La economía sigue siendo el punto débil de Podemos. Y Pablo Iglesias lo sabe. En la negociación a tres bandas celebrada en la tarde del jueves 7 entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos, Nacho Álvarez y Carolina Bescansa presentaron las 20 medidas que constituyen su mejor oferta de pacto. De pronto, Iglesias cortó el debate y dirigiéndose directamente a Luis Garicano preguntó:

-¿Me gustaría que Luis dijera qué le ha parecido la parte económica?

"Me parece que tenemos una concepción radicalmente distinta de lo que España necesita", contestó el economista, según narran varios testigos. Y acto seguido explicó que el país tiene una serie de problemas a corto plazo, con una situación presupuestaria compleja, con un fuerte endeudamiento público y con incertidumbres importantes como el Brexit y su propia falta de gobierno y que a medio plazo encara problemas de productividad, demográficos y de crecimiento muy importantes. "Gastar 60.000 millones adicionales no resuelve ninguno de esos problemas".

La falta de credibilidad de sus propuestas económicas ha sido un lastre para Podemos desde su nacimiento, cuando redactó aquel programa syrizo que presentaron a las europeas de 2014. En él quedó clara su propensión al gasto, su disposición a subordinar el derecho de propiedad a objetivos políticos y, quizá el peor error de todos, su deseo de declarar "ilegítima" parte de la deuda pública.

Con posterioridad, Iglesias y los suyos buscaron su Varoufakis, pero no lo encontraron. Incluso el líder de Podemos se tragó las críticas que había formulado contra el economista de la salud Vicenç Navarro y le fichó junto al profesor granadino Juan Torres López para que redactaran un programa económico creíble. Pero la operación no cuajó. Las prisas por realizar una serie de anuncios propagandísticos que carecían de un mínimo análisis, los alejaron. Navarro les improvisó en una conferencia de prensa un inexistente "derecho al crédito" que caducó a las pocas horas. La falta de un economista de renombre permitió que Nacho Álvarez, doctor en Economía por la Complutense y profesor en Valladolid, que había estado en Podemos desde el primer momento, acabara por imponerse como economista de cabecera.

Álvarez ha llevado el peso del programa de Podemos. El ex ministro Miguel Sebastián lo tuvo como alumno en la Complutense y habla bien de él. Una figura que ha llamado la atención en el Congreso es Segundo González García, diputado de Podemos por Asturias. Con sólo 28 años es licenciado en Economía y Periodismo por la Universidad Carlos III y es el responsable de Finanzas y Transparencia de Podemos. "Es muy listo", dijo un alto cargo.

Pese a sus credenciales, el programa de Podemos ha dejado en evidencia varios errores en los planteamientos de sus jóvenes autores. Ignoran los efectos depresivos que sobre la actividad económica puede producir una vuelta de tuerca sobre los impuestos, su modelo no contempla los shocks de confianza que pueden registrarse entre los agentes económicos a raíz de sus propuestas, su comprensión de los multiplicadores keynesianos no considera el hecho de que una vez que se retiran los estímulos se vuelve al nivel anterior, y, por último, un gasto adicional de 60.000 millones (originalmente 96.000 millones), es decir 6 puntos del PIB, acabaría con la estabilidad presupuestaria.

-Este plan descuadra totalmente el déficit- se les reprochó.

-No incrementa el déficit- respondieron con firmeza.

-Sí lo hace- les replicaron.

-Bueno, no tanto- replicaron sin convicción y pasaron a otra cosa.