Una persona sin hogar reza mientras espera asistencia.

Una persona sin hogar reza mientras espera asistencia. Spencer Platt/Getty Images

Economía Desigualdad

En busca del 1% más rico: el reto de medir la desigualdad en el mundo en cinco gráficos

El aumento de la desigualdad a raíz de la crisis financiera que se inició entre 2007 y 2008 se ha colocado en el centro del debate.

18 enero, 2016 10:04
Antonio Delgado Nicolás Pérez Luis Sevillano

“Es probable que no me conozcas pero yo, como tú, formo parte del 0,01%, soy un orgulloso capitalista”. Nick Hanauer, empresario estadounidense fundador o inversor en más de una treintena de compañías, el hombre que vendió aQuantive a Microsoft por 6.400 millones de dólares y una de las primeras fortunas que invirtió en Amazon, escribía en el verano de 2014 un artículo en Politico.com dirigido a sus “compañeros multimillonarios”.

Reconocía ser uno de los suyos, alguien “con una vida que el otro 99,99% de los americanos no podrían ni siquiera imaginar. Numerosas casas, mi propio avión, etc. Ya sabéis de qué hablo”, comentaba con complicidad. El artículo no era un regodeo en su nivel de vida derivado de su riqueza, al contrario, pretendía señalar el absurdo de acumular riqueza cuando ya no te puedes comprar ni una camisa más al año. Se trataba de una advertencia. “¿Qué veo ahora en el futuro? Veo horcas (…) Vendrán a por nosotros”, decía, porque el problema no es la desigualdad, que ha existido siempre, sino el nivel que está alcanzando y que no para de crecer. “A menos que cambiemos nuestras políticas radicalmente, la clase media desaparecerá, volveremos a la Francia de finales del XVIII. Antes de la revolución”.  

Oxfam Intermón ha presentado este lunes, en vísperas del Foro Económico Mundial que se celebra en Davos (Suiza), su informe anual sobre desigualdad en el mundo. Según sus conclusiones, sólo 62 personas poseían en 2015 -en 2010, eran 388 personas- la misma riqueza que 3.500 millones de personas (la mitad más pobre). Las ONGs quieren arrojar luz para poner el foco en las políticas de austeridad que han impulsado algunos gobiernos como España y mostrar que todo es cuestión de prioridades. La desigualdad es evitable.

La desigualdad y su aumento a raíz de la crisis financiera que se inició entre 2007 y 2008 se han colocado en el centro del debate. El problema es que su estudio es complicado. No hay mediciones homogéneas, no es raro encontrarse informes que mezclen niveles de ingresos anuales con patrimonio acumulado y cada país tiene un grado diferente de calidad en la información. Sin embargo, esto no ha evitado que se creen corrientes de pensamiento defendidas y atacadas con entusiasmo parecido como la del francés Thomas Piketty, autor de El capital en el siglo XXI o las que defiende el Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Desde bancos como Credit Suisse a instituciones transnacionales como la OCDE afrontan estudios con diferentes focos para saber qué está pasando con el nivel de desigualdad. Cuánto tiene el 1% privilegiado y cuánto el resto.

Si la existencia de la clase media y su crecimiento suponen avances hacia una mayor igualdad y una menor polarización de la riqueza, lo contrario significa ahondar en la desigualdad. Según Credit Suisse en su informe Global Wealth Databook 2015, la crisis financiera ha tenido un claro impacto en el tamaño de la clase media. Mientras todas las regiones del mundo contribuyeron a su crecimiento entre 2000 y 2007, con un incremento de 267 millones de adultos, prácticamente todas las regiones redujeron el número de adultos que formaban parte de la clase media entre los años 2007 y 2008, los del comienzo de la crisis financiera, cuando el número cayó en 102 millones. A partir de ese momento, el comportamiento ha variado según las regiones. Solo en Norteamérica se han recuperado las cifras previas a la crisis de largo. En Europa, África y América Latina el tamaño de la clase media no ha hecho sino bajar desde 2008, con cierta tendencia a recuperarse en África y América Latina pero no en Europa.  

Riqueza en España

Desde el 2000, el grupo de población española con menos recursos no sólo no ha conseguido aumentar su riqueza, sino que se le han acumulado las deudas. El patrimonio de 5 millones de españoles a principio de siglo se contaba en negativo: las cuentas entre lo que poseían y lo que debían se saldaba con unos -1.200 dólares. En 2015, esta cifra alcanzó los -2.500 dólares.

