El desempleo juvenil es una de las mayores preocupaciones de la sociedad española. Desde la crisis económica de 2008, la cifra del paro entre los jóvenes menores de 25 años se sitúa por encima del 30% y, a pesar de que los niveles generales de desempleo tienden a la baja, los jóvenes no encuentran su espacio en el mercado laboral. Los últimos datos del INE, de septiembre de este año, colocan la tasa de paro juvenil en el 32,8%. 

La amplia formación de los jóvenes -el 41% tiene un título universitario o de grado superior- contrasta con la falta de experiencia laboral que, como consecuencia del alargamiento del período de formación, ha terminado por convertirse en uno de los principales obstáculos a la hora de encontrar un empleo en nuestro país. Así, con el objetivo de promover la entrada de los jóvenes en el mercado laboral, la Cámara de Comercio puso en marcha en 2015 el Programa Integral de Cualificación y Empleo (PICE), mediante el que se pretende acercar a jóvenes y empresas para crear un ecosistema que fomente la contratación. Desde entonces, más de 5.700 jóvenes han conseguido un trabajo.

Para las empresas

Las empresas pueden optar a una ayuda a la contratación dotada de 4.950 euros por cada contrato formalizado -con una duración mínima de 6 meses- a través de este programa. Federico José Pérez, director de una pequeña empresa de audiovisuales en Tenerife (Producciones Ibora), se inscribió hace unos meses en PICE ya que, explica, él es el único trabajador en su empresa, “pero en ciertos momentos, cuando el trabajo se acumula, empecé a incorporar a trabajadores freelance por días, semanas…”, sin embargo, se trataba de apoyos puntuales, así que cuando “me enteré de las ayudas que la Cámara de Comercio estaba dando para la contratación, fui, me informé y me concedieron la ayuda”. 

Federico, como autónomo, conoce bien las dificultades de tener una pequeña empresa. Es un trabajo “que va por temporadas, a veces tienes mucho trabajo, luego el verano es un poco más flojo y tienes que tirar de gente solo para una semana… depende del momento”. Gracias al programa de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, ahora cuenta con la ayuda de una joven que se formó con él durante dos meses y que ya se encuentra en la empresa de forma fija

Este programa, y las ayudas concedidas, suponen un gran beneficio para las pequeñas y medianas empresas “y más para un autónomo”, señala el tinerfeño. “A mí el contratar a una sola persona me supone un montón de dinero, porque ya somos el doble de personal y supone un desembolso bastante importante”. Por ello, aunque la dotación “no da para cubrir todo el sueldo, es un alivio”. 

“Como es un trabajo que no tiene unas entradas fijas, tienes miedo de contratar a una persona y que en ese tiempo no tengas tanto trabajo y no puedas abonarle las nóminas o pagar la seguridad social. Con esta ayuda por lo menos no estoy solo y tengo un apoyo para la empresa”, añade Federico.

Para los jóvenes

Por otro lado, el Programa PICE ofrece a los solicitantes un Plan de Capacitación que preparará a los jóvenes para su inserción en el mercado laboral. Se trata de un itinerario formativo en el que se pone a disposición de los alumnos formación troncal en competencias digitales (TICs), empleabilidad, habilidades sociales e idiomas y formación específica mediante que pueden obtener certificados de profesionalidad, formación en emprendimiento y competencias específicas según el puesto de trabajo.  

El programa va dirigido a jóvenes de entre 16 y 29 años que se encuentren en situación de desempleo y que no participen en otras actividades educativas. Comprende un total de 150 horas de formación durante las cuales un tutor de seguimiento acompaña a los alumnos orientándoles hacia la trayectoria profesional más acorde a sus intereses y habilidades.  

El PICE también cuenta con un Plan de Movilidad diseñado para fomentar la empleabilidad de los jóvenes en Europa mediante un periodo de prácticas o contratos laborales en países de la Unión Europea. Además, como parte de este programa, también se ofrece a los participantes formación en competencias lingüísticas y profesionales para facilitar la inmersión en el país de destino. 

Para muchos jóvenes, iniciativas como estas suponen una primera incursión en el mercado laboral. Ha sido el caso de la persona que trabaja con Federico en Producciones Ibora: “Ella está contenta porque es el primer contrato más o menos largo que ha tenido. Eso le supone adquirir experiencia laboral que le puede servir para entrar en otro sitio y un aprendizaje. Yo pienso que es positivo para todas las partes, tanto para la empresa como para el trabajador”.