
Jordan Maddocks, corriendo la maratón de Boston vestido de plátano
Este es el récord más loco del atletismo: el corredor más rápido en una maratón vestido de fruta arrasó en Boston
Jordan Maddocks completó los 42 kilómetros disfrazado de plátano y marcó un nuevo hito que asombra al mundo del running.
Más información: Jacob Kiplimo bate el récord del mundo de la media maratón tras rebajar, casi en un minuto, el registro de Yomif Kejelcha
Jordan Maddocks, atleta de Utah, ha recuperado un trono muy particular en el mundo del atletismo: el del corredor más veloz del planeta vestido de fruta.
En la maratón de Boston celebrada este lunes, Maddocks cruzó la meta con un tiempo de 2 horas, 33 minutos y 19 segundos, todo ello envuelto en un disfraz de plátano que hizo las delicias del público.
El corredor no solo rompió su propia marca, sino que reclamó un récord que le habían arrebatado hace apenas un año, cuando otro estadounidense, Matthew Seidel, lo superó con un tiempo de 2:35:38.
Utah’s Jordan Maddocks just set the world record for the marathon in a fruit costume — 2:33:19 at the Boston Marathon while dressed as a banana. 🍌
— CITIUS MAG (@CitiusMag) April 21, 2025
👟 @PUMA Fast-R Nitro Elite 3 pic.twitter.com/O5OGBhXwCJ
En esta ocasión, Maddocks no dejó dudas: su ritmo medio fue de 3:38 por kilómetro, un dato impresionante considerando que lo logró enfundado en un disfraz de espuma amarilla.
En su cuenta de Instagram, Jordan compartió sus emociones tras cruzar la meta: “El récord mundial de fruta más rápida vuelve oficialmente a Utah. Qué viaje tan salvaje. Nunca he repartido tantos ‘choca esos cinco’ ni sentido tanto cariño del público”.
A sus seguidores les dejó también un mensaje inspirador: “Tu viaje de fitness puede ser tan divertido y alocado como tú quieras. ¿Quieres correr frente al mundo vestido de banana? Hazlo”.
Una tradición de récords
Este récord forma parte de una curiosa tradición que ha ganado notoriedad en los últimos años. En 2020, el propio Maddocks ya había firmado otro hito al correr disfrazado de plátano en la maratón de Rock n’ Roll Arizona, marcando 2:41:27, batiendo por seis minutos el récord previo.
Entonces, lo hizo en honor a su padre y a un amigo que había recibido un doble trasplante de pulmón. Correr por causas personales y con un toque de humor se convirtió en su sello.
And then there’s guys like Jordan Maddocks. He’s trying to break his own world record for fastest marathon in a Banana suit. It started as a fun idea, but after his friend needed a double-lung transplant, Jordan runs in honor of him. pic.twitter.com/Nj24npfO91
— Steve Nielsen FOX 10 (@Stevenielsen) January 19, 2020
Tras aquella gesta, otros atletas se sumaron al desafío. En 2024, Matthew Seidel, profesional con experiencia en pista y trail, tomó el testigo durante la edición 128 del Maratón de Boston.
Su disfraz de banana y su carisma le valieron una atención mediática destacada. “Es sorprendente lo fácil que es sacar una sonrisa. No tienes que correr con un traje sudoroso para alegrar el día a otros, ¡pero funciona!”, decía tras su actuación.
Maddocks, sin embargo, no se conformó con ver caer su récord. El golpe de motivación lo impulsó a regresar con fuerza. Tras un año marcado por las lesiones, volvió a entrenar con intensidad y decidió recuperar el título que había perdido.
Lo logró con el apoyo de su equipo, su comunidad y una energía desbordante que contagió a los miles de asistentes a lo largo del recorrido.

El fenómeno de correr disfrazado de plátano ha trascendido fronteras y carreras. En España, incluso se han organizado sorteos de dorsales en eventos como la Mitja de Barcelona o la Media de Sevilla, premiando a quienes participen con este atuendo.
También destacan corredores como Melvin Nyairo, que firmó un 1:15:35 en la media maratón de Toronto, vestido con el ya icónico traje amarillo.
La historia de Jordan Maddocks demuestra que el atletismo, además de superación, también puede ser una celebración alegre, original y profundamente humana.
En un mundo donde cada segundo cuenta, hay quienes prefieren medir sus logros con una sonrisa, una fruta gigante y un corazón que late al ritmo del asfalto.