Vueling, filial de IAG, afronta a un verano caliente más. La operadora de bajo coste vuelve a encarar a una temporada alta con serias dificultades para responder a la demanda. Decenas de vuelos cancelados y retrasados en pleno mes de julio pueden pasar será factura. La compañía se enfrenta a una multa que puede ascender a 4,5 millones de euros y a indemnizaciones millonarias a los afectados.

La compañía, a la que el Ministerio de Fomento le ha exigido un “plan de contingencia” que le permita hacer frente a la demanda, no ofrece cifras exactas de los vuelos afectados. Reclamador, una compañía tecnológica encargada de reclamar a grandes compañías en nombre de consumidores, tiene las suyas. Su base de datos, que bebe de cifras de aeropuertos, consultoras y otras fuentes, apunta: hasta el mediodía de este lunes se habían producido 121 retrasos de más de tres horas y 63 cancelaciones.

Las cifras de 2015 de Reclamador son concluyentes: fue la aerolínea con más retrasos durante el último verano con 968.000 personas afectadas.

“Si estimamos que por cada avión hay una media de 180 viajeros, estaríamos hablando de más de 33.000 viajeros afectados”, Pablo Rabanal, consejero delegado de la tecnológica. Eso representa una quinta parte de la cifra que se produjo durante todo el verano pasado. “Puede ser mucho peor que el verano pasado”, advierte.

Sanción e indemnizaciones

Según la Ley de Seguridad Aérea, la compañía podría enfrentarse a una sanción que podría ir de 250.000 euros a 4,5 millones de euros, al tratarse de infracciones muy graves. ¿Es mucho dinero? En relación con todo su negocio, se trata de cantidades muy bajas. “El Ministerio de Fomento en España es el más proteccionista con las aerolíneas de Europa”, apunta Rabanal.

La multa representaría sólo una parte del coste económico que deberían abordar, pues hay otro que tiene que ver con las potenciales indemnizaciones a los consumidores. Desde Reclamador estiman: si, de media, cada cliente recibe 300 euros por cada queja, sólo en estos días la ‘factura’ total para esos 33.000 afectados ascendería a más de 9 millones de euros.

Una crisis que viene de lejos

Lo que está sucediendo este verano en el cuartel general de Vueling era esperado en la cúpula. No es, ni mucho menos, una novedad. Las cifras de 2015 de Reclamador son concluyentes: fue la aerolínea con más retrasos durante el último verano, con 968.00 personas afectadas, de los que 145.000 son pasajeros cuya afección es susceptible de reclamación.

Finalmente, ha asegurado que en Vueling se "está haciendo el máximo esfuerzo para que esta situación no vuelva a repetirse". "Estamos completamente enfocados en revertir esta situación", añadió Sánchez-Prieto.

Personal de facturación de Vueling atiende a los viajeros en el Aeropuerto de El Prat Alberto Estevez Efe

¿Hizo daño a la línea de flotación de su negocio? Si se consultan las cifras de facturación, no ha habido especial daño. Mientras el beneficio se resintió ligeramente hasta los 95 millones (tres millones menos), las ventas netas superaron los 1.900 millones de euros, un 14% más que un año antes.

Más allá de los resultados del año pasado, se podría pensar que estos retrasos están haciendo mella en la contratación de los servicios de Vueling. Las agencias consultadas por EL ESPAÑOL confirman que no ha habido una caída en las ventas de billetes de Vueling. “No se ha percibido nada relevante, ni un desvío de compras hacia otra aerolínea”, apuntan fuentes de Atrápalo. Desde Destinia, confirman que aún es pronto para evaluar si hay un impacto importante y reconocen que durante el pasado fin de semana el nivel de ventas ha sido similar al de otras ocasiones.

El negocio de las 'low-cost'

En 2005, este segmento de bajo coste sumó 15,3 millones de pasajeros, lo que suponía una cuota del 29,7% de toda la cuota del total, según las cifras del Instituto de Turismo de España (Turespaña). Easyjet (21,2%) y Ryanair (20,9%) se repartían casi la mitad de toda la actividad del sector. Más de una década después, en mayo de 2016, la cuota de mercado era del 49,7%, veinte puntos porcentuales respecto al año anterior.

En este crecimiento exponencial no sólo ha tenido que ver el cambio cultural y de consumo entre los turistas. También hay algo más: las subvenciones públicas que muchas administraciones autonómicas, provinciales y locales pusieron sobre la mesa para mantener la actividad en sus aeropuertos y la actividad de las aerolíneas.

El mercado de aerolíneas en España. Patricia López

Las ‘low cost’ fueron beneficiarias de una parte destacada de los 250 millones de euros que, según un estudio de Competencia, se inyectaron entre 2007 y 2011 en ayudas directas. El objetivo: lanzar nuevas rutas o mantener las ya existentes. Ryanair y Vueling fueron dos de las cuatro compañías que más fondos públicos recibieron.

Esas ayudas estuvieron sobre la mesa de la Comisión Europea y en 2013 pusieron límites. “No deben usarse para producir solapamientos o crear un exceso de capacidad”, apuntaba el entonces vicepresidente de Competencia, Joaquín Almunia.

Y esas cifras se han trasladado a unas cuentas de resultados que han ido engordándose sistemáticamente en los últimos años. La misma Vueling, hoy bajo el paraguas de IAG, es el mejor ejemplo. En 2008, cuatro años después de arrancar sus operaciones, sumaba unos ingresos de 437 millones de euros y un beneficio neto de 8,5 millones. El pasado año, el volumen de negocio ascendió a 1.932 millones (4,5 veces más) y las ganancias sumaron 95 millones (12 veces más).

En el caso de Ryanair, en total durante el pasado ejercicio concluido el 31 de marzo sumaron 6.500 millones de euros de ingresos, un 16% más que un año antes, con un beneficio neto de 1.559 millones, frente a los 866 registrados un año antes.

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