A pesar de que la riqueza total en España disminuyó durante el pasado año, los que la poseen siguen siendo una minoría, según los datos presentados por Credit Suisse. Una décima parte de los españoles ostenta más de la mitad de todo el patrimonio que tiene la población.

Un estudio de la OCDE presentado en diciembre arroja luz sobre el perfil de los más ricos en Europa. El 1% de la población más rica en España se corresponde con el perfil de un hombre entre 40 y 49 años, con estudios superiores que trabaja en sectores financieros, salud o atención social.

El crecimiento de la riqueza de la población en España se produce a un ritmo sostenido, es decir, aumenta la cantidad total, pero el porcentaje se mantiene. Este fenómeno se produce en todos los grupos de la población, excepto en el sector más necesitado.

Según Susana Ruiz, responsable de Justicia Social de Oxfam Intermón, “no hay nada que frene la concentración de riqueza”. Aunque en términos absolutos el valor de las posesiones de los más pudientes bajó levemente, porcentualmente siguen acaparando más de la mitad de total. “Esta tendencia se podría frenar con un sistema fiscal mejor, grabando más el capital, las herencias… Si no lo haces, no pones ningún desincentivo”.

Otro dato a tener en cuenta es la variación de la riqueza entre las clases medias y altas. El número de personas con una riqueza por encima de los 100.000 dólares (91.400 euros) en España ha disminuido un 20,8% entre 2010 y 2015 mientras que los españoles que tiene una riqueza por encima de un millón de dólares ha aumentado un 94,4%.

En comparación con el resto de Europa, “España es el segundo país donde más ha crecido la distancia entre el 20% más pobre y el 20% más rico”, advierte Ruiz. Para abordar este problema, la catedrática del Departamento de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Alicante e investigadora de la Ivie, Carmen Herrero, considera que hace falta una gestión más eficiente de lo público y una recaudación de impuestos más eficiente. “Hay mucho fraude fiscal y no se persigue eficientemente”, afirma Herrero.

Aumenta el riesgo de pobreza en España

La Encuesta de Condiciones de Vida del INE, refleja que la población en riesgo de pobreza o exclusión social es del 29,2% de la población, lo que supone un aumento de 4,5 puntos porcentuales respecto a 2009. Por rango de edades, la tasa crece por encima del 35% para los menores de 16 años y entre 16 y 29 años. Sin embargo, cae entre los mayores de 65 años. Esto es debido a que las pensiones de los jubilados se han mantenido estables mientras que los ingresos han descendido.

El desempleo es uno de los factores más agravantes. El trabajo precario y las rentas bajas avivan la brecha de la riqueza. “El problema de este país es el desempleo de larga duración, sumado a la cantidad de jóvenes que a pesar de estar formados no pueden acceder a un trabajo”, dice Herrero.

La pirámide de la riqueza en el mundo

Las encuestas nacionales de riqueza no excluyen expresamente a los llamados ricos (personas con una riqueza superior a un millón de dólares) ni a los ultrarricos (con más de 50 millones), pero su escaso número sobre el total hace que en las muestras tiendan a estar infrarrepresentados y también su volumen de riqueza. Credit Suisse utiliza las encuestas de riqueza y las completa con la que considera la mejor compilación de datos de la parte más privilegiada de la pirámide económica, la lista Forbes, a pesar de tener sus deficiencias como poner especial foco en la riqueza financiera y sobre todo en la tenencia de acciones de sociedades cotizadas (por un claro motivo de facilidad de medición) y mucho menos en la riqueza inmobiliaria o los activos suntuarios como los yates. Depura la lista eliminando aquellos países con un número muy escaso de milmillonarios o aquellos que llevan menos de cinco años en la lista y le aplica aproximaciones en base al principio de Pareto (que simplificando viene a decir que si el 20% de la población tiene el 80% de la riqueza, el 80% de la población tiene que ser propietario del 20% de la riqueza restante).

El resultado final resulta en una pirámide que divide a los adultos en cuatro tramos de riqueza: los que tienen menos de 10.000 dólares, entre 10.000 y 100.000, entre 100.000 y un millón y por encima de un millón.

La distribución de la población por rangos de riqueza muestra las diferencias entre países en lo que a desigualdad se refiere. Así potencias emergentes como Brasil, concentra el 75,9% en el rango de riqueza más bajo. En países más avanzados, el porcentaje es más homogéneo, como Austria, Dinamarca, Finlandia o Alemania.

En España, la mayor parte de la población se concentra en el segundo bloque de menos riqueza, algo muy similar a lo que ocurre en Grecia y Portugal.