“Los contratos son esenciales para el funcionamiento de las sociedades modernas”, comienza el documento de la Real Academia Sueca de Ciencias que justifica la concesión del Premio de Ciencias Económicas (conocido vulgarmente como ‘Nobel de Economía’) a Oliver Hart y Bengt Holmström. Sin duda, los contratos y el derecho de propiedad son los elementos básicos de toda economía. Sin ellos, no hay forma de poner en marcha los intercambios de bienes y servicios que la constituyen.

Nos pasamos la vida cerrando contratos. “¿A qué hora te paso a buscar?”, es la primera parte de la suscripción de un pacto. La economía se basa en millones de estos acuerdos. Importa que sean libres y justos y que no descarguen en otros el riesgo de las malas decisiones (riesgo moral). El galardón de este año tiene la virtud de premiar las aportaciones a la Teoría de los Contratos de estos economistas que podríamos llamar "contractualistas empíricos".

Un mundo relacional

El mundo moderno -no sólo los economistas- ha girado hace mucho tiempo desde prestarle la máxima atención a los protagonistas de una relación (por ejemplo, ¿cómo reacciona el receptor de un mensaje?) a centrarse en las formas cambiantes que adquiere el vínculo y los efectos que esto tiene. El ‘efecto red’, donde el consumo de una persona influye en la utilidad de otras (por ejemplo, cada vez que Whatsapp suma un usuario más, la utilidad de los que pueden comunicarse con ese usuario aumenta), es un buen ejemplo de cómo las relaciones han pasado a ser tan importantes como quiénes las mantienen.

Los contratos son exactamente la materialización de las relaciones. Por lo tanto, en un mundo que tiende a ser cada vez más relacional, son mucho más importantes.

Hay muchos tipos de contratos, pero el campo de estudio más promisorio es el de los contratos incompletos. Un contrato completo es, grosso modo, la adquisición de un bien existente, bien definido, como un coche o un kilo de manzanas. Un contrato incompleto, que es en el ámbito en el que investigan Hart y Holmström, es un contrato que por su complejidad o incertidumbre contiene zonas de sombra o cabos sueltos. La compra de la próxima cosecha de olivas de una finca a un precio cerrado sería un contrato incompleto. Puede suceder que la cosecha, por razones climatológicas, sea la mitad que la anterior o que gracias a un cambio tecnológico la producción se duplique.

Diseño de remuneraciones

Sus estudios han sido clave para los contratos de seguros que deben resolver el conflicto entre los incentivos y el aseguramiento. Esta es la razón por la que un seguro no devuelve el 100% del valor de reposición de un bien, sino su valor venal, para que la gente no acepte alegremente que su casa se incendie o su coche quede destruido.

Holmström (Helsinki, 1949) también ha reflexionado mucho en cómo trasladar estas ideas a los contratos de trabajo. Desgraciadamente no siempre es fácil evaluar la aportación de un empleado. Hay cosas que son complicadas de medir. En sus trabajos, Holmström descubrió por ejemplo que mientras más difícil fuera de medir el impacto de un ejecutivo en su empresa menos debía vincularse su remuneración a los resultados de ésta. Sus ideas han sido fundamentales para definir los esquemas retributivos de empleos como los profesores, donde hay actividades casi imposibles de evaluar (como su capacidad para fomentar la creatividad de los alumnos). Las famosas stock options y los bonos podrían ser resultado de sus investigaciones.

¿Gestión pública o privada?

La aportación de Hart (Londres, 1948) se produjo en los años 1980 cuando propuso que una manera de mejorar los contratos incompletos era incluir una cláusula definiendo cuál de las partes tendría el derecho a decidir en caso de desacuerdo. Para Hart, la parte que es capaz de crear más valor añadido debía detentar este derecho. De sus estudios salió la constatación de que si bien en un primer momento el emprendedor debe tener el control total de su compañía, sólo debe mantenerlo mientras sea capaz de mantener un buen rendimiento y cederlo a los nuevos inversores cuando empiecen a advertirse signos de deterioro.

La teoría de los contratos incompletos tuvo una gran importancia en el sector financiero. Pero también en definir marcos para la innovación o el emprendimiento. Los trabajos de Hart también han contribuido a señalar quién debe prestar ciertos servicios públicos. No hay un norma general que diga que un servicio público debe ser prestado únicamente por el Estado o por privados, pero hay casos en los que un modelo funciona mejor que otro. Uno de sus trabajos de 1997 fue clave para detener el proceso de privatización de las prisiones en EEUU al demostrar que los incentivos para la reducción de costes entraban en conflicto con la calidad del servicio.