Todos sabemos ya que Leonardo Di Caprio le robó el corazón a la familia Seaver en Los problemas crecen y que Eddie Redmayne lo dio todo por el gótico en Los pilares de la Tierra, pero el recuerdo de esas apariciones estelares refuerzan su estatus de protas. Antes de encabezar los créditos de sus películas, los actores nominados al Oscar tuvieron curros más humildes en televisión. Hoy buscamos ese papel del que no presumen cuando salen a recoger el premio. Estos son los episódicos de las estrellas de cine:

Rooney Mara en Ley y orden: Unidad de víctimas especiales (Fat, 2006)

Al contrario que su hermana Kate, Rooney Mara no está dispuesta a cualquier cosa con tal de figurar en Hollywood. Acreditada como Tricia (su segundo nombre artístico, derivado del primero, Patricia, el de verdad, mira que le dio vueltas al tema), Rooney cumplió con el rito de paso de hacer un personaje incidental en Ley y Orden, en la unidad de víctimas especiales de Nueva York. Se llamaba Jessica DeLay y era una adolescente violada y mutilada, o sea, lo que en las escuelas de interpretación se conoce como “un completo”. A cualquiera le habría parecido suficiente, pero Rooney eligió salir en un capítulo donde la víctima era, a su vez, verdugo: Jessica era también una anoréxica con fobia a los gordos que disfrutaba dando palizas. Chris Meloni se tira todo el capítulo mirándola con desconfianza. Lógico.

Michael Fassbender en Hermanos de Sangre (Currahee, 2001)

Ser actor y debutar con veintipocos añitos en Hermanos de sangre es algo para sentirse muy orgulloso: la primera súper producción de HBO, Tom Hanks y Spielberg a los mandos, un reparto coral donde nadie es protagonista del todo. Si Michael Fassbender no presume más de ello es porque aún no ha podido olvidar aquellos domingos por la noche escudriñando la pantalla y musitando “pero si no salgo”. Trabajó en siete de los diez episodios de la miniserie, pero el suyo es un personaje de relleno. A penas podemos disfrutar de su bello rostro en un par de capítulos. Qué desperdicio. Eso sí, da pruebas de su extraordinario talento en el piloto, aguantando la risa en una secuencia donde David Schwimmer le echa la bronca con el mismo tono en que Ross Geller gritaba “¡Quién se ha comido mi bocadillo!”.

Brie Larson en Entre Fantasmas (Slam, 2008)

A Brie Larson le iba bien en el instituto de Grandview hasta que se cruzó en su vida la Jessica Fletcher ectoplásmica, Melinda Gordon. De reina del prom pasó a vivir martirizada por el fantasma del raro de la clase. En el golpe de efecto del tercer acto, descubríamos que su personaje, Krista, era algo más que un estereotipo de comedia de los ochenta, algo a lo que Jennifer Love Hewitt, que además de prota era productora ejecutiva de la serie, ha dedicado (sin éxito) toda su vida profesional. La historia de Brie en este capítulo resume un poco su carrera en el cine: ojito con la rubia: de tonta no tiene un pelo.

Jennifer Lawrence tuvo un papelito en la tercera temporada de Medium. Lo hizo tan bien, que al año siguiente le ofrecieron volver para interpretar a la protagonista, Allison Dubois, en sus tiempos mozos ochenteros. Lo mejor del capítulo es verla berreando Don’t dream it’s over de Crowded House con un tupé tipo palmera, pendientes de aro de plástico y sombra de ojos celeste. Resumiendo, Patricia Arquette con quince años era Jennifer Lawrence. Me muero de ganas de ver el sketch que puede inventar Amy Schumer con todos estos datos.

Sylvester Stallone en Sigue soñando (The second greatest story ever told, 1991)

No hay nadie como Sly, así que su episódico tampoco es como los demás. Incapaz de pasar desapercibido, es la única estrella de este capítulo que aparece como tal, como Sylvester Stallone, estrella de cine. La ecléctica lista de estrellas invitadas incluía a Ricardo Montalbán, Yvonne De Carlo, David Bowie y bueno, también estaban Mimi Rogers y Tom Berenger, pero pensad que en el 91 eran un poco los Tom Hardy y Jessica Chastain del momento. Stallone repetía con el director John Landis, con quien acababa de rodar Oscar. Las malas lenguas afirman que fue esta colaboración, el intento de Stallone de pasar a la comedia, lo que dio al traste con la carrera de Landis para siempre.