Jorge Calabrés Jose Nieto

Fin a Tokio 2020, los Juegos Olímpicos que se celebraron en 2021 y que estuvieron marcados por la pandemia. Este domingo 8 de agosto, según terminó la ceremonia de clausura, se abrió un nuevo ciclo olímpico de solo tres años y que durará hasta los JJOO de París en 2024.

Con el medallero definitivo es momento para analizar la actuación de España en Tokio. No se logró superar el techo de las 22 preseas conseguidas en Barcelona 92 y se igualaron los resultados de Río de Janeiro 2016 con 17 medallas. La delegación española ha parado al menos el retroceso continuo que se vivía desde Atenas 2004, pero sin duda estos JJOO dejan un sabor agridulce.

El rendimiento no fue el mejor y España se quedó muy lejos de la élite deportiva ocupando una discretísima 22ª posición en el medallero. Sin embargo, teniendo en cuenta la baja inversión realizada, solo 42 millones, y el ratio de 0,369 medallas por cada millón de habitantes, la nota final es el aprobado raspado. Más aún teniendo en cuenta que superó incluso a EEUU, rey indiscutible de los JJOO con 113 preseas, en este último baremo (0,343). 

Según la inversión y el ratio de medallas por cada millón de habitantes, España aprueba a pesar del discreto resultado obtenido en Tokio. El rendimiento puede haber sido decepcionante, pero existen datos que explican mejor por qué se está tan lejos de la élite y que ayudan a tener una visión más amplia del deporte olímpico español. 

Rendimiento deportivo

Pocos oros, solo 3, y de disciplinas que hacían su debut en los JJOO: tiro olímpico por equipos mixtos, kárate y escalada. Alberto Fernández y Fátima Gálvez desde el foso, Sandra Sánchez con el kata sobre el tatami y Alberto Ginés en el rocódromo han sido los únicos campeones olímpicos españoles en Tokio. Encima, Sandra Sánchez no podrá repetir en París al desaparecer el kárate del programa y Alberto Ginés tendrá que acoplarse a los importantes cambios que se producirán en el concurso de escalada.

La escasez de oros también se puede excusar por dos motivos. El primero, la ausencia por lesiones o Covid de grandes opciones como Carolina Marín, Jon Rahm o Rafa Nadal. El segundo y último es por la maldición en los deportes de equipo que persigue a España desde Atlanta 96 al sumar 9 finales y 9 derrotas, las últimas en fútbol masculino y waterpolo femenino durante Tokio 2020.

Muy lejana parece la cifra de 13 campeones olímpicos logrados en Barcelona 92, pero es que los 3 de Tokio 2020 es la peor cosecha desde entonces empatada con Sidney 2000 y Atenas 2004. En comparación con Río 2016, España pierde más del 50% de los 7 conseguidos entonces. 

Y si los oros han lastrado a la delegación española en el medallero, el número total de preseas tampoco es para estar contentos. A pesar de la inclusión de nuevas disciplinas en el programa, España no logra superar las 22 de Barcelona 92. El judo, la vela o el ciclismo han sido algunas de las grandes decepciones por las expectativas creadas y los resultados obtenidos, pero tampoco hay que olvidar que solo se ha sumado una medalla entre los deportes reyes de los JJOO y los que más metales reparten: natación y atletismo.

El bronce de Ana Peleteiro en triple salto salva la honra, aunque bien es cierto que en el caso del atletismo la representación española ha superado las previsiones y los puestos de finalistas de Mo Katir, Adrián Ben, Eusebio Cáceres, Mechaal o Lamdassem hacen soñar de cara a París. Además, hay que destacar los tres 4º puestos de la marcha con Álvaro Martín, Marc Tur y María Pérez.

Diferente se ve el futuro en la natación. Mireia Belmonte se quedó 4ª en los 400m estilos, pero no logró disputar la final ni en 800m libres ni en 1500m libres. A sus 30 años y tras un año muy complicado, urge encontrarle un relevo para seguir sumando metales en la piscina. Sin embargo, Hugo González, la gran esperanza, ha dejado en el aire su continuidad, a pesar de solo contar con 22 primaveras, debido al escaso apoyo económico que tienen los nadadores.

En cuanto a los deportes de equipo, la actuación de España ha sido más que aceptable a pesar del fracaso del baloncesto, ya que tanto el masculino como el femenino se han quedado sin medalla cuatros años después de ganar la plata en Río de Janeiro. El bronce perdido por el waterpolo masculino el último día también deja un mal sabor de boca, ya que habían realizado un gran campeonato. Sin embargo, las platas del fútbol masculino y del waterpolo femenino y el bronce del balonmano masculino dejan un buen botín para el medallero. En el debe, las 9 finales consecutivas en deportes de equipo de Atlanta 96. Urge cambiar la tendencia ya en París 2024

Por tanto, en líneas generales se puede poner un aprobado a España en los JJOO de Tokio. No superó las 22 de Barcelona, pero consiguió, al menos, igualar las de Río de Janeiro y los 42 diplomas olímpicos logrados hacen que la delegación española suba en la clasificación por puntos y se sitúe dentro del top 20. Unos resultados que forman una buena base para soñar con París 2024, pero que necesitan un análisis mucho más profundo y una reestructuración en los deportes minoritarios para dejar de mirar con envidia las 33 medallas de Francia o las 40 de una Italia que ha sido la gran vencedora del 2021 entre la Eurocopa y los JJOO. 

Medallas por habitantes

No siempre tener más población significa que haya más posibilidades de producir grandes atletas y los JJOO son la mejor prueba para comprobarlo. En España hay más de 47 millones de personas y para esta cita se enviaron a 340 deportistas, el ratio que sale de dividir el montante total de medallas entre los millones de habitantes es de 0,359.

