Debo de ser el único español que no tiene una cuenta en Costa Rica o Panamá. Bueno, yo y los Alcántara. Ya saben, esa familia modélica de la serie Cuéntame. Aunque tal vez se deba a que les faltan un par de décadas para llegar a conocer esta lucrativa moda.

No sería tan descabellado ver, en próximos capítulos, al bueno de Antonio acudiendo a un testaferro para crear un entramado de empresas

Quién sabe si en el futuro la familia Alcántara acabará siendo investigada por fraude fiscal. Hemos seguido con devoto interés el imparable ascenso de Antonio Alcántara de un humilde asalariado, a un empresario pudiente y respetado, todo gracias a su tesón y esfuerzo. ¿Acaso el bueno de Antonio no merece conservar hasta el último céntimo que con tanto sudor, sub-tramas y giros de guion se ha ganado? ¿Acaso debe ser el único español -si se excluye al que escribe estas líneas- que declare sus bienes en nuestras fronteras? ¿Qué ha hecho España por los Alcántara? Les ha obligado a vivir las penurias de una posguerra, les ha llevado a sufrir el terror del GAL; el 23F casi los mata del susto. Incluso han tenido que soportar un par de décadas de Eurovisión. Si alguien merece tener el dinero en un paraíso fiscal, lejos de nuestras fronteras, esos son los Alcántara. 

No sería tan descabellado ver, en próximos capítulos, al bueno de Antonio acudiendo a un testaferro para crear un entramado de empresas más complicado de seguir que las cinco temporadas de Juego de Tronos. Incluso Carlitos podría imitar a la estirpe de los Pujol, y heredar los negocios de su amado padre. Y, por qué no, Herminia podría figurar en los papeles como mujer de paja. Porque los Alcántara pueden ser evasores, pero a la vez muy familiares. Por supuesto, Antonio estaría acompañado por la buena y comprensiva de Merche. Ambos unidos por el fraude. Los guionistas lo tendrían fácil para inspirarse. Guiño, guiño, codazo.

Familia modélica de la Transición, familia corrupta en el XXI.

Hay quien dirá que algo así jamás podría suceder. Eso no pasa en Cuéntame. Es verdad que los Alcántara nacieron como una familia de moral recta e intachable, de una pureza e infantilismo naif fiel a ese landismo de los sesenta. Pero también es cierto que con el paso de los años esa nostalgia ha dado lugar a una visión más oscura y realista, perdiendo su poso de inocencia. Atrás ha quedado ese matrimonio idílico, esos hijos atentos  y serviles, esa entrañable abuela que se sorprendía con la llegada del UHF. La vida de los Alcántara se ha complicado, y mucho. Casi como una premonición de lo que estaba por llegar, un ejercicio de metalenguaje brillante e involuntario.

Un país de tramas

Pero seamos comprensivos. El bueno de Antonio nunca ha sido consciente de todo esto. Él no tiene culpa de nada; sigue viviendo en esa España de pandereta, la España de la picaresca, donde quien no roba es porque no puede, y el que puede se vanagloria. Una España que parecen compartir algunos de nuestros políticos, futbolistas, escritores y, sorpresa, algunos actores. Guiño, guiño, codazo. A esos sí que podemos culparlos. Al fin y al cabo Antonio es un personaje de ficción, y sus actos están dictados por perversos guionistas. Sin embargo, esos políticos, futbolistas y actores no tienen un guion que les obligue a interpretar ese despreciable papel. Ellos crean sus propias tramas.

Los Alcántara celebrando. RTVE

 

En el mundo de Cuéntame, los Alcántara disfrutarían de lo amasado impunemente; veranearían con lujo en Benidorm, y pasearían su estafa a la vista de todos en un coche de importación. Alemán o americano, da igual. La cuestión sería mostrarlo al mundo. Y al final la gente aplaudiría la astucia de Antonio, como se aplaude la picaresca del Lazarillo de Tormes. Puede incluso que esta trama diese lugar a un spin off. Pero en el mundo real las cosas funcionan de otra manera. Porque esa España de pandereta, esa España en blanco y negro, esa España de Cuéntame, hace tiempo que dejó de existir. Aunque muchos se nieguen a verlo.

Así que vete a saber. Tal vez dentro de unos años y varias temporadas veamos esa entrañable familia que es los Alcántara evadiendo impuestos en Panamá y Costa Rica. 

O tal vez no haga falta esperar tanto para verlo. Guiño, guiño, codazo.

* José María Pérez Quintero es guionista