Berlín

A pesar de ser las diez de la noche, la sede berlinesa de Coriant, una empresa de telecomunicaciones afincada en Múnich (sur de Alemania) y Naperville (EEUU), tenía el miércoles sus oficinas abiertas. La inmensa mayoría de los empleados descansa. Pero Gert todavía no puede. Él y un puñado de responsables de la empresa presentaron las instalaciones de su compañía en Berlín a varias decenas de participantes de la quinta edición de la “Larga Noche de la Industria”, un evento dedicado a acercar los actores de la reputada industria germana a quienes viven en el país.

 

En la cita participaron una veintena de empresas del sector industrial presentes en Berlín. Entre ellas destacan el conglomerado tecnológico Siemens, el fabricante de coches BMW, la compañía dedicada a la tecnología de la información y la defensa Thales, la farmacéutica Sanofi o Stromnetz Berlin, la firma responsable de la red eléctrica en la capital germana. Todas abrieron sus puertas a los interesados en participar esta particular “noche de puertas abiertas”.

 

Por eso desde las ocho de la tarde hasta pasada las diez de la noche, Gert expone en tono didáctico todos y cada uno de los pasos con los que se generan los productos de Coriant. Esta compañía se identifica con unos mil millones de euros anuales en beneficios. Emplea a unas 4.000 personas en todo el mundo, 400 de ellas en Berlín.

Instalaciones de Coriant. Salvador Martínez

Normalmente, los empleados de Coriant trabajan en dos turnos, de seis de la mañana a dos de la tarde y de dos de la tarde a diez de la noche. Estos horarios –que pueden incluir un tercer turno en caso de necesidad, de diez de la noche a seis de la mañana–, son, sobre todo, para los trabajadores del taller. Gert puede organizarse el día como quiere, al igual que Michael, el compañero que le asiste en la visita guiada. Ambos decidieron participar en la “Larga Noche de la Industria” por iniciativa propia.

 

AUTOPISTAS DE LA INFORMACIÓN

 

Michael explica de forma sencilla a qué se dedica Coriant. “Hacemos autopistas para la información, capaces de unir, por ejemplo, Dublín con Londres por tierra y mar”, asegura. “Fabricamos todo lo que hace falta para que exista Internet pero que no se ve”, añade. Esta noche, sin embargo, los participantes de la visita pueden observar cómo se levantan las torres que sirven para montar redes y transportar datos ingentemente.

Instalaciones de Coriant. Salvador Martínez

“Aquí se produce alta tecnología, normalmente, otras empresas tiene todas las máquinas en otros países, en regiones como Asia, pero nosotros aquí estamos consiguiendo sobrevivir, y hacemos todo lo posible para que esta tecnología se produzca aquí, en Alemania”, comenta Michael. Para él, esa es razón suficiente para abrir las puertas a los interesados en saber más sobre la industria.

 

Tenemos láseres que duran hasta 25 años, mientras que los domésticos no suelen durar más de diez

 

La mayoría de los visitantes se muestran permanentemente interesados. Aprenden hasta cuestiones de orden organizativo en Coriant, como, por ejemplo, que la mano de obra de la empresa está dividida, mitad y mitad, en trabajadores de los talleres y empleados de oficina. En el paseo por los talleres de esta firma se responden a preguntas sencillas como cuánto tiempo de vida tiene un láser como los que aquí se emplean. “Tenemos láseres que duran hasta 25 años, mientras que los domésticos no suelen durar más de diez”, explica Gert.

 

Las instalaciones berlinesas de Coriant están situadas en Siemenstadt, barrio perteneciente al distrito del Spandau, al noroeste de la capital germana. El nombre del lugar donde se levantan los talleres y oficinas de la compañía da buena cuenta de cómo ha estado ligada esta empresa a Siemens, uno de los bastiones de la industria germana cuyos orígenes datan de mediados del siglo XIX. De hecho, Coriant surgió en 2013, al constituirse de forma independiente a partir de Nokia Siemens Networks, ahora llamada Nokia Networks, una filial de Nokia, la multinacional finlandesa de la información y las telecomunicaciones que en su día estuvo asociada al conglomerado industrial germano.

Instalaciones de Coriant. Salvador Martínez

En el edificio berlinés de Coriant, construido a principios del siglo pasado, hay un paternoster, la versión decimonónica del ascensor actual. Subir en él es una de las atracciones de la visita a esta empresa dedicada a la innovación tecnológica. Puede resultar paradójico que esta tecnología caída en desuso tenga sitio en las instalaciones de Coriant, que también dispone de ascensores normales. Pero aquí defienden al 'paternoster' por “ser muy eficiente, pues apenas consume energía”.

 

Queremos que la gente tenga la oportunidad de vivir la industria, porque normalmente la gente va con más facilidad a los museos

 

Mijaíl, uno de los asistentes a la visita, ha venido con su mujer. Ambos pueden conocer ahora la empresa que da trabajo a su hija, quien también se ha unido a la actividad turístico-industrial. “Siempre nos está hablando de lo que hace y de lo que ve aquí, así que hemos aprovechado la oportunidad para verlo de primera mano”, comenta este empresario berlinés de 53 años y cuyos padres fueron empleados de Siemens en Siemenstadt.

