el 11%, gas natural; la hidráulica un 9% y la solar un 5%”, enumeró.

Hay que tener en cuenta que en 2015, según explica Unesa en su informe anual, “la mayor contribución a la producción total fue aportada por la generación con energías renovables y residuos con un 36,5%, seguida por la producción térmica mediante combustibles fósiles, con una cuota del 33,1%; la energía nuclear representó el 20,4% de la producción total y la cogeneración y el tratamiento de residuos el 10%”.

El pasado año fue positivo para las eléctricas desde el punto de vista del consumo. Fue la primera vez, desde 2009, que repuntó. “Es la primera vez que, en los últimos años, el consumo eléctrico rompe la tendencia a la baja”, aseguró Montes. Creció un 1,4%, por debajo del crecimiento del PIB (que repuntó un 3,2%). Está lejos porque el consumo eléctrico ya no está ligado al crecimiento. “Hay desacople”, reconoció Montes. Tampoco está ligado a la producción de electricidad en España, que creció más despacio, un 1%.

También fue un año positivo desde el punto de vista de sus resultados. Las empresas que integran Unesa (Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, EDP España y Viesgo) ganaron 2.837 millones de euros durante 2015, un 14% más que en el ejercicio anterior, según los datos que aporta en su memoria anual.

En el caso de las renovables, la evolución climatológica es clave, pues depende de ella. Por eso, la patronal del sector aboga por la nuclear, donde, asegura, las oscilaciones no existen. “La energía nuclear es constante. Tiene más de un 90% de firmeza, puede funcionar sin interrupciones salvo en momentos puntuales”, argumentó Montes, que apuntó que, este año, volverá a suponer un nivel de producción similar. “La energía nuclear es fundamental. Es un 21% pase lo que pase y del resto de energías no puedo decir lo mismo. La energía nuclear es vital para cualquier país”, añadió.  Durante el pasado ejercicio, la producción de energía nuclear se redujo aunque de manera testimonial. Alcanzó los 57.188 millones de kWh en 2015, un 0,2% menos que en el año anterior.

Este 2016, al ser más lluvioso, promete ser diferente. “Hay una elevada producción hidroeléctrica”, aseguró Montes. También es un buen año eólico. Este repunte ‘verde’ va a afectar al carbón, que va a reducirse un 40%, mientras que la renovable crece a un ritmo del 12,5%, según adelantó el responsable de la patronal.

En cuanto a la evolución en sí del sector, la patronal destaca el final del déficit de tarifa. “Se ha consolidado su desaparición, incluso hubo un ligero superávit en 2015. No vemos tampoco déficit en 2016”, señaló Montes. ¿Qué es el déficit de tarifa? Se trata de la diferencia entre lo que cuesta producir electricidad y el precio de la luz. Durante años, se mantuvo una deuda con las eléctricas que, en la práctica han tenido que ir pagando los consumidores y que alcanzó los 3.784 millones de euros en 2011.

Turbinas de energía eólica David Ramos Reuters

El segundo cambio del sector, es que ahora importamos luz en lugar de exportarla porque España, según Unesa, es menos competitiva por los elevados impuestos que soportan las eléctricas. En concreto, durante 2015 se importaron 14.956 millones de kWh y se exportaron 15.089. El principal saldo importador se mantuvo con Francia, que se cifró en 7.324 millones de kWh, un 101,3% más que en 2014.

¿Adiós al bono social?

Uno de los temas más controvertidos del sector eléctrico español durante los años de la crisis ha sido el bono social. Se trata del descuento fijado por el Gobierno para el pequeño consumidor que cumpla determinados requisitos. Por ejemplo, tiene que tener una potencia contratada de más de tres kilovatios, ser pensionista con más de 60 años y pensión mínima o ser familia numerosa, entre otros.

Y las eléctricas no están del todo de acuerdo. “Somos absolutamente sensibles a la pobreza energética. Todas las compañías tenemos acuerdos con ayuntamientos y comunidades autónomas”, apuntó Montes. “Pero España no es un país pobre y hay que redefinir quién tiene derecho de verdad al bono social, que se dirige a colectivos que de verdad lo necesitan y, hoy, no es así. Queremos ver cómo redefinir quién tiene derecho a ese bono social. La definición tiene que venir del regulador”.

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