San Sebastián

La verdadera estrella de la jornada del Festival de San Sebastián no fue Johnny Depp. Hubo alguien que le hizo sombra. Enrique Villareal, aunque todos le conocen como El Drogas. Si el actor llevaba gorro, el exlíder de Barricada llevaba un pañuelo en la cabeza como si fuera un pirata. Las rastas de Depp en Piratas del Caribe no son nada comparadas con las suyas, adornadas con gomas de plástico. Y por si fuera poco, la supuesta estrella llegó una hora y media tarde a la rueda de prensa y el músico cumplió como un reloj en cada una de las entrevistas que dio en medio de una jornada promocional del documental que ha dirigido Natxo Leuza sobre su obra y su figura.

Una película que no estaba en la Sección Oficial, pero que se convirtió en el centro de atención. Un trabajo en el que está todo. La lucha en las calles, sus adicciones, su pareja, esa “socia” como él la llama que le acompaña a todos sitios. Hasta cuenta dónde nace el nombre del grupo: haciendo la mili. Una vida única, de compromiso y de buenas canciones en las que ha hablad de todo: de la brutalidad policial, de la memoria histórica… El Drogas nunca ha callado, y nunca lo hará. Tampoco ahora, convertido momentáneamente en una estrella del cine. Algo que está viviendo “muy ilusionado, como un crío con zapatos nuevos”. “Me imagino que una vez llegue el momento de ver la película me voy a ver un poco sobrepasado porque no es mi estado natural”, cuenta a este periódico desde San Sebastián.

Cuando se refieren a él suelen utilizar una palabra: auténtico. Pero él, desde una humildad que se nota en cada respuesta, la rechaza, porque no se quiere por encima de nadie. “No me creo más coherente ni más auténtico que otras personas alas que ponen el adjetivo contrario. Los kilómetros de Logroño a Murcia son iguales para mí que para cualquiera que se dedique a esto, y las noches y el cansancio son iguales para todos, sólo soy uno más”, dice aunque confiesa que en cuanto a compromiso sigue igual o peor: “Tengo la cresta más encrespada que en los 80 y no tengo ninguna cortapisa ni ningún interés en edulcorar lo que digo, y hoy puedo decirte esto y mañana otra cosa, y no me importa, pero si estoy convencido de ciertas historias es ahora y soy más punki y muy ochentero, porque creo que habría que sacar la mano a pasear y liarse a tortazos con bastante gente”.

El Drogas. Carmen Suárez.

No ha perdido el contacto con la gente, y sabe que es un afortunado. Por eso sigue al pie del cañón, en la calle, cantando y denunciando lo que ocurre. “Yo ya tengo el piso pagado, y mucha gente no puede ni podrá pagarlo nunca, y eso me jode, que muchos no puedan y que muchos medios pongan el foco en los okupas, preparando lo que va a venir de desahucios. No es lo mismo hacer un escrache a una persona responsable de los desahucios que estar dando la lata, unos fascistas que no tendrán nada más que hacer, a Iglesias en Galapagar. Luego a la vez puedo decir que es que la calle tendría que estar ardiendo viendo el panorama que hay ahora mismo en el país”, apunta.

El documental muestra también el compromiso feminista de El Drogas, que tiene claro que “si hay una próxima revolución o es feminista o no será”, y pide al movimiento que no sea racista. “Dentro tiene que tener un componente racial absoluto, hasta en el feminismo blanco tiene que escuchar al feminismo de otras razas”, eso sí, tiene claro su lugar en esta lucha: “Me he dado cuenta hace un tiempo que mi posición es en segunda fila escuchando lo que me dicen las mujeres que tengo alrededor y voy conociendo”.

No es lo mismo hacer un escrache a una persona responsable de los desahucios que estar dando la lata, unos fascistas que no tendrán nada más que hacer, a Iglesias en Galapagar

Otro de los campos de batalla de sus letras ha sido la lucha por la Memoria Histórica, y justo ahora parece que las cosas empiezan a estar en su sitio. Franco fuera del Valle de los Caídos y una ley a punto de aprobarse para hacer una justicia que para El Drogas tenía que haber llegado hace tiempo. “Vamos tarde en muchas cosas relacionadas con ese tema, y creo que si España es una habitación y en la habitación hay que abrir la ventana para que se ventile, tenemos que abrir las cuentas y poner nombres a los restos, biografías, reconocer que si aquí la edad de plata de la literatura es de plata es porque no le dejaron llegar a ser de oro, porque los intelectuales de la época terminaron asesinados o en el exilio. Se me hace difícil que con el nivel intelectual que supuran nuestros políticos vayamos a llegar a algún lado”.

El documental sigue la carrera de Barricada, también de esos arrebatos de sus conciertos, como cuando rompió una foto de Benedicto XVI que, aclara, lo hizo en una “referencia a lo que hizo Sinead O’Connor y en esa canción también pasaba carteles en referencia a Bob Dylan, porque realmente la canción hablaba del encontronazo, porque no fue un encuentro de los españoles que llegaban a América y todo lo que sucedió después”, pero reconoce que ahora mismo, “cada vez funciona mejor la autocensura, que es la peor censura que hay, y ante eso me rebelo. “Di las cosas como creas que las tienes que decir, pero no te autocensures, y eso lo echo en falta en el mundo del rock, esa postura frontal contra lo que alguna manera se quiere imponer”. Palabra de El Drogas, la estrella más humilde y auténtica -aunque no le guste la palabra- de este Festival de Cine de San Sebastián.

Noticias relacionadas