“If you want it you're gonna bleed but it's the price you pay” Axl W Rose



Los datos de China han apoyado a las bolsas al mostrar un crecimiento del PIB en línea con lo estimado y los precios industriales han vuelto a una tendencia positiva en septiembre, el primer cambio de tendencia positivo desde 2012, aunque sea extremadamente modesto. Esto apoya la tesis de una recuperación de la inflación a pesar de la ralentización del crecimiento que hemos comentado en esta columna (lean).

China ha aumentado su deuda en 4,5 billones en doce meses, más que Estados Unidos, Japón y la Unión Europea juntos.



¿Por qué? China ha sido un factor esencial en la subida y posterior desplome de la inflación global (lean) al haber generado una demanda marginal desproporcionada durante el periodo 2001-2008 acompañado de enorme sobrecapacidad y bajadas de precios vía intento de exportar más posteriormente. Actualmente, 16 países que suman el 55% del PIB global están mostrando la preocupante tendencia de subida de expectativas de inflación y bajada de estimaciones de crecimiento, según Morgan Stanley. Sin embargo, esa supuesta estabilización en China viene acompañada del mayor aumento de deuda nunca visto a nivel global. China ha aumentado su deuda en 4,5 billones en doce meses, más que Estados Unidos, Japón y la Unión Europea juntos.



Esa bomba de relojería de sostener el PIB a base de disparar el endeudamiento tiene un doble riesgo. El aumento del endeudamiento viene fundamentalmente del sector inmobiliario y las infraestructuras. El primero ya supone la mayor burbuja de la historia, reconocido por el propio millonario chino Wang Jianlin, y nos muestra señales que cualquier español reconocerá. Prestamos concedidos sin ningún control, endeudamiento para gastos corrientes y deuda para cubrir vencimientos de otros préstamos bajo el mantra de que “las casas nunca bajan”.

Los precios en ciudades como Shanghai han subido un 30% en doce meses. El segundo, la fiebre de infraestructiras, es igualmente preocupante. Decenas de miles de millones en dólares gastados en proyectos innecesarios y sin rentabilidad económica real ni necesidad evidente en un país que ya tiene una sobrecapacidad cercana al 40%. La mala asignación de capital en la economía china no es una excepción, es la norma.

Según Capital Economics y Goldman Sachs, más del 65% de los préstamos que se originan van a sectores de baja productividad con rentabilidad económica muy baja o dudosa. Y las regiones y gobiernos locales no tienen la menor intención de parar el circulo vicioso.

El problema de todo esto es que ha quedado claro que el gobierno chino se ha rendido y ha abandonado sus promesas de “cambio de modelo” para multiplicar los desequilibrios.

Por eso, los analistas temen que el repunte de los precios industriales, al haber sido causado por una orgía de deuda, se corrija en el primer trimestre de 2017 abruptamente al aparecer mayor sobrecapacidad y caída de la utilización.

La fe en que todo se solucionará porque lo decida un comité nos muestra hasta qué punto nos creemos el mantra de que la planificación central lo arregla todo. Y no nos damos cuenta de que siempre ocurre lo mismo. Muy pocos gobiernos limitan o paran la mala asignación de capital, porque son los primeros beneficiados de que se perpetúe. Ningún miembro del comité central chino le dirá que necesitan cuatro veces más deuda para generar una unidad de PIB que hace ocho años. Pero esos desequilibrios que se están acumulando son, probablemente, de los más peligrosos.

Como ya comentamos aquí, la construcción de infraestructuras sin control ni necesidad real no solo no apoya el crecimiento, sino que lo limita. Y la deuda que deja detrás va a ser muy difícil de pagar, aunque se devalúe el Yuan aún más. Según Moody´s la capacidad de repago de deuda se ha reducido a niveles de 2006 y el montante de préstamos de difícil cobro se dispara. Ya ha alcanzado un máximo no visto en una década. Ustedes me dirán que es una cantidad -1,8%- ínfima sobre el total prestado, pero no solo la tendencia es preocupante, sino que muchos afirman que la cifra real es muy superior, ya que casi ningún banco chino considera los préstamos a entidades estatales como de riesgo.



Los elementos positivos de la economía china se mantienen. El consumo crece a doble digito, la clase media aumenta, los sectores no estatales mejoran la productividad nacional, y el elemento demográfico juega a su favor. Pero los desequilibrios acumulados en alto endeudamiento, sobrecapacidad y pobre asignación de capital no se suplen ni enmascaran con esos incuestionables elementos positivos. Por un par de puntos de PIB se corre el peligro de muchos años de ralentización. Que se haya doblado la apuesta por la burbuja endeudada en vez de atacar con firmeza los excesos, seguramente hará sufrir a la economía china, y con ella al resto del mundo.



No, esta vez no es diferente. Es igual que siempre que se infla la burbuja vía deuda.