¿Se imaginan la saga de Star Wars sin las míticas melodías compuestas por John Williams? ¿Se imaginan que el recién fallecido Ennio Morricone jamás se hubiera dedicado a las películas? Sin duda alguna, las bandas sonoras son una de las piezas más importantes de una película.

"Una mala banda sonora puede arruinar toda una película", explica en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL el productor, pianista y compositor alemán Max Richter. Para él la música es algo central que hace que uno pueda sentir realmente la conexión con la vida que le rodea. "No todo el mundo se fija en la música de una película de forma consciente, pero si desapareciera se darían cuenta", comenta a este periódico.

The LeftoversMiss Sloane Black Mirror son solo algunas de las producciones en las que el músico ha participado para componer sus bandas sonoras. Desde su punto de vista, este tipo de recursos musicales influyen en gran medida a un público acostumbrado a otros géneros. "Creo que las bandas sonoras han introducido a mucha gente a la música clásica y a la música de orquesta. Empiezan escuchando bandas sonoras y se pasan a músicas más antiguas", considera Richter.

El alemán comenzó en este mundo gracias a su piano pero sus inspiraciones no se han limitado a la música clásica. Según afirma, todos su trabajos tienen detalles de géneros como el pop, la electrónica y el punk. Ahora, el 31 de julio, lanza su nuevo trabajo discográfico: Voices (Decca Records).

"Soluciones a nuestro alcance"

El proyecto de Richter lleva construyéndose más de 10 años. Desde entonces ha querido unir lo político con lo musical, lo sonoro con los derechos humanos. Tal y como indica, al igual que el Guernica tiene una gran fuerza para comprender lo sucedido en la Guerra Civil, "la creatividad", la música por ejemplo, "es un vehículo para tendernos todos, para empatizar. Hace que nos hagamos preguntas que de otra forma no formularíamos".

Richter incorpora en su pieza la grabación del preámbulo de la Declaración de los Derechos Humanos, según él una pieza fundamental en la historia de la humanidad. Expresa que el ser humano es el responsable del aumento de los populismos, de las guerras y de numerosas injusticias pero que "del mismo modo que los problemas a los que nos enfrentamos los hemos creado nosotros mismos, sus soluciones también están a nuestro alcance".

Max Richter.

Para ello, ha decidido transformar la orquesta y su composición, llamándolo orquesta negativa: "Surgió de esta idea de poner el mundo boca abajo, al revés, de nuestra sensación de que lo normal se vea subvertido, así que he puesto a la orquesta al revés en términos de la proporción de los instrumentos". Así, ha instrumentado la obra para 12 contrabajos, 24 violonchelos, 6 violas, 8 violines y 1 arpa.

En definitiva, el compositor, con una larga trayectoria a sus espaldas, pretende poner sobre la mesa diferentes cuestiones políticas a través de la música y tratar de cambiar el mundo mediante ella.

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