El coronavirus ha conseguido lo que nadie pensaba, que el Festival de Cannes tuviera que cancelar su edición de 2020. La pandemia afectó a todos, también al festival más importante y prestigioso del mundo. Se resistieron a suspenderlo, pero la realidad les pasó por delante. Para un filme estar en Cannes es un premio, un reconocimiento que le ayuda en sus ventas internacionales y en la taquilla. Los cinéfilos reconocen ese logo y saben que deben verla. Por eso, este año, aunque no haya Palma de Oro, el certamen decidió crear un sello 'Cannes 2020' para destacar aquellas elegidas.

Entre ellas había presencia española, la de El olvido que seremos, la película de Fernando Trueba, que hubiera sido presentada en La Croissette. Una adaptación de la novela de Héctor Abad Faciolince con Javier Cámara. Las buenas noticias es que ante la excepcionalidad de este curso, esas películas podrán ser rescatadas por certámenes como San Sebastián, donde tiene muchas posibilidades de recaer esta esperadísima película. La otra presencia semi española es la de Viggo Mortensen. El actor, que reside en nuestro país, iba a presentar allí su ópera prima, Falling. Además, el historietista y realizador francés Aurel había sido seleccionada con su filme de animación Josep, sobre Josep Bartolí, dibujante y combatiente antifranquista. Una película con las voces de Sergi Lopez y Silvia Pérez Cruz.

Lo que no ha querido dar Thierry Frémaux es quiénes formaban parte de la competición por la Palma de Oro y quiénes iban a la sección paralela, Una cierta mirada. Da igual, el resultado vuelve a ser una selección de lo más esperado del año. Una lista de películas que nunca se pudieron ver en Cannes pero que ahora tienen ese sello. Entre ellas están las esperadas, como lo nuevo de Wes Anderson, The french dispatch, que han calificado como "única".

Wes Anderson ha inaugurado en Berlín. EFE

Otros viejos amigos del certamen son Naomi Kawase o Thomas Vinterberg, que contarán con el sello Cannes 2020. Una de las sorpresas que tenía reservadas el festival era la doble presencia de Steve McQueen, el director de 12 años de esclavitud que hubiera acudido con dos obras sobre el conflicto racial y que se llaman Lovers rock y Mangrove.

El británico Francis Lee era otro de los que se esperaban con fuerzas. Su nuevo drama, M tras la sorpresa de su Tierra de dios trata también la homosexualidad en un filme de época con dos protagonistas de lujo, Kate Winslet y Saoirse Ronan. Una obra que tiene todas las papeletas para estar en la temporada de premios.

El cine de animación tenía también asegurada su presencia con dos títulos esperadísimos. Lo nuevo de Pixar, Soul, a cargo de Pete Docter y con el jazz como telón de fondo, y la obra de Studo Ghibli dirigida por el hijo del maestro Hayao Miyazaki. Por supuesto había mucha presencia de directores franceses, con Maiwenn y François Ozon a la cabeza con sus nuevos filmes, ADN y Ete 85.

Soul, de Pixar.

Hay ausencias, pero ya se esperaban. Fremaux dejó claro que muchas de las obras seleccionadas han decidido esperar al año que viene para competir en Cannes y estrenar. No ha dicho nombres, pero todos saben que son Leos Carax y Paul Verhoeven. Tampoco están otras obras que se cree que irán a Venecia y que si obtenían el sello de Cannes no podrían optar al León de Oro. Ahí se espera seguro a Nanni Moretti con Tre Piani y puede que a Sofía Coppola con su nuevo filme, protagonizado por Bill Murray.

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