Fotograma de The Americans, serie del guionista Joe Weisberg.

Fotograma de The Americans, serie del guionista Joe Weisberg.

El Blog de Kubelick

'The Americans': por la mañana tortitas, por la noche cadáveres

Comienza la cuarta temporada de la gran serie que hay que presentar cada vez que regresa porque todo el mundo la ignora.

19 marzo, 2016 01:56

El hermano de Joaquin Phoenix, River, traumatizó a toda una generación palmándola por sobredosis apenas cumplidos los veinte en la puerta de una discoteca que regentaba su amigo Keanu Reeves. ¿Os acordáis? Hizo más de quince películas y un buen puñado de series en sólo una década y luego se murió. Entre otras, una que se llamaba Little Nikita (Espías sin identidad, en España) que dirigió Richard Benjamin y en la que él interpretaba al hijo de unos espías soviéticos aletargados que vivían como ciudadanos americanos. Sus padres eran los malos, claro, y el agente del FBI que le descubre quiénes son en realidad, el bueno.

El crítico Roger Ebert escribió en su día que esta historia era “imposible de creer, imposible de aceptar siquiera como fantasía verosímil”. Como resultado, decía, te daba igual lo que le pasara a los personajes. Es justo lo contrario a lo que ocurre con The Americans.

Existieron aquellos espías infiltrados como existió el walkman y el chándal de felpilla. Y el retrato que The Americans hace de ellos es veraz, emocionante y cualquier cosa menos superficial. Hay argumentos al límite, huidas in extremis y caracterizaciones rocambolescas, pero los conflictos que plantea son tan complejos que te lo tragas todo sin rechistar. The Americans nos ayuda también a aderezar la era Reagan, aquellos Estados Unidos insípidos que tenían el sofá de los Seaver como imagen promocional. A mí se me ha hecho cotidiano ya ver a los Jennings cocinar unos pancakes por la mañana y descuajeringar un cadáver para que quepa en una maleta por la noche. Llámalo revisionismo, llámalo perspectiva.

A mí se me ha hecho cotidiano ya ver a los Jennings cocinar unos pancakes por la mañana y descuajeringar un cadáver para que quepa en una maleta por la noche

Cuatro años lleva ya entre nosotros The Americans y parece que haya que estar presentándola cada vez que regresa. Ni los premios ni la audiencia se fijan en ella. Tan solo el American Film Institute, que decidió coronarla como la mejor ficción televisiva del año pasado. A una serie que usa los conceptos de patriotismo y responsabilidad sin elegir bandera, que difumina la idea anquilosada del Imperio del mal, que se preocupa por lo que le pasa a sus personajes y, sobre todo, muestra un gran respeto por sus profundas convicciones y su compromiso. Sin arengas, sin recriminaciones, sin complejos.

Fotograma de The Americans

Fotograma de The Americans

En la nueva temporada (que se estrenó ayer en Fox Life), Elizabeth y Philip tendrán que hacer entender a su propia pequeña Nikita, su hija Paige, que ellos no son los malos de esta historia. Tampoco lo es Stan Beeman ni el FBI, ni los burócratas de la Rezidentura, ni Nina Sergeevna. Los villanos están infiltrados en uno y otro lado. Porque el mundo es ahora mucho más grande y más complicado. Si eres de esos que añoran los columpios de metal acabados en punta y los bocadillos de Tulipán deberías ver The Americans. Para reeditar tu memoria y también para disfrutar de una de una serie estupenda.

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