Es una vía alternativa de inversión, más allá del capital riesgo. No adquiere una participación de una empresa, ni tiene entre sus dianas a startups tecnológicas. Su inversión, que se parece más a una donación, sirve como soporte para que grupos de investigación y cátedras de centros puedan invertir para llevar a cabo sus proyectos. El grupo asegurador AXA ha invertido más de 10 millones de euros en España a través de esta fórmula. Y su última incursión, con más de 1,7 millones de desembolso, tiene por objetivo poner una barrera casi infranqueable ante los ataques de hackers en la Red a través del cifrado cuántico de las comunicaciones.

El destinatario es el Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona. Y el líder del grupo de investigación es el experto Antonio Acín. Su reto es mayúsculo: avanzar en la protección de las comunicaciones de internet a través de protocolos de criptografía cuántica.

Esos sistemas estarían basados en dispositivos cuánticos, de tal manera que se convertirían en casi imposible de hackear. "Abordar los ciberriesgos y la seguridad de la información es algo muy importante para nosotros, las aseguradoras, pero también para muchas grandes empresas", explica Ulrike Decoene, responsable del fondo de inversión, quien pone un ejemplo sobre su preocupación: "Nuestro CEO siempre dice que el único riesgo que le impide dormir por las noches es éste".

Los 1,7 millones de euros se inyectarán, al igual que los otros ocho millones que han desembolsado en España, a través de una modalidad de financiación diferente a la subvención. Es un apadrinamiento, a través del cual el grupo aporta un capital "que no se puede tocar" y que permite incluirlo en el balance para poder abordar inversiones con las que llevar a cabo las investigaciones.

Pero, ¿por qué una inversión como ésta? "Como aseguradora necesitamos que la ciencia se centre en los riesgos, que se están volviendo más complejos y están cambiando mucho por el impacto tecnológico, la longevidad o el cambio climático", explica Decoene. Se centran en los riesgos climáticos, socioeconómicos y sanitarios.

Los proyectos en España

Con esta fórmula, en España han invertido 10 millones de euros desde que en 2008 arrancara el fondo con la inversión en un proyecto en la Escuela Económica de Toulusse (Francia), liderado por el hoy premio Nobel Jean Tirole. Cuentan con dos modalidades distintas. La más destacada es la cátedra (reciben una inyección de entre 800.000 y 2,5 millones de euros). La otra es el posdoctorado (130.000 euros para dos años).

Para el primer fondo, que arrancó en 2008 y se alargó hasta 2013, se destinaron 100 millones de euros. El segundo se prorrogó ese último año y se prolongará hasta 2018. En total se han desembolsado 150 millones. España ha sido el tercer destinatario de estas donaciones, después de Francia e Inglaterra.

Junto a esta nueva cátedra para explorar los caminos de los dispositivos cuánticos aplicados a la protección de los datos, el fondo ha apoyado dos proyectos liderados por los exdirectores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco y Mariano Barbacid. Pero además ha respaldado el centro de regulación genómica de Barcelona, donde acogieron a un investigador americano para trabajar en torno a la capacidad para predecir el riesgo individual de la salud.

"Los criterios son bastante similares al resto, pero sí damos importancia a que el investigador no esté previamente en la institución, con el objetivo de atraer a alguien nuevo", resalta Decoene. De esta forma, no sólo se atraen a profesionales extranjeros a centros en España, sino que se apoyan a proyectos llevados por españoles. ¿No es eso invitar a marcharse al talento español? "Se puede ver desde el lado negativo, incidiendo en que se va fuera; pero preferimos verlo desde el lado positivo… Es gente por las que instituciones muy prestigiosas va a apostar, tras lo que podrán volver con todo ese bagaje", afirma.

En estos años, el fondo ha respaldado a 450 proyectos. ¿Y el futuro? "La idea es ser mucho más selectivos e ir a temáticas menos tratadas como las olas de calor y las sequías, el big data o áreas como los mercados emergentes", concluye su responsable. El objetivo es que en dos años el fondo sea renovado.