
Raphinha celebra su gol ante el Benfica. REUTERS
Raphinha culmina en el último segundo el milagro del Barcelona ante el Benfica en un partido indescifrable
Un tanto del brasileño en el minuto 96, con el tiempo ya cumplido, sirvió para firmar la remontada culé.
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Benfica
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Final Crónica
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El partido de la jornada. Sin lugar a dudas es lo que firmaron Benfica y Barça en el Estadio da Luz. Un duelo a cara de perro, plagado de errores en ambos bandos -y también en el árbitro- y con un desenlace épico que dejó una remontada de los culés ya con el tiempo cumplido. [Así vivimos la victoria del Barcelona ante el Benfica]
En la locura de Lisboa el Barça fue capaz de rascar una victoria cuando parecía imposible. En un espectáculo de 'cantadas' de los porteros y hasta del colegiado, Raphinha se erigió en el protagonista para, con un gol en el minuto 96, culminar una contra mientras en el área contraria se pedía penalti a favor del Benfica.
Aún así, el dedo acusador deja como protagonista negativo a Szczesny. El guardameta polaco fue el autor de dos errores garrafales que a punto estuvieron de llevarse por delante el trabajo del Barça, aunque todo quedará tapado por el desenlace loco que deja al Barcelona prácticamente en los octavos de final de la Champions League.

Los jugadores del Barcelona celebran el gol de Raphinha ante el Benfica. REUTERS
Los errores de Szczesny
Tenía en su mano el Barça certificar el pase a los octavos de final antes de tiempo. En una clasificación interminable y que dejará paso a un auténtico laberinto en la última jornada, los culés podían quitarse de líos, y por eso amagaron con firmar un buen inicio.
Lamine Yamal apenas tardó unos segundos en ejecutar el primer disparo entre los tres palos y probar a Trubin, el guardameta del Benfica, pero aquello fue tan sólo un espejismo en la pesadilla que iba a ser la primera mitad.
El primer acercamiento del Benfica fue gol. En una jugada que nació en la derecha y que se volcó en la izquierda, los portugueses sacaron el aguijón para picar. Carreras, que brilló en estos primeros minutos por el carril, puso un centro raso para que Pavlidis fusilara a Szczesny a placer.

Pavlidis celebra su gol ante el Barcelona. REUTERS
Fue tan sólo el comienzo del banquete que se iba a pegar el delantero griego. Entre su acierto y los regalos de Szczesny firmó un espectacular hattrick en treinta minutos, algo de lo que muy pocos pueden presumir ante el Barça.
El Benfica pudo hacer sangre poco después. De nuevo Carreras se erigió en protagonista al robarle un balón a Lamine Yamal -muy gris-, lanzar la contra y poner un centro maravilloso a la bota de Aursnes. El remate, sin embargo, se marchó rozando el palo.
Ahí el Barça respiró, recibió el toque de atención y se asentó en el encuentro. Los de Flick se hicieron con la posesión y no tardaron apenas en encontrar el premio. Araujo, el defensa del Benfica, pisó a Balde dentro del área, pero el colegiado no lo vio en un primer momento. El VAR llamó al colegiado y el veredicto fue claro, penalti para el Barcelona.

Lewandowski ejecuta el penalti ante el Benfica. REUTERS
Lewandowski asumió la responsabilidad, aceptó el regalo y materializó la pena máxima para devolver la igualada. Tan sólo se habían jugado trece minutos y ya habían marcado ambos conjuntos.
El partido pasó a ser del Barça. Los culés se hicieron con la posesión y empezaron a cercar la portería de Trubin. Gavi tuvo el segundo en sus botas, pero una gran intervención del guardameta lo evitó.
Fue entonces cuando comenzó el desastre de Szczesny. El día que podía reivindicarse, el polaco quedó absolutamente retratado. Flick apostó por él en lugar de Peña, y la decisión no le pudo salir peor.

El Benfica celebra el tercer gol de Pavlidis. REUTERS
Primero el portero salió a la zona de tres cuartos para tratar de cortar un balón a la espalda de la defensa, pero esa salida se convirtió en un encontronazo cómico con Balde para que Pavlidis anotara posteriormente a puerta vacía.
Poco después, la segunda pifia. Szczesny se lanzó al suelo ante el recorte de Akturkoglu y en su deslizamiento se llevó por delante al jugador del Benfica dentro del área. Penalti claro y Pavlidis haciendo el tercero. Desastre culé en Portugal.
Amago de remontada
El Barça estaba obligado a salir en tromba en la segunda mitad y hacerse un lavado de cara tras su paso por el vestuario, pero eso no sucedió. Firmó quince minutos iniciales de la primera mitad anodinos y sin peligro, y si alguien pudo marcar fue el Benfica.
Primero Pavlidis rozó su póquer, y posteriormente una acción milagrosa de Cubarsí evitó el gol de Aursnes, que se había quedado mano a mano ante Szczesny tras otro despiste de la zaga.
Si Szczesny fue el protagonista negativo en la primera mitad, Trubin hizo lo propio en la segunda mitad. Como si al guardameta del Benfica le hubiera entrado envidia de las 'cantadas' de su colega, se sumó a la fiesta. Un despeje suyo con poca altura se topó con la cabeza de Raphinha, que casi sin querer hizo el segundo y redujo las diferencias en el marcador.

Hansi Flick, en la banda del Estadio da Luz. REUTERS
Era el momento perfecto para que el Barça apretara y se lanzara en tromba a por el empate, pero le duró poco ese estado de ánimo. Araujo, en su intento de despejar un centro del Benfica, se introdujo el balón en su propia portería y facilitó que la brecha volviera a abrirse a los dos goles.
Un partido de errores. Y ahí también quiso sumarse el colegiado porque el penalti que señaló a favor del Barça requiere de una explicación en profundidad. Lamine se internó en el área y en una pugna completamente inofensiva con Carreras se lanzó al suelo. El árbitro picó el anzuelo, pero lo que no se entiende es que también hiciera lo propio el VAR.
Lewandowski volvió a agradecer el regalo y no falló desde los once metros. Quedaba tiempo, mucho tiempo viendo cómo se estaba desarrollando todo como para que el Barça aún alzara la voz en el partido.

Raphinha celebra el quinto gol del Barcelona ante el Benfica. REUTERS
Lo hizo. A falta de tres minutos para el final llegó el empate. Fermín estuvo listo sacando rápido un córner, le dio el balón a Pedri y el centrocampista puso un centro con música para que Eric García, el protagonista menos esperado, cabeceara a gol.
El Barça tenía el empate, pero quería más ya completamente desencadenado. El Benfica todavía amagó con dar un último coletazo y hasta pidió penalti con el tiempo ya cumplido. Mientras lo reclamaba, Raphinha cogía el balón, cruzaba medio campo y se metía en el área contraria para batir a Trubin con un disparo raso.
La locura. El Barcelona, que había estado contra las cuerdas, se llevaba la victoria de forma casi inexplicable en el aguacero de Lisboa. Flick respira aliviado y ve a su equipo prácticamente en los octavos de final de la Champions League.