España, 1992. Los Juegos Olímpicos, la Expo. Un país que se creía moderno, pero que en sus entrañas arrastraba 40 años que no se olvidaban tan pronto. Las niñas de entonces crecían en una sociedad que sus padres habían deseado, en una libertad que se pregonaba desde todos los sitios, y que chocaba con muchos de los mensajes que escuchaban en la educación. Todo eso está en Las niñas, el increíble debut de Pilar Palomero que se estrena este viernes tras ganar la Biznaga de Oro del Festival de Cine de Málaga.

Una película delicada, llena de sensibilidad, que cuenta con detalle el paso a la adolescencia de una niña en Zaragoza que en la tele ve a Rafaella Carrá hablando de sexo, anuncias para ponerse el condón, pero que en su colegio de monjas le dicen todo lo contrario. Por si fuera poco es hija de una madre soltera, joven señalada por un entorno que sigue marcando a las mujeres por sus decisiones y por no aceptar las normas de la sociedad del pasado. Esa madre que quiere que su hija no cometa sus errores es Natalia de Molina, que tras ganar dos Goyas elige con mimo los papeles que escoge y que vuelve a demostrar aquí que es una de las mejores actrices de su generación.

¿Cómo has vivido esa victoria en Málaga?

Yo no pude ir al festival porque estaba trabajando, lo he vivido todo con cierta pena por no estar allí, pero alegre por estar trabajando. Además, el festival de Málaga es muy importante para mí, que soy andaluza y he vivido allí momentos muy especiales. Me hubiera encantado estar, además, con una peli que siento tanto como esta. Ha sido todo muy bonito.

Las protagonistas de Las niñas.

¿Por qué la sientes tanto, qué había en ese guion?

Cuando recibí el mail con el guion y con el proyecto no dudé nada. Fue casi como una confianza ciega y total. Yo quería formar parte del proyecto, me daba igual el personaje, quería estar ahí porque me siento muy reflejada. Creía mucho en lo que que quería contar y si confías tan ciegamente en algo es porque lo sientes, porque hay algo en el corazón que te dice que es importante que se cuente esto, así que ver todo lo que está pasando ahora me hace estar muy feliz y muy contenta.

Naciste en el año 89, un poquito después de las niñas de la película. ¿Te ves refejada?

Sí, es que cuando lo leí no sólo es que me viera reflejada en esas niñas, sino que podía ver a mis hermanas mayores, a mi madre, a mi abuela... hay muchas generaciones representadas de una forma sutil, inteligente e interesante. Mi educación es más a finales de los 90, pero me di cuenta de que aunque había diez años de diferencia, yo veía tal cual mi infancia. Creo que la educación ha estado estancada mucho tiempo, y que la sociedad siempre ha ido a un ritmo diferente que lo que hemos recibido en casa y en la escuela, por lo menos en mi experiencia.

Tenemos mucha conciencia del movimiento feminista pero vemos que las mujeres seguimos muy sexualizadas, incluso las niñas

La película habla de ese contraste entre un país que quería ser moderno y lo que luego oías en clase.

Es que creo que en general vivimos así incluso a día de hoy. Crecemos llenos de mensajes contradictorios, y la niñez es una época muy importante, es donde te formas como personas y es lo primero que olvidas, pero es lo que te hacer ser quien eres. Y no sólo lo que has vivido tú, sino lo que viven tus padres, porque de forma inconsciente te lo transmiten, con más acierto o con menos. Es como una herencia. Claro que había ese contraste entonces, y lo sigue habiendo ahora, que por ejemplo tenemos mucha conciencia del movimiento feminista pero vemos que las mujeres seguimos muy sexualizadas, incluso las niñas, que están más sexualizadas que antes. Son mensajes muy contradictorios en una edad en la que tú realmente no sabes y todo lo recibes con ojos de inocencia.

Tu personaje es una madre que para proteger a su hija rechaza hasta su identidad, se siente culpable y tiene un complejo de culpa que la marca.

Es que ella fue niña también… eso formó parte de la concepción del personaje. Era muy importante entender qué niña fue, dónde se crio, en qué años y qué significaba ser mujer en esa época y bajo qué criterios. Ella es hija de una época muy oscura. Yo no soy madre, pero tengo alrededor a muchas madres y creo que una vuelva en sus hijos la protección y las ganas de que no cometan tus errores.

La película habla también de la falta de educación sexual y de su importancia, ¿sigue ocurriendo?

Yo en mi casa nunca he hablado de sexo, nunca he tenido ninguna información, todo lo que me llegaba era eso, lo que hablaba con las amigas, con los amigos, lo que te contaba la persona más mayor… en aquella época no había internet, pero ahora imagínate, los niños están accediendo a información con edades muy tempranas y a información que tampoco representa la realidad. Falta educación sexual y la sexualidad sigue siendo un gran tabú a día de hoy. Es cierto que se habla más, y no es lo mismo que hace 20 años, pero creo que la educación sexual que reciben los niños viene muchas veces de la pornografía, y creo que debería educarse en eso, pero fíjate lo que ha pasado cuando se ha intentado poner asignaturas, que hay revuelo social porque en España la religión siempre ha estado muy presente. Somos un país laico pero en el que la religión tiene un poder muy importante en todo.

Estoy encantada de que se nos dé voz a las mujeres, porque se nos ha callado mucho tiempo. No estamos robando el sitio de nadie, sólo estamos ocupando nuestro lugar, nuestro espacio

Pilar Palomero se une a esa lista de mujeres directoras que están despuntando en los últimos años: Carla Simón, Belén Funes… Parece que luego cuesta que la industria las de continuidad.

A las mujeres siempre nos cuesta todo el doble o el triple, y eso es algo que vas asumiendo poco a poco cuando cumples años y algo que hay que cambiar. Por suerte cada año se da oportunidad a cineastas jóvenes con una mirada especial, con un mundo interesante que no nos habían contado porque la historia siempre la habían contado los hombres, y el cine y la cultura son un espejo del mundo, así que si sólo cuentas una mirada, pues el mundo funcionará con esa mirada, pero callas muchas voces que tienen que verse reflejadas.

He visto muchas películas del paseo de la niñez a la adolescencia, de niños en colegios de curas, pero lo que a esta la hace especial es esa mirada, porque te sientes identificada como mujer. Hablan de lo que yo siento en esta sociedad, de nuestro cuerpo, de cuando te crece el pecho, de esa educación que te inculcan desde pequeña de tener que gustar a los demás… un momento en el que te pasan cosas que no entiendes, y me encanta verlo porque no lo había visto antes y esto es una forma de educar. Estoy encantada de que se nos dé voz a las mujeres, porque se nos ha callado mucho tiempo. No estamos robando el sitio de nadie, sólo estamos ocupando nuestro lugar, nuestro espacio.

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