Mario Conde vuelve a estar en el ojo del huracán. El idolatrado banquero, luego encarcelado, ha sido detenido este lunes por la Guardia Civil acusado de blanqueo de capitales tras la afloración de 5,4 millones de euros procedentes, en su mayoría, de comisiones cobradas durante su etapa en Banesto entre los años 80 y 90. La Operación Fénix, como se bautizado el operativo, ha supuesto la detención de siete personas, entre ellas, Conde y sus hijos, tras el rastreo de cuentas en Suiza.

La caída de Banco Español de Crédito (Banesto) en 1993 escenificó el punto álgido de la crisis y recesión española de principios de los 90, con dos devaluaciones de la peseta incluidas. La intervención realizada por el Banco de España (BdE), el 28 de diciembre de aquel año, cayó como una bomba en el sistema financiero español como lo hizo la de CCM, CAM y Bankia entre 2009 y 2012.

Salvando las distancias y el tiempo que ha llovido desde entonces, el coste estimado de aquella toma de control se situó en los 500.000 millones de pesetas. Fueron el equivalente a unos 3.000 millones de euros, o más de 5.100 millones si se actualiza la cifra con la inflación desde entonces. Aquella cifra fue el agujero contable detectado por el Banco de España en la entidad financiera, que por entonces buscaba capital extranjero (JPMorgan) para recapitalizarse y poder seguir adelante.

Luis Ángel Rojo, gobernador del BdE, frenó aquello planes y ordenó a los inspectores del Banco de España su entrada en Banesto el Día de los Inocentes de 1993. No fue una inocentada. Rojo, en coordinación con el ministro de Economía, Pedro Solbes, así como de un comité bancario formado, entre otros, por el Santander, BBV, Central e Hispanoamericano, derribó al entonces mediático banquero y puso el frente a Alfredo Sáenz, que acabaría siendo años después la mano derecha de Emilio Botín.

Tras sanear la entidad, el BdE la subastó y Banesto acabó en manos del Santander de Emilio Botín tan sólo unos meses después por 313.000 millones de pesetas (unos 1.800 millones de euros), que inició con aquella operación su imparable crecimiento a base de adquisiciones hasta convertirse en el mayor banco español, primero, y de Europa, después. Tanto Rojo como Sáenz acabarían trabajando para Botín en el Santander tiempo después como consejero y consejero delegado, respectivamente.

Banquero, encarcelado

El presidente de Banesto, Mario Conde, fue acusado de mala gestión, aunque no sería detenido hasta diciembre de 1994 tras su paso por el Congreso de los Diputados para explicar lo sucedido con la caída del banco y la crisis en que sumió a las empresas participadas por Banesto. El siguiente tropezón fue Argentia Trust, que supuso el pago de 600 millones de pesetas (unos 3,2 millones de euros o 6,2 millones ajustando al IPC hasta hoy) por parte del banco por informes

La detención Conde, golpeó a la opinión pública de entonces tanto o más que los recientes procesos contra banqueros como Miguel Blesa, expresidente de Caja Madrid, o de Rodrigo Rato, exvicepresidente del Gobierno y exgerente del FMI. Conde representó durante su etapa al frente de Banesto a una nueva generación española y también a la cultura del pelotazo.

Sin embargo, en 1994 ingresó por primera vez en prisión, de manera preventiva, de donde salió un mes más tarde tras pagar una fianza de unos 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros, o 31 millones actualizando esa renta hasta el IPC actual).

Cuatro años más tarde volvió a la cárcel, donde permaneció otros 17 meses. En 2000, seis años después de ser destituido, Conde fue condenado a diez años de prisión por su gestión al frente del banco. Dos años más tarde, el Tribunal Supremo duplicó esa pena hasta los 20 años, aunque en 2009 salió definitivamente de prisión.

Puso al país contra las cuerdas

Tasa de morosidad de la banca española.

Hasta las intervenciones de Caja Castilla-La Mancha, Cajasur, CAM, Caixa Catalunya, Banco de Valencia o Bankia (Caja Madrid y Bancaja), la toma de control de urgencia de Banesto se convirtió durante lustros en la gran mancha del sistema financiero español, después de escapar a los controles regulatorios hasta que la situación se hizo insostenible y se colocó al borde de la quiebra.

Desde los máximos históricos alcanzados a finales de 2013 en el 13,62%, el porcentaje de morosidad de la banca se ha reducido en 3,5 puntos. Pese a esta reducción, desde una perspectiva histórica, la morosidad todavía se mantiene por encima de los niveles alcanzados con la intervención de Banesto en 1993 en el 8,93%, que entonces representaban un volumen de fallidos de apenas 23.625 millones.

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