¿Por qué ningún ciclista lleva el dorsal 108 en el Giro de Italia? El tributo desconocido a un ciclista

El Giro de Italia se vuelve de luto cada 9 de mayo. Se cumplen 11 años del fallecimiento de Wouter Weylandt. El ciclista belga de 26 años moría a consecuencia de una caída sufrida en la tercera etapa de la edición de 2011 que se disputaba entre Reggio Emilia y Rapallo. El hombre del Trek - Leopard sufrió una fractura en el cráneo tras caer de su bici en el descenso del Passo del Bocco. Ahora, hay un dorsal que nunca ocupa ningún corredor de la prueba en su memoria: el 108.

Era lunes y los pronósticos pintaban una etapa tranquila con tan solo un puerto de tercera categoría que había que superar. Situado a 25 kilómetros de meta, el Passo del Bocco se convirtió en un lugar negro. Según los informes forenses, pasadas las 16:00 horas el ciclista belga tuvo un percance con uno de sus pedales, perdió el control de su bicicleta, chocó contra un muro de piedra y tras salir volando de su bici impactó su cráneo contra el pavimento.

Testigos explicaron que la caída se produjo después de que Weylandt girara su cabeza hacia atrás para mirar quien lo venía persiguiendo. Al volver a mirar hacia el frente, Wouter ya tenía el muro encima y no pudo esquivarlo. De inmediato fue auxiliado por los médicos del Giro, quienes llegaron hasta el lugar para tratar de reanimarlo durante más o menos 40 minutos. El doctor Giovanni Tredici se encontró un cuerpo inerte sobre un charco de sangre.

Aunque consiguieron sacarle de la situación de parada cardiorrespiratoria que presentaba al llegar y pudo ser trasladado en helicóptero al Hospital de Génova, no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Una hora más tarde, pasadas las 17.00 horas, llegó la comunicación oficial del fallecimiento. Weylandt se convertía en la cuarta víctima de la historia del Giro tras Orfeo Ponsin en 1952, el español Juan Manuel Santisteban 1976 y Emilio Ravasio en 1986.

La Vuelta a España es la única de las tres grandes rondas ciclistas que no se ha cobrado ninguna vida. El Tour de Francia tiene tres víctimas. El español Paco Cepeda fue el primero. El vizcaíno cayó por un precipicio cuando bajaba el mítico puerto del Galibier en 1936. Aún así, el fallecimiento más conocido es el del británico Tom Simpson en 1967 víctima de un infarto en el mont Ventoux, donde se le guarda memoria. El último fue Fabio Casartelli en 1995 tras una caída mortal.

Weylandt

Sin ser un velocista de primera fila, sino sirviendo como gregario y parte del tren de otros velocistas, Weylandt había sabido aprovechar las oportunidades que se le presentaron para labrarse un más que notable palmarés. Había conseguido dos victorias en vueltas grandes: una en La Vuelta y otra en el Giro. Estos dos se sumaban a una ristra de 13 triunfos conseguidos con el Quick Step. Estaba en su primera temporada con el Trek cuando sucedió el trágico instante.

Weylandt dejaba el mundo con su novia embarazada. Recibió un último adiós en la iglesia de San Pedro en Sint-Pietersplein entre su gente y una notoria presencia del mundo ciclista que abarrotó la plaza donde se encuentra este lugar. Bélgica vive el ciclismo con devoción, como si fuera una religión, y uno que formaba parte de esta familia les acababa de dejar. Han pasado 11 años, pero el dorsal centootto sigue presente.

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