San Sebastián

Han pasado 85 años desde que comenzara la Guerra Civil. 82 desde su final. 45 desde la muerte de Franco. 42 desde que se firmara la constitución. Ha habido mucho tiempo, y sin embargo las víctimas de la guerra, de la dictadura y del franquismo siguen en las cunetas. Los bisnietos de aquellos que murieron siguen sin poder honrar a sus antepasados. De momento, seguimos mirando hacia otro lado. Es curioso que, en 2021, el año donde parece que una nueva Ley de Memoria Democrática acabará con esta vergüenza, dos de los mejores directores de la historia del cine español haya mirado a las heridas de la Guerra Civil que desangró a nuestro país.

Lo ha hecho Pedro Almodóvar con sus Madres Paralelas, donde hilvana una historia de maternidad y otra sobre la Memoria Histórica gracias a un tema común: la verdad. La verdad íntima y la verdad histórica como país. La única forma para seguir adelante. Lo ha hecho ahora Carlos Saura en un emotivo cortometraje con el que ha inaugurado el Festival de Cine de San Sebastián. Se llama Rosa Rosae, como la declinación en latín que aprendieron tantos niños y que da nombre a una canción de José Antonio Labordeta que pone banda sonora a este trabajo que dedica a los niños de una guerra cuyas consecuencias retrató de forma afilada en su cine.

Un trabajo en el que le ha acompañado de la mano su hija Anna, productora e impulsora de este trabajo. Ella le ha acompañado “desde chiquitina por todo el mundo”. “Ha sido casi mi secretaria personal y ahora es mi agente, y eso es una maravilla, porque por fin tengo un agente honesto y familiar”, cuenta Saura con humor a EL ESPAÑOL. A su lado, Anna Saura explica que nunca fue un objetivo hacer un corto, sino que ha sido “un trabajo casual”. “Él trabaja haciendo piezas cortas, ensayos… e hizo este ejercicio que era en principio con fotografías suyas de la posguerra y me lo enseñó y me pareció muy potente y muy diferente a otras de sus piezas”, añade.

'Rosa Rosae'.

Ese fue el punto de origen, pero a partir de ahí todo evolucionó, hasta convertirse en lo que ahora es Rosa Rosae, un corto en el que recupera más de una treintena de imágenes que Saura imprime, manipula y filma para crear, junto con la música de José Antonio Labordeta, cuya canción da nombre al corto: “La canción es el inicio de todo, sin ella nada de lo que he hecho hubiera servido. Yo soy un enamorado de Labordeta, es un cantautor estupendo, un gran creador y era un tipo genial, extraordinario”.

La canción de Labordeta le recuerda a Saura su infancia como niño de la guerra (nació en 1932) y el ambiente y la educación vividas después. “He vivido todas esas cosas. Soy un niño de la guerra y todo eso está en mis películas, mis experiencias como ese niño está en todas ellas”, explica y deja claro que el mantra de que hay muchas películas del tema es absolutamente falso.

“Es mentira que haya mucho cine de la Guerra Civil. Insisto en algo que cuento muchas veces. Yo he escrito una novela que se llama Esa luz, que se ha publicado en muchos países y que habla sobre la Guerra Civil. Es mi testimonio. Yo quería hacer una película estupenda sobre la Guerra con ella, y lo he intentado con todas las cadenas de televisión y a ninguna les ha interesado. Es un tema tabú todavía”, dice con seguridad.

Carlos Saura junto a su hija Anna, productora del corto. EFE

Los datos avalan su argumento. Tal como publicó este periódico, entre 2010 y 2018 sólo el 1% de los títulos españoles estrenados trataron el conflicto bélico. Por eso le extraña que alguien diga eso de que “hay que olvidar la guerra”. “¿Y por qué hay que olvidarla? Hay que recordarla, pero de otra manera. Ahora estamos trabajando en una serie de seis episodios de Lorca, y la guerra y sus antecedentes ocasionan la muerte de Lorca. No se puede hablar de él sin hablar de su muerte terrible que es un paradigma de la Guerra Civil”, puntualiza.

Un corto que llega en un momento perfecto, con la Ley de Memoria Democrática caliente y con la mirada puesta en todas las fosas que quedan por abrir. Un tema que, en casa de Saura, nunca se ha tratado de forma didáctica ni se ha impuesto, pero que ha ido calando a través de su cine y sus propias experiencias: “La verdad es que no he tenido ninguna educación al respecto, siempre nos han dejado hacer lo que hemos querido y nunca nos han dicho ‘debes saber esto’, pero al vivir con él, y por su cine he vivido esa reivindicación”.

Yo soy un enamorado de Labordeta, es un cantautor estupendo, un gran creador y era un tipo genial, extraordinario

De hecho, al propio Saura parece que le costara hablar de sus propias vivencias en la Guerra Civil dentro de casa: “Con este trabajo me he acercado mucho más a la Guerra Civil, que es un tema del que nunca hablamos excepto cuando sale en las entrevistas, alguna cosa que cuenta como que comía aceite de hígado de bacalao, o alguna vez que le he preguntado alguna cosa, y en este proyecto me ha contado más sus vivencias y creo que de cara a las nuevas generaciones, a la mía y a las más jóvenes, hay que contarlo y ser conscientes de lo que ha habido. Saber de dónde venimos para no volver a eso”.

A sus 89 años, Carlos Saura no para. Inaugura San Sebastián, recoge premio honorífico en Sitges, presenta película en Seminci… ¿De dónde saca toda esa energía? “De no parar”, confiesa su hija Anna: “es una persona activa todo el día todo el rato, no tiene tiempo porque siempre está ocupado y motivado y para mí es un aprendizaje y un ejemplo a seguir para todos, alguien que con 89 años sigue haciendo cosas y aprendiendo”.

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