Uruguay, por muchos motivos (historia, jerarquía, jugadores…), debería haber arrasado. Ese era el plan inicial, lo esperado por cualquiera. Sobre todo, tras confirmar que Salah se quedaría en el banquillo. Sin embargo, a posteriori, la realidad distó mucho de lo imaginado. Los charrúas tuvieron que esperar al último minuto para alzar los brazos. Giménez, de cabeza, anotó en el último suspiro y dio la primera victoria del Mundial al equipo de Tabárez. Quizás, no de la mejor forma. Ni con el mejor juego. Ni siquiera con demasiada firmeza. En cualquier caso, se hicieron con los tres puntos y es lo que importa en este tipo de torneos.



La victoria, no obstante, no estuvo exenta de suspense. Egipto, sin Salah, debutaba en Rusia con poco cartel. Sin el jugador del Liverpool, nadie esperaba demasiado de ellos. Sin embargo, la selección de Héctor Cúper demostró tener argumentos y juego como para intentar clasificarse a octavos de final como segunda de grupo. Ordenados en defensa, compactos y con fundamentos de equipo grande, los ‘faraones’ no sólo crearon peligro, sino que pusieron en peligro la meta uruguaya. Su partido fue ejemplar, mucho mejor de lo que cualquiera hubiera imaginado. Eso es así.



¿Y Uruguay? No demasiado bien. El equipo de Tábarez comparecía con mejores jugadores y más argumentos. Pero sólo en teoría. Porque en la práctica, los charrúas apenas si pusieron en peligro a Egipto. Sólo Cavani, con un disparo desde fuera del área, y Luis Suárez, que falló hasta tres claras, intentaron cambiar la dinámica del partido. Pero no lo consiguieron. ¿El problema? El potencial de arriba no encontró respuestas en el centro del campo ni en la defensa. La selección uruguaya, espesa, apenas si encontró argumentos. Pero, eso sí, con una filosofía cholista que es de la que bebe desde hace años, remó hasta el final para acabar llevándose los tres puntos.



Y el gol llegó en el último suspiro. Después de cinco ocasiones de Cavani y Luis Suárez falladas, Giménez se alzó sobre el cielo de Ekaterimburgo y remató de cabeza para darle los tres puntos a su selección. Egipto murió en la orilla. En el último minuto, perdió tres puntos y ahora tendrá que intentar hacerse con dos victorias (frente a Rusia y Arabia Saudí) para clasificarse como segunda. Entonces, eso sí, con Salah sobre el terreno de juego.

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