¡Es la economía, estúpido! El mantra que hizo célebre la Administración Clinton en los años 90 ha sobrevolado este miércoles el Congreso de los Diputados. El presidente en funciones, Mariano Rajoy, ha cumplido con el guión previsto y ha levantado la bandera del miedo a un descarrilamiento de la recuperación económica como principal argumento para defender su investidura como líder de un nuevo gobierno.



“No exagero ni un ápice si digo que la actual inestabilidad política se está convirtiendo en un riesgo para nuestra economía. Hay motivos de alabanza para nuestra salida de la crisis. Se está creando empleo a ritmo de medio millón de empleos anuales. España sigue siendo el país que más crecer entre los grandes el doble que la media europea”, espetó a los parlamentarios en su discurso de candidatura a la investidura.

Rajoy centró ese riesgo en la pérdida de confianza económica que tanto ha costado levantar al país, en referencia al capítulo de financiación a través de la emisión de deuda en los mercados o la consecución del rescate financiero europeo en 2012. El presidente omitió, eso sí, referencias al ingente endeudamiento de España, que ha elevado la deuda pública, que se ha elevado durante su presidencia un 50%, hasta los 1,1 billones de euros y ha superado la histórica cota del 100% del PIB. Durante su mandato, España se ha endeudado en más de 360.000 millones de euros adicionales que habrá que repagar y refinanciar.



“Todo tiene un límite. Está en juego la piedra angular de nuestro bienestar: la confianza. Hemos acumulado un buen caudal de confianza que se ha traducido en inversiones. Cuesta mucho conquistarla, pero poco perderla después de los titánicos esfuerzos que han hecho los españoles. Tienen derecho a exigir que sus representantes no malogren sus esfuerzos (...) Esta es la razón más importante por la que he aceptado el encargo del rey para formar gobierno. La economía se vería lesionada por la prolongación de la incertidumbre, un daño objetivo que hay que evitar”, dijo Rajoy en la sede parlamentaria.



Rajoy se jactó de que el actual Ejecutivo “no ha escatimado esfuerzos para minimizar los daños que la situación de interinidad” puede provocar en los españoles, la administración y los presupuestos de autonomías y entes locales si no se hubiera renegociado el objetivo de déficit con Bruselas. “Pasase lo que pasase, autonomías y entes locales han podido actualizar sus objetivos de déficit”. También apuntó que las claves de la salida de la recuperación se han apoyado en la capacidad del Estado para responder a sus pagos.



En España, más de 14 millones de personas reciben algún tipo de prestación pública. El 63% del gasto pública sea social, esto incluye las pensiones. “Son aquellos que trabajan y cotizan a la Seguridad Social y pagan impuestos quienes sostienen la Seguridad Social. Esto depende de la creación de empleo y de perseverar en las políticas que nos han llevado a crear medio millón de empleos”, aseguró. "Hoy cada nuevo pensionista se ve compensado con la entrada de seis nuevos cotizantes en el sistema". Tendió la mano al resto de partidos para reformar y fortalecer el sistema de pensiones, que en su opinión es, junto a la educación, la base de su política social.

En otro orden de cosas, Rajoy defendió la necesidad urgente de no romper el ciclo presupuestario. El presidente asignó un rol principal para la economía española de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). “Representan el 43% de la riqueza que somos capaces de generar cada año. Es mi obligación cumplir con los compromisos como controlar el déficit público porque es lo mejor para España. La estabilidad presupuestaria debe respetarse desde el gobierno y tenerse en cuenta en el parlamento”, concluyó.