Si les digo el nombre de Miguel Ángel Tirado seguramente no sepan de quién hablo. Normal. Pero si digo Marianico El Corto todo cambia. En su cabeza (si tiene una cierta edad o algo de bagaje televisivo) aparecerá una imagen clara, la de ese señor bajito, con fajín rojo y boina que con su acento maño nos hacía partirnos de risa en No te rías que es peor o junto a Rafaella Carrá.

Marianico es historia del humor y de la televisión, uno de esos personajes que poblaba una televisión pública que buscaba la risa por encima de todo. Si uno revisa ahora sus chistes se nota el paso del tiempo, como a todos. Porque las sociedades, y lo que nos hace reír evoluciona. Quizás por eso Marianico el Corto desapareció de la televisión nacional. Si uno no ve las cadenas autonómicas no tendrá ni idea de qué fue de él. ¿Sigue actuando, se mantiene fiel a su personaje, hará reír a la gente de varias generaciones que crecieron con él?

Pues Marianico sigue, y en plena forma, pero en un registro que nadie esperaba. Hace unos meses todos nos quedábamos sorprendidos con un proyecto llamado El último show producido en Aragón TV y que se vendía como una serie sobre el popular humorista. Y casi todos tiramos de prejuicios, ¿una serie sobre Marianico? Si no se hacía con talento y gracia eso podía ser un producto casposo más propio de un gag de Noche de fiesta que del momento dorado que vive la ficción española.

Tráiler de El último show, la serie sobre Marianico el corto.

Los que pensamos eso ya nos podemos tragar nuestras palabras, porque tras ver su primer capítulo ya podemos decir que El último show es una serie maravillosa, una absoluta sorpresa realizada con respeto a la figura de Marianico y, sobre todo, con mucha ternura e  inteligencia. No es un biopic sobre Marianico, no vamos a ver su vida, la clásica historia de superación y de auge y caída. Vamos a ver una ficción en la que él se interpreta a sí mismo en 2020. La mayor referencia sería ¿Qué fue de Jorge Sanz? En la que el actor también hacía de sí mismo para reflexionar sobre el paso del tiempo.

El punto de partida de la serie no puede ser más brillante. Marianico actuando en un club nocturno después de una vedette de más de 60 años. Ahí está él, con su reconocible traje dispuesto a sacar su retahíla de chistes. Todos antiguos, los de siempre. Algunos funcionan, otros no. Y ahí se da cuenta de que ya no le hacen gracia sus propias bromas, que Marianico ha muerto, y que no tiene sentido seguir en un mundo en el que su creación no tiene hueco. Esa primera escena, en la que desaparece el personaje para ver al verdadero Miguel Ángel Tirado es deliciosa y el primer paso de una ficción que reflexiona sobre el paso del tiempo, sobre lo efímero de la fama y una industria que olvida a sus mitos.

Miguel Ángel Tirado en El último show.

Detrás de la serie se encuentra Álex Rodrigo, que después de dirigir capítulos para La casa de papel o Vis a Vis levanta su primera creación propia. Como buen maño llevaba obsesionado con este proyecto, y se nota en el cariño que desprende cada escena. No es una comedia de carcajadas, sino un producto que se ve con nostalgia, con un punto de emoción y siempre con una sonrisa en la cara. No engancha tanto la trama secundaria de la nieta, pero todo lo que gira en torno a Marianico es brillante y promete momentos únicos -una de las tramas principales será su intento de levantar una película surrealista como la de otro maño histórico, Luis Buñuel-.

Su enfrentamiento a un locutor/millenial/youtuber que le pregunta 'si Bukkake o Glory Hole' es delirante y muestra bien el espíritu de la serie, la lucha por sobrevivir en un mundo donde ya no tienes sentido pero donde para todo el mundo siempre serás un simple personaje con una boina y un fajín. La gente se refiere a él como Marianico, y no ven a una persona sino a alguien que tiene que recibirles con un chiste y hacerse un selfi con sus fans de más de 60 años.

El reparto es magnífico. Luisa Gavasa como su exmujer es un seguro de vida, y esa secundaria de lujo que es María Isabel Díaz como amiga inesperada de Marianico, está perfecta. Pero es él, Miguel Ángel Tirado, el que roba la función. Demuestra que es mucho más que aquel personaje por el que le conocimos. Sobre su rostro descansa todo, una cara a la que la vida le ha pasado por encima y que no sabe encontrarse. Marianico no está muerto, está más vivo que nunca, y El último show lo demuestra con una serie de una cadena autonómica que le da varias vueltas a muchas de las apuestas ambiciosas de las plataformas.

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