Pasados los consabidos 100 días de luna de miel con el electorado, el gobierno del presidente liberal Mauricio Macri ha comunicado este viernes un auténtico sincericidio para el bolsillo de los argentinos: las tarifas de los servicios públicos se disparan nada menos que hasta un 700%.

El incremento de las facturas será de 400% a 700% en electricidad; 375%, agua; 300%, gas; 180%, telefonía fija; 100% buses y trenes; 66%, metro; 20%, gasolina (acumulado este año) en la mega polis Buenos Aires, donde vive casi un tercio de la población total del país.

Las tarifas estuvieron subsidiadas por el Estado para todos los habitantes de Buenos Aires -sin distinción entre niveles de ingresos ni barrios- durante los últimos 12 años de gobiernos peronistas del matrimonio Kirchner, que pregonaban esa política como de "inclusión social".

La electricidad, más barata que un café

Así, por ejemplo, un apartamento unipersonal en la capital argentina paga apenas 35 pesos (2 euros) por la factura de electricidad, menos de lo que se abona por un café en el bar. O un billete de autobús sale a partir de 3 pesos (0,17 céntimos de euro).

"La luz, el agua y el gas eran 'gratis'" porque sus valores "estaban pisados artificialmente" con los subsidios, dijo Macri. Y admitió que el tarifazo es "una etapa de ordenamiento y a veces duele" pero consideró que "tenemos que ir a un sistema que diga la verdad, porque sino no vamos a crecer".

Para la vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, hubo "un atraso de locura" en las tarifas por la "demagogia y populismo" de los gobiernos Kirchner. "El Estado se ha desbarrancado absolutamente en sus cuentas públicas y no tiene posibilidad de seguir sustentando los subsidios", confió.

El ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, sostuvo que "esto había que hacerlo". E intentó quitar dramatismo a las subidas con el argumento de que "fuimos muy explícitos durante la campaña" al anticipar que las tarifas iban a subir y, agregó, "eso nos da autoridad".

Controversia en el Gobierno

Sin embargo no todos comparten esa idea dentro del Gobierno. La diputada Elisa Carrió, aliada central de Macri en la coalición gobernante, disparó: "No comparto ajustes brutales de agua, gas, transporte en medio de tan alta inflación, no se puede ahogar a la sociedad que nos apoya en el cambio".

El tarifazo seguramente actuará como 'echar gasolina al fuego' en el problema de la inflación, que en el primer trimestre del año ya acumula 11% de subida y de seguir a este ritmo se perfila hacia un 40% anual, según cálculos de economistas privados.

Sin embargo, Macri prometió que a partir de lo que denomina "ordenamiento económico" llevado adelante por su Gobierno, la inflación se irá ralentizando durante el segundo semestre de este año: "Va a estar más cerca del 1% mensual que de los niveles que tiene hoy".

Las centrales obreras no confían en que sea así y se alarman ante la disparada de las tarifas y los precios, que se suman a la ola de despidos en el Estado y las empresas. Se calcula que ya han ido al paro -sin subsidio-o más de 100 mil trabajadores y contratados.

"La luna de miel con el gobierno de Macri se acabó", anunciaron los sindicalistas Pablo y Facundo Moyano, hijos del titular de la peronista CGT, Hugo Moyano. Sin embargo, las principales centrales obreras, de momento, no convocaron a la huelga y sólo amenazaron con realizar marchas callejeras.

También desde la central Unión Industrial Argentina (UIA) se alertó que muchas pequeñas empresas "están entrando en situación de crisis por el impacto de esos aumentos de tarifas y por la caída de la producción". "Se pueden perder muy rápidamente entre 100 y 200 mil puestos de trabajo", avisó.

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