500 millones de dólares en un fin de semana. Esas son las monstruosas cifras que ha recaudado el remake de El rey león en acción real, aunque lo de acción real habría que ponerlo entre comillas, ya que se trata de una recreación fotorrealista del filme original realizada mediante CGI que copia prácticamente plano a plano. Se demuestra que el clásico de Disney es uno de los más queridos, y 25 años después del estreno del filme de animación, su nueva versión vuelve a arrasar y ser uno de los títulos más exitosos del año.

Lo que ha resucitado también con este pelotazo es la polémica que ya hubo hace 25 años y que acusa al filme de Rob Minkoff de plagiar un anime japonés que tuvo también versión animada en forma de serie y que se llama Kimba, the white lion (Kimba, el león blanco), de Osamu Tezuka, autor de Astro Boy y uno de los dibujantes más populares en aquella época en su país.

Aunque Kimba incluye a personajes humanos en su trama, la historia repite líneas narrativas. El protagonista es un cachorro de león que verá cómo su padre es asesinado y pierde el trono. Nada nuevo bajo el sol, pensarán muchos que saben que el origen de la historia de El rey león estaba en el Hamlet de Shakespeare del que también tomaría sus mimbres el anime japonés.

Todas las similitudes entre El rey león y Kimba, el león blanco.

Pero las similitudes que encontraron los fans del trabajo de Tezuka, y que ahora han vuelto a salir a la luz con las redes sociales empujadas por el éxito del remake, van mucho más allá y se refieren, principalmente al diseño de los personajes. Uno de los parecidos más sorprendentes es el del villano. El mítico Skar de El rey león se llama Claw en la versión japonesa. Los dos tienen una melena negra y mientras el primero tiene una cicatriz en su ojo izquierdo, el segundo tiene una cicatriz en vez de un ojo.

Los secuaces de ambos son un grupo de hienas. Tres en la versión de Disney y dos en la japonesa, pero coincidencias bastante significativas, como la presencia de un pájaro como consejera del león protagonista, aunque son dos tipos diferentes de ave, e incluso unos de los primeros bocetos de Simba le diseñaron como un león blanco.

Hasta la escena más emblemática, la presencia del padre del protagonista en las nubes se encuentra en ambas obras. Los vídeos comparando las dos películas dejan claras estas similitudes que parece que van más allá de la mera casualidad.

Los expertos dicen que si se hubiera interpuesto una demanda por plagio, los creadores de Kimba hubieran tenido muchas papeletas para ganarla, pero a pesar de ello nunca hubo una demanda por parte del estudio japonés o de los herederos del artista.

Kimba y las hienas.

Los animadores japoneses les dijeron que lo hicieran, pero ellos se negaron argumentando que no contaban con el apoyo de la gente, y que Disney se encontraba en una posición de poder respecto a ellos, por lo que poco tenían que hacer. Quizás por ello terminaron sacando pecho y diciendo que su seria era radicalmente diferente a El rey león. Nunca obtuvieron ninguna llamada de Disney ni ninguna compensación.

Quienes sí se quejaron fueron cientos de animadores profesionales, que escribieron una carta abierta al estudio pidiendo que se reconociera la influencia.

Disney siempre la negó, aunque sí hubo alguien que se salió de la línea oficial, el actor Mathew Broderick, que dobló en la original a Simba, y que en una entrevista contó que cuando le contactaron para la película pensó que era una adaptación de la serie japonesa (que llegó a EEUU poco después de estrenarse en su país), y que de hecho él decía a todo el mundo que su trabajo era poner voz a “Kimba”. Sin embargo, el director Rob Minkoff, dijo al periódico The Times en 1994 que nunca escucho hablar de Kimba durante el tiempo que él estuvo en el proyecto.

Algo parecido a lo que declaró poco despuésla guionista Linda Woolverton al San Francisco Chronicle: “Esta es la primera vez que oigo hablar de Kimba o de Tezuka”. Un posible plagio que terminó de forma amistosa debido a la admiración que el estudio japonés sentía por Disney, y que ha dado pie a una historia que siempre perseguirá a El rey león.

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