La sociedad ha cambiado sus hábitos de consumo. Conceptos como el de propiedad parecen carecer de valor. Y es que, el mismísimo sociólogo polaco Zygmunt Bauman previó con su concepto de "modernidad líquida" lo que sucedería en el mundo del motor y la movilidad: poco a poco la gente no quiere un coche para siempre.



Las "realidades sólidas", como indicaba el pensador, han quedado en la profundidad del siglo XX. Ahora se impone lo efímero, lo nuevo, lo provisional. De ahí que conceptos como el carsharing, leasing, alquiler por horas o carpooling sean una nueva realidad en el transporte para personas.



Además, hay que añadir que estas opciones tienen un menor impacto sobre el medio ambiente. Una cuestión que grandes ciudades como Madrid o Barcelona tienen marcado en rojo dentro de sus agendas. Por si fuera poco, avances como el coche autónomo supondrán un descenso en la siniestralidad, y si sumamos que las principales urbes no están sabiendo adaptar su transporte público a las necesidades de la ciudadanía, surge la pregunta: ¿tener un coche en propiedad es necesario?



COMPARTIR DE MÚLTIPLES MANERAS



Dentro de la amalgama de posibilidades que hay para poner en duda la necesidad de un coche en propiedad, existen algunas que están de moda. Por ejemplo, el carsharing; es decir, utilizar un coche por horas dentro de una ciudad y, una vez hecho el servicio, dejarlo de nuevo en la calle. Además, respetando el medio ambiente, dado que las nuevas compañías que están llegando a este segmento lo hacen siempre con 'coches verdes' no contaminantes.

El carsharing es una opción más.



Aunque no se trata de algo nuevo. Desde hace ya varios años diversas empresas, a través de internet o aplicaciones móviles, permiten la reserva de coches para ser utilizados durante ciertas horas. Algunas, incluso, permitiendo viajes de largo recorrido durante un par de días. La diferencia entre ambas modalidades radica en las zonas donde aparcar, si son privadas o públicas; y los diferentes modelos de vehículos disponibles.



Otra opción, que se podría incluir como economía colaborativa, es el alquiler del vehículo a personas particulares. Hay gente que apenas usa el coche entre semana, de este modo y a través de una 'app' puede anunciar su coche. Así, alguien dispone de un vehículo, pero sin tener que comprarlo.



Por último, y totalmente compartido, desde hace algunos años -para trayectos largos- han surgido diferentes plataformas digitales que conectan a las personas para ir en el mismo coche y, de este modo, dividir los gastos de gasolina. El término concreto es carpooling, y lo que pretende, aparte del ahorro, es tener una buena experiencia de transporte en un vehículo particular, pero nuevamente sin tener que ser en propiedad.



MÉTODOS TRADICIONALES



¿Cómo estrenar coche sin tener que comprarlo? El leasing lleva siendo la respuesta desde hace tiempo. Se trata de una forma de alquiler temporal de un vehículo, con opción a compra, en el que cada usuario se hace cargo del producto. Después, generalmente dos años, si quiere puede comprarlo, con un precio más bajo que en el mercado, o "estrenar" otro alquiler.



Aunque la forma por excelencia de transporte en vehículo particular no estando en propiedad es el taxi. Pero ahora existen opciones de acceder al mismo servicio, pero de manera conectada. Un ejemplo son las aplicaciones de reservas, bien de las gremiales de los taxistas o de compañías que han desarrollado un negocio paralelo firmando acuerdo con los conductores. De este modo, se puede reservar un taxi de manera sencilla a través del móvil.

Taxis madrileños libres.



Y también en formato muy tecnológico, han surgido empresas con conductor privado con licencias VTC que, a través del smartphone, permiten tener un coche con chofer para desplazamientos dentro de la ciudad.



EL ALQUILER, OTRA INTERESANTE ALTERNATIVA



Como se puede comprobar, existen múltiples formas de poder disponer de un coche, casi propio, pero sin tener que comprarlo. Otro ejemplo es el alquiler. Para un día, para varios o de cualquier tipo de gama, lo que nos abre un abanico de opciones difíciles de encontrar en otras plataformas. Aquí hay empresas como Sixt que dispone de una importante flota de vehículos.

El eléctrico BMW i8 es uno de los coches que nos ofrece Sixt.

Además, y como cada usuario tiene unas exigencias personales, la compañía de alquiler ofrece gran variedad de vehículos con diferentes precios y prestaciones. Incluso, también posee coches eléctricos, como el ya icónico BMW i8, y, para los clientes con otras necesidades, cuentan con marcas de gama alta y de lujo. De esta forma, buscan -sin la necesidad de compra- que cualquier persona pueda poseer el coche oportuno en cada momento.

El impacto que produce un vehículo de Sixt se refleja en su última campaña publicitaria. Los ojos inocentes de una niña no dan respuesta a qué hacer después de hurgarse la nariz. Un coche de gama alta, nuevo, provoca esa sensación: incredulidad ante la posibilidad de estrenar vehículo de lujo pero sin la necesidad de tener que comprar en propiedad.