La economía de la eurozona ha crecido sólo un 0,3% entre julio y septiembre, una décima menos que el trimestre anterior, y por debajo del 0,4% previsto por los analistas, según la primera estimación publicada este viernes por la oficina estadística de la UE, Eurostat. La ralentización del crecimiento se debe al frenazo de las exportaciones por la crisis en China y en los emergentes y aumenta la presión sobre el Banco Central Europeo (BCE) para ampliar su programa de compra de deuda pública en su reunión de diciembre.

La pérdida de impulso económico ha afectado a la mayoría de los países de la eurozona, empezando por Alemania, la principal potencia exportadora, que sólo crece un 0,3% frente al 0,4% del trimestre anterior. También han decepcionado las cifras de Italia, cuya economía avanza un 0,2% en lugar del 0,3% del trimestre anterior.

España es el segundo país del euro que más crece, un 0,8%, sólo superado por Eslovaquia (0,9%). Pero la economía española también se ralentiza respecto al avance del 1% registrado entre abril y junio. Entre los países grandes sólo mejora Francia, aunque su crecimiento se limita al 0,3% (frente al 0% del trimestre anterior).

El peor alumno de la eurozona es ahora Finlandia, cuya economía se contrajo un 0,6% entre julio y septiembre. Grecia sufrió en el tercer trimestre el impacto del corralito bancario y la batalla con sus acreedores y su economía retrocedió un 0,5%, igual que la de Estonia. Portugal, al que la troika pone como ejemplo del éxito de sus políticas de austeridad, pasó de un crecimiento del 0,5% en el anterior trimestre a estancarse durante el verano (0,0%).

En tasa interanual, la economía de la eurozona creció a un ritmo del 1,6% en el tercer trimestre, frente al 1,5% registrado el año anterior. Para el conjunto del año, la Comisión Europea pronostica un crecimiento del 1,6%, que se acelerará ligeramente al 1,8% el año que viene y al 1,9% en 2017, según sus previsiones económicas de otoño.

El camino hacia un nuevo 'QE'

Las malas cifras de crecimiento de la eurozona aumentan la presión sobre el presidente del BCE, Mario Draghi. Draghi admitió este jueves en una comparecencia ante la Eurocámara de riesgos a la baja para la recuperación en la eurozona por la crisis en los emergentes. Y volvió a repetir que el BCE está dispuesto a ampliar la duración o el tamaño de su programa de deuda pública ya en su reunión de diciembre para sostener el crecimiento.

“Siempre hemos dicho que nuestras compras (de bonos) podrían extenderse más allá de septiembre de 2016 si no vemos un ajuste sostenido en la senda de inflación”, dijo el presidente del BCE a los eurodiputados. Septiembre del año que viene es el plazo inicialmente previsto para concluir el programa de compra de 60.000 millones de deuda pública al mes. Draghi dijo además que “si es necesario se podrían activar otros instrumentos para reforzar el impacto del programa de compra”.

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