Se podría decir que España está en la parte media baja de esta clasificación. Pero por ejemplo, tiene un promedio mejor que el de Estados Unidos, ya que consigue por cada millón de personas 0,343 medallas. En esta edición, eso sí, se hicieron con 113 con una población de 329 millones.

Si miramos a poblaciones más similares a las de España, Corea del Sur es el país que ha conseguido más medallas en Tokio 2020 con 20 metales y 51 millones de personas. Ucrania es un caso aún más similar, ya que tiene 44 millones de habitantes y también ha superado a España en el número de preseas con 19. En Corea del Sur se consiguen 0,386 medallas por cada millón de habitantes y en Ucrania 0,431.

En lo más alto de la tabla, como no podía ser de otra manera, se encuentran casos curiosos como el de San Marino. El país, con casi 34.000 habitantes, ha ganado tres medallas en esta edición con una delegación de tan solo cinco deportistas: esto supone la mejor media con mucha diferencia. El impacto de San Marino ha significado que ganaría 88 medallas por cada millón de habitantes. Islas Bermudas (15), Granada (8) y Bahamas (5) son otros de los casos curiosos por el hecho de tener una población por debajo de los 500.000 habitantes.

Gran Bretaña genera una medalla prácticamente por millón de habitantes en uno de los casos más precisos que existen en la medición de los datos. Sus 65 medallas casi coinciden con 67 millones de personas que viven en las islas. Otros gigantes europeos como Italia (0,67), Francia (0,49) o Alemania (0,44) se quedan lejos del promedio perfecto a pesar de contar con núcleos de población similares al británico.

La regla de que hay más posibilidades cuantas más personas hay en tu territorio no se cumple tampoco en casos como el de India. Esta región asiática se ha llevado siete medallas de los JJOO de 2020 con una población de 1.380 millones de habitantes. Es curioso el caso de China, ya que es una de las referencias con 88 medallas, pero hay que rebuscar entre sus 1.402 millones de personas al atleta perfecto. Brasil, con cuatro preseas más que España, alcanza 0,099 medallas por cada millón de habitantes.

La inversión

Estos resultados no podrían ser posibles sin que las instituciones públicas y privadas hicieran una importante inversión para que los deportistas puedan preparar la cita olímpica durante cuatro años, cinco en este caso, de la mejor forma posible. España invierte hasta 42 millones en estos deportistas que han sido protagonistas durante las dos últimas semanas y media. Una cantidad bastante alta con el objetivo de que los profesionales puedan centrarse al cien por cien en el ámbito deportivo y no se tengan que preocupar por otros.

Cabe destacar que esos 42 millones no vienen todos de las famosas becas ADO. Este programa se creó para relanzar la figura del deportista olímpico antes de Barcelona 92. Este plan ha tenido sus frutos de forma clara: en 88 años de historia de los Juegos modernos España había ganado 26 medallas y desde aquella cita se han conseguido 141. Aún así, las atribuciones que se han ido haciendo en los últimos años han ido decreciendo con el paso del tiempo.

En Barcelona 92 se becó a deportistas con 80 millones de euros, evidentemente, influenciado por la gran cantidad de profesionales que participarían en esos JJOO representando al país por ser los organizadores. Desde entonces, las cifras siempre se han quedado lejos: Atlanta 96 (32 millones), Sidney 2000 (42 millones), Atenas 2004 (46 millones), Pekín 2008 (63 millones), Londres 2012 (52 millones) y Rio 2016 (36 millones). Además, estas cantidades no siempre corresponden al CSD.

Inversión en el deporte olímpico español en los últimos años David Vicente

El Consejo Superior de Deportes, en la edición de Tokio, se hizo cargo prácticamente de la mitad. Ha invertido 20 millones en los profesionales de este último ciclo, compartiendo con otras instituciones que actúan como patrocinadores y mecenas de otros muchos deportistas como Telefónica, Santander o UCAM. La segunda parte, que asciende a 22 millones, es fundamental para que el COE pueda contar con sus protagonistas lo mejor preparados posibles.

Estos 42 millones se han convertido en 17 medallas para España, una producción que se entiende cuando se compara con otros países. Gran Bretaña es uno de los países que más invierte con 320 millones, que han supuesto 65 medallas.

Dentro del entorno europeo, Italia ha puesto 250 millones para que sus atletas consigan 40 metales, la mejor marca de su historia. Alemania y Francia, con 200 y 185 millones respectivamente, se han colgado 37 y 33 medallas. Con presupuestos más similares, Países Bajos (56 millones) consiguió 36 preseas y se ha convertido en una de las excepciones. Los hay también que invierten más, como Bélgica (64 millones), y que solo se llevan 7 metales de Tokio.

Inversión de los países europeos en el deporte olímpico

Lógicamente, España necesita aumentar la asignación económica al COE para que pueda competir más de tú a tú con países como Italia o Francia. No es casualidad que los mejores resultados se consiguieran en Barcelona 92, que fue el ciclo olímpico en el que mayores ayudas se dieron. Una vez que se diera este punto, España podría realizar un plan como el de Gran Bretaña a finales de los 90 o como el de Italia más recientemente para reestructurar su apuesta deportiva para apoyar a esas disciplinas minoritarias que le han hecho dar un gran salto en el medallero y en el número total de preseas.  

En definitiva, mirando los datos objetivamente en cuanto a población e inversión, las 17 medallas de España en Tokio 2020 se pueden dar por buenas. No para un sobresaliente o un notable, pero sí para un aprobado dentro de las posibilidades que tiene el país en un evento con tantas disciplinas y donde manda los deportes minoritarios. Para superar a Barcelona 92 se necesita más inversión pública y privada y, sobre todo, un mayor impulso a las dos grandes disciplinas de los JJOO: el atletismo y la natación.  

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