George padece agorafobia y convive con su gato sin poder salir más allá de un perímetro de 522 pasos de su apartamento. Su interacción social, se limita a su vecino amante y el dependiente de una tienda oriental. Cuando el gato, su único compañero, muere, en su deseo de darle sepultura en un lugar especial, se ve obligada a emprender un viaje a su tierra natal, Portugal.