 

Según recuerda Mijaíl, hace ya tiempo que Berlín se está orientando al sector servicios en detrimento de su industria tradicional. En Alemania, el sector industrial representa casi el 26% del PIB, una proporción superior al 20% con el que se identifica en Francia o Estados Unidos. En este sentido, la “Larga Noche de la Industria” sirve para dar cuenta de cómo resiste la producción industrial en Berlín y, en realidad, en toda Alemania, pues el evento se desarrolla, durante todo el año, en una docena de regiones germanas.

 

“Queremos que la gente tenga la oportunidad de vivir la industria, porque normalmente la gente va con más facilidad a los museos, porque, claro, a una zona industrial es más difícil entrar, pues hay que organizarlo, pero con esta iniciativa se puede hacer”, explica a EL ESPAÑOL Jürgen Henke, organizador del evento. En Berlín, la cita suele superar con creces los 1.000 participantes, una cifra que también parece haberse superado este año. “Por su parte, las empresas participan en el evento porque quieren darse a conocer, y que se les conozca es importante para la buena relación entre habitantes de la ciudad y la industria”, abunda Henke a las afueras de la Universidad Técnica (TU) de Berlín.

 

Hay que llevar la industria al centro de la sociedad, para que se hable del significado de la industria y para que se acepten así los proyectos del futuro

 

Allí tuvo lugar en la “Larga Noche de la Industria” un debate público en el que se escuchó decir al secretario de Estado alemán para la Economía y la Energía, el socialdemócrata Matthias Machning, que hay que “llevar la industria al centro de la sociedad, para que se hable del significado de la industria y para que se acepten así los proyectos del futuro”. Precisamente el campus de la TU, presentaba en la tarde del miércoles un público más heterogéneo de lo habitual.

 

“Las cosas técnicas siempre me interesaron, me saqué el carné de conducir a los 16 y luego trabajé como asistente en un centro médico”, afirma Renate, de 66 años y participante en la “Larga Noche de la Industria”. Habla tras haber hecho una prueba al volante de un proyecto de una startup austríaca que pretende poner la realidad virtual al servicio de autoescuelas. “Yo quiero ver cómo ha evolucionado el sector”, dice por su parte Ralf, un octogenario jubilado que siempre trabajó en el sector de la construcción. Ralf espera a las puertas del edificio principal de la TU.

 

Desde allí salió el miércoles la veintena de autobuses con los interesados en saber más sobre la industria de su ciudad. El destino de cada autocar fue la sede de dos empresas, visitadas durante dos horas cada una.

 

500 TONELADAS ANUALES DE BASURA

 

Quienes pasearon por los talleres de Coriant también pudieron ver por dentro cómo se trabaja en uno de los centros de tratamiento de basuras de Berliner Stadtreinigung (BSR, por sus siglas alemanas). Esta empresa, que emplea a algo más de 5.000 personas, es una de las más grandes de Alemania de su sector.

Instalaciones de BSR. Salvador Martínez

Britta, empleada del Gobierno de la ciudad-estado de Berlín, está encantada con esta visita. “Ha sido muy interesante mirar entre los bastidores de BSR”, afirma esta joven de 31 años. Por su parte, Thomas Klöckner, portavoz de la compañía y encargado de presentar la empresa en sus instalaciones del distrito de Spandau, manifiesta “estar muy contento por poder dirigirse a sus clientes”.

 

En Spandau, BSR trata 500 toneladas anuales de basura. Buena parte de ellas se queman y se emplean para generar vapor de agua con el que una empresa anexa produce energía. Con este tipo de técnicas BSR contribuye a la producción de hasta un 12% de la energía eléctrica que necesitan al año los algo más de dos millones de hogares berlineses. Sólo en las instalaciones de Spandau se cubre un 5% de ese consumo energético de las familias que viven en Berlín

Gafas de realidad virtual. Salvador Martínez

SBR genera unos 500 millones de euros anuales, procedentes de la venta de ese vapor, de lo que pagan los berlineses por sus servicios y de las cerca de doce toneladas de metal que separa del resto de deshechos para luego venderlo. En las tareas de separación, los berlineses ayudan en buena medida a esta compañía. Cada edificio y casa de Berlín dispone de contenedores para plástico, papel, basura biodegradable y basura normal. También los hay dotados de espacios para los tres tipos de vidrio.

 

Esto, sobre todo, es algo que encanta al departamento de marketing

 

Aún así, en Spandau también hay tareas de separado, como esa de la que resulta la montaña de metal de unos tres metros de alto a la que se acerca Jens Peitan, responsable de las instalaciones. “¿A qué nadie sabe qué es esto?”, pregunta a los asistentes, tomando un oxidado trozo de metal del enorme amasijo de hierros. “¡Un motor!”, exclama no habiendo encontrado respuesta.

 

Peitan muestra con visible buen humor el lugar donde trabaja. Pero no oculta tener otras preocupaciones. “Yo hago esto porque tengo que trabajar, esto sobre todo es algo que encanta al departamento de marketing”, dice camino a la montaña de metal. Luego, entre risas, despide a los primeros visitantes de la tarde. Son casi las ocho. En la planta de BSR de Spandau se trabaja día y noche.

Noticias relacionadas