Las películas de Quentin Tarantino son un evento. Su estreno se marca en rojo en el calendario. Es el día que todo cinéfilo espera con ansias. El propio Tarantino contribuye a crear el hype con sus declaraciones y acompañando cada título con un número que la coloca en orden dentro de su filmografía.

Cuando llegó Los odiosos ocho se especificó que era la octava obra del director, y eso aclaró una duda que sus seguidores tenían, si Kill Bill se consideraba una película o dos. Gracias a esa pista quedó claro que para su autor las dos partes del filme protagonizado por Uma Thurman son una sola creación por mucho que decidieran estrenarla en dos fragmentos para no matarla en taquilla y sacar el doble de beneficios.

El 15 de agosto llega Érase una vez en Hollywood, una maravillosa revisión de la historia del cine a finales de los 60 y el cartel y los avances lo dejan claro: es su novena película. Eso significa, que Tarantino considera que su ópera prima es Reservoir Dogs, el filme que le dio a conocer y que hizo que con su siguiente obra, Pulp Fiction, fuera a Cannes, ganara la Palma de Oro y revolucionara el cine del momento.

Lo que pocos saben, incluso muchos fans de Tarantino, es que Reservoir Dogs no fue el debut de Tarantino, sino que antes ya había hecho un primer filme que ni él mismo considera como parte de su obra, y que incluso se pensó que se había perdido para siempre, ya que el primer corte en película se quemó en un incendio en el laboratorio donde se estaba revelando. A pesar de todo sobrevivieron 36 minutos que todavía se pueden ver en Youtube -con una mala calidad- y en el que vemos al mismísimo Tarantino interpretando a uno de los personajes.

Con un presupuesto de 5.000 euros Tarantino, que por entonces trabajaba en un videoclub, rodó My best friend’s birthday, una película independiente y en blanco y negro que había escrito junto a Craig Hamann. Ambos la crearon en el mítico Video Archives de Manhattan Beach, la tienda de California donde aprendieron cine viendo todo lo que pasaba por sus manos.

Fue Hamman el que parió realmente el proyecto con un guion de apenas 40 páginas sobre un joven que intentaba sorprender y agradar a un amigo por su cumpleaños porque su novia le había dejado y estaba deprimido. Tarantino se unió rápidamente a My best friend’s birthday y ampliaron el guion a las 80 páginas que hicieron los 70 minutos de metraje finales que se rosaron en 16 milímetros.

Ambos la protagonizaron y convencieron a amigos, clientes, trabajadores del videoclub y otros cómplices para que aparecieran en su experimento. Entre ellos estaban Rand Vossler y Roger Avary. Este último seguiría su relación profesional con Tarantino, ya que juntos escribirían Pulp Fiction y ganarían el Oscar al Mejor guion original. Avary probaría también suerte como director en títulos como Las reglas del juego, pero con menos suerte.

La película nunca se estrenó ni se exhibió oficialmente, y ni el propio Tarantino la cuenta, aunque los especialistas dicen que en estos 36 minutos ya se pueden observar constantes y guiños al cine que realizaría después, y que incluso elementos del guion los reutilizaría para el que luego rodaría Tony Scott en 1993 con el nombre de Amor a quemarropa. Un primer acercamiento al arte de uno de los directores más personales del cine actual que entregará un nuevo peliculón en menos de dos semanas.