Los premios de cine siguen siendo ‘cosa de hombres’. La industria intenta quitarse la capa de machismo que ha imperado durante décadas, pero todavía queda mucho por hacer. Sólo hay que mirar a los Goya. En las 34 ediciones anteriores de los galardones que entrega la Academia de Cine sólo tres mujeres han conseguido la distinción como Mejores directoras (Pilar Miró, Icíar Bollaín e Isabel Coixet). El machismo llega hasta la Wikipedia, que cuando recoge a nuestros cineastas más premiados en esa categoría incluyen a Alejandro Amenábar, Fernando León de Aranoa, Juan Antonio Bayona y Fernando Trueba, pero se olvidan de Coixet, que tiene los mismos: dos.

La estadística en la categoría de dirección no es la peor, ahí está la de fotografía, que en 34 ediciones sólo ha visto a una mujer nominada y a ninguna levantar el cabezón. Algo pasa cuando en muchísimos equipos creativos nunca se apuesta por la presencia femenina. También es cierto que algo está cambiando. En los últimos años ya van tres mujeres consecutivas que logran el premio a la Mejor dirección novel (Carla Simón, Arantxa Echevarría y Belén Funes) y pocos dudan que este año se unirá una cuarta, Pilar Palomero. Su película, Las niñas, es la gran favorita a arrasar. Tiene nueve candidaturas.

Una película hermosa sobre la educación de las niñas en la España de los 90, donde se vendía libertad pero se educaba bajo una moral católica en un choque que en plena adolescencia trastocaba todo. Desde su paso hace casi un año en Berlín todo el mundo supo que nos encontrábamos con otra mirada femenina que había que incluir a la lista de grandes promesas españolas. Cuando uno veía las candidaturas de los Goya, y las posteriores nominaciones, se daba cuenta, además, de lo importante que es que las mujeres produzcan y dirijan sus filmes.

Pilar Palomero ha arrasado con Las niñas.

En todos los equipos creativos había una mujer al frente. En algunas, como producción, compartía tareas con un hombre (Valérie Delpierre y Álex Lafuente), pero en casi todas eran ellas las que llevaban la voz cantante. Se rompía esa leyenda urbana, la que usa el patriarcado para decir que es que no hay mujeres en ciertos puestos técnicos. Las había, sólo había que buscarlas y confiar en ellas. Delpierre y Palomero lo hicieron, y el resultado es un ‘dream team’ -otra expresión que siempre se asocia a grupos de hombres- que pretende arrasar en los próximos Goya.

De las nueve nominaciones sólo la de mejor canción falla en el pleno femenino. Pero hasta en las que no consiguieron la candidatura estaban ellas al frente. Categorías en donde los hombres siempre están presentes, como sonido, efectos especiales, montaje o fotografía, estaban representadas por mujeres que han hecho una de las películas más importantes del año. Su directora, Pilar Palomero -que también es candidata al Goya al Mejor guion original-, cree que su obra “es el reflejo de que algo está cambiando, que hay más mujeres en jefaturas de equipo, en sitios como fotografía, que suele ser muy masculino”.

Lo que realmente ayuda es que cada vez hay más referentes femeninos, y que el hecho de que haya gente como Carla Simón o Paula Ortiz, ha creado un efecto llamada para el resto

Palomero ya prepara su segundo filme, La maternal, y se muestra “feliz y agradecida” con estas nominaciones. Subraya que no eligió a las jefas de equipo por su género. “Pensé en la gente que consideraba que tenía más talento y capacidad, porque tengo muy claro que el cine es un trabajo en equipo. No iba a ser una decisión de género, y estas mujeres, con las que mucha había trabajado ya, eran idóneas para su trabajo”, cuenta a EL ESPAÑOL.

Este año el 41% de las categorías tienen a mujeres nominadas, pero como apunta Pilar Palomero, “todavía la desigualdad es muy grande”. “Algo está cambiando, y yo creo que las políticas tomadas estos años desde el ICAA y que fueron tan impopulares han ayudado. El otro día hablando con Icíar Bollaín decía que ese punto extra es algo tan nimio que no marca la diferencia. Lo que realmente ayuda es que cada vez hay más referentes femeninos, y que el hecho de que haya gente como Mar Coll, como Carla Simón o como Paula Ortiz, ha creado un efecto llamada para el resto, y ahí radica todo, en los referentes. En darnos cuenta de que podemos hacerlo”, apunta.

La importancia de los referentes es algo que también destaca Daniela Cajías, directora de fotografía de la película y que puede convertirse en la primera mujer en ganar el Goya en una categoría donde “históricamente siempre han sido hombres los que ocupaban el puesto”. Se usaban argumentos como que las cámaras eran muy pesadas, algo que la propia Cajías reconoce que “suena a excusa”. Ella estudió en Cuba, y no tenía mujeres en el claustro de profesores. No veía a ninguna que le dijera que ella podía triunfar en este área.

Todos los días nos ponían una película, y yo me quedaba viendo los créditos a ver si veía a alguna mujer que fuera directora de fotografía. En todos los años sólo lo logré una vez

“Cuando estudiaba lo veía muy difícil, eran casi todo chicos, pensaba que ninguna mujer podría conseguirlo y según iba avanzando lo veía cada vez más difícil. Todos los días nos ponían una película, y yo me quedaba viendo los créditos a ver si veía a alguna mujer que fuera directora de fotografía. En todos los años sólo lo logré una vez. A la escuela venían profesores de todos los países, y siempre les preguntaba si conocían a alguna de su país. Y siempre decían que no, o que una compañera, pero que al ser madre lo dejó”, recuerda Daniela Cajías.

Aquí surge otro de los problemas a los que se enfrentan las mujeres en la industria del cine, la conciliación, algo que subraya otra de las nominadas, la montadora Sofi Escudé. “La paridad es un tema, pero la conciliación... eso es otra fase”, dice la montadora que tiene dos hijos y actualmente piensa bastante en este asunto “es una locura conciliar y doy mil gracias a las personas que me han ayudado y hecho todo lo posible para dedicarme a esto”. Sus hijos tienen diez y seis años, y “empieza a ver la luz”, pero ha pasado años “superdifíciles y sigue siendo una lucha”.

Muchos de estos cambios vienen de la mano de ellas, de directoras que “quieren contar historias de mujeres”, como explica Cajías. Sólo así se llegará a ese momento utópico que sueña Pilar Palomero: “es importantísimo que se hable de esto, y que destaquemos que hay más jefa de equipos mujeres, pero a un hombre nunca se le pregunta por qué se ha rodeado de hombres y a nosotras sí. Cuando no se haga esa pregunta será que lo hemos superado, pero hoy por hoy es una pregunta necesaria”.

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