Los cambios que la revolución tecnológica lleva aparejados va a dejar tras de sí un mercado laboral completamente nuevo en el futuro. Las nuevas herramientas permitirán la creación de nuevos puestos de trabajo. Pero también traerán cambios en muchos de los puestos actuales, algo que requerirá de un fuerte cambio de mentalidad, actitud y habilidades de los trabajadores.

Esto hará necesario que los trabajadores de hoy (y sobre todo los del mañana) tengan claro que “la formación es lo que subyace en un momento como este”. Así lo dice Antonio Ortega, consejero ejecutivo y director general de Personas, Medios y Tecnología de Bankia, para quien en todo este proceso habrá que “desaprender muchas cosas que nos llevaron al éxito”.

Todo ese proceso será el que consiga hacer que los trabajadores del ahora puedan ser los trabajadores del mañana. Y es que para Pilar Pons, directora general de RRHH de IBM, “la disrupción tecnológica está transformando por completo los skills de los empleados con los que trabajamos”.

Una transformación que requiere el compromiso de empresas y trabajadores, para aceptar que “nuestro desarrollo profesional no coexistirá con estar en la zona de confort. Para evolucionar habrá que salir de ella”, sentencia. Un análisis en el que coinciden el resto de expertos que participaron en el ciclo de encuentros Aegingnomics, en el que se buscan oportunidades en la economía del envejecimiento, organizado por Mapfre y Deusto Business School.

La empresa también cambia 

Dentro de ese proceso de reposicionamiento personal, las empresas jugarán un papel esencial. Tendrán que ayudar al reciclaje de sus trabajadores, pero también adaptarse a los nuevos requerimientos de los empleados y hábitos de trabajo. Como explica Elena Sanz, directora general de RRHH de Mapfre, hacen falta también “cambios culturales en comportamientos de las corporaciones, espacios más abiertos y colaborativos, así como nuevas metodologías más ágiles que lleven a trabajar de una manera diferente”.

Una absoluta disrupción que implica además el trabajo de lidiar con la presencia de dos tipos de empleados en la compañía: analógicos y digitales. Es decir, aquellos que pertenecen a la generación millennial y aquellos que son mayores de cuarenta años. Ese es uno de los grandes retos, sobre todo para hacer que puedan vivir en plena armonía. Para ello, los ponentes abogaron por tratar de hacer entender en todo momento que la experiencia es un grado.

En cualquier caso, el responsable de talento de Bankia sí envía un mensaje de optimismo para los más veteranos: “Lo que hay que hacer es aspirar a crecer profesionalmente, con una dimensión totalmente distinta”.

Los cambios legislativos

Sin embargo, y dado que la formación será pilar fundamental de la nueva empleabilidad, será vital que haya también cambios legislativos que fomenten la apuesta por la educación. Así, por ejemplo, el abogado Íñigo Sagardoy, apuesta por permitir un año de excedencia para poder aumentar las habilidades profesionales, algo que hasta ahora no puede hacerse con la ley española.

“Hay tendencias que son difíciles de romper. Sobre todo si hablamos de temas legislativos, de negociación con los sindicatos, etc. Si no entendemos que el nuevo mercado laboral requiere una dinámica distinta, nos adelantarán”, dice el abogado. Y es que Sagardoy dice ser “pesimista porque el cambio nos cuesta mucho aceptarlo”.

Durante el debate también estuvo presente el profesor de ICADE, Luis Garvía, quien apostó por enviar un mensaje de optimismo ante todos los cambios que se avecinan. Y es que, a su juicio, tenemos más acceso al conocimiento que nunca, y la oportunidad de acabar de una vez por todas con el concepto de “discapacitado”.

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