Al pobre le han visto carita de célibe. Si en el papel que le dio la fama, el de Edward Cullen en la saga Crepúsculo, daba vida a un vampiro frígido que aguantaba hasta el matrimonio para tener sexo con su pareja, en su giro al cine de autor no le ha ido mejor, ya que en su nueva obra, High Life, se convierte en un astronauta que se niega a donar su semen y practica una abstinencia sexual como modo casi de protesta en su nave espacial.

La indescriptible película de Claire Denis es de esas que divide al público de forma radical. No hay término medio, o la amas o la odias. Una ciencia ficción filosófica que cuenta la historia de unos delincuentes que aceptan conmutar su pena de muerte por una misión al espacio como conejillos de indias. Tendrán que acercarse a agujeros negros en busca de energía, mientras realiza con ellos experimentos una doctora con toques de sacerdotisa y los rasgos de Juliette Binoche.

Ella se encargará de conseguir el semen de los hombres de la nave para inseminar a las mujeres. Ante la negativa del espartano Robert Pattinson, Binoche se las apañará para conseguir sus espermatozoides de cualquier manera para conseguir engendrar vida en el espacio. Aunque la trama suene a locura, Denis la usa para establecer una reflexión sobre el ser humano y sus peores armas.

Juliette Binoche y Pattinson en High Life.

Un título que cuadra perfectamente en la nueva etapa de Robert Pattinson tras Crepúsculo, centrado en trabajar con autores consagrados como David Cronenberg o los hermanos Safdie, también en lo próximo de Ciro Guerra. Pattinson se sintió atraído por un guion que tampoco entendió del todo cuando lo leyó. “Acabó siendo una trama mucho más dulce de lo que esperaba, la primera vez que leí el guion pensé “¡genial! Es la historia de un incesto”. Luego en la película no es así, pero mi interpretación inicial es que mi personaje claramente estaba manteniendo una relación con su hija. Pero es mucho más dulce de lo que planeé, me atrajo la historia por su naturaleza tabú y locuras como lo de recolectar el semen”, contó en el pasado Festival de Cine de San Sebastián.

El sexo, o su importancia y lo que ocurre en su ausencia, es importante en High Life, donde en la nave espacial hay hasta una ‘fuck box’ (caja para follar) que originalmente “se llamaba love machine”. “Es poco habitual describir el sexo en términos tan brutalistas, cuando vi el aparato pensé que por qué se llamaba love machine cuando era un enorme dildo de acero”, decía Pattinson desplegando encanto en el Zinemaldia, donde se ganó a todos los periodistas..

Muso de autor

Robert Pattinson podría haber sido una estrella de Hollywood, pasear de superproducción a superproducción y haber aspirado a ser un súper héroe de Marvel, pero tanto él como su compañera de Crepúsculo, Kristen Stewart, dijeron que no. Giraron 180 grados y empezaron a aparecer en filmes pequeños y de autor hasta que los realizadores más personales y prestigiosos del mundo empezaron a contar con ellos.

La película es mucho más dulce de lo que planeé, me atrajo la historia por su naturaleza tabú y locuras como lo de recolectar el semen

Pattinson recuerda que se dio cuenta de que eso es lo que quería cuando vio El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra, con quien se encuentra trabajando actualmente. “Me quedé que no sabía ni donde estaba, y pensé, jo, ¿podré trabajar con ellos, puedo estar en una película como esta?”. Vaya que si podía, eso sí, a cambio de sacrificar su estatus y su poder en una industria que no se anda con chiquitas.

“No tengo ningún poder en la industria… Es muy difícil conseguir estos trabajos. Hay otros actores que sí que tienen poder para decir: ‘me gusta ese guion, quiero hacerlo’. Los proyectos en los que trabajo tardan años en realizarse, y la financiación no depende de mí. No tengo el poder de convencer a nadie para hacer una película… A no ser que quisiera hacer otra de vampiros, que esa sí que creo que podría conseguirla”, añadía.

No tengo el poder de convencer a nadie para hacer una película… A no ser que quisiera hacer otra de vampiros, que esa sí que creo que podría conseguirla

En esta nueva etapa también ha descubierto que sus filmes tocaban a la gente de otra forma. “Si haces este tipo de películas más particulares que en algunos sitios ni siquiera llegan a proyectarse, habrá una persona que sentirá que es su película favorita. Si tu película favorita es una película comercial que está diseñada para gustarle a todo el mundo, eres un imbécil. Pero si una película intenta hacer algo interesante y encontrar algo y eso conecta con alguien, esa conexión será mucho más fuerte. Y una vez experimenté esa sensación quise seguir buscándola constantemente”, zanjó.

Si alguien confiaba en que Pattinson volviera a la saga que le dio la fama, o que cediera a Hollywood, que se dé por vencido. Las próximas películas tienen también el sello autoral más que marcado, y él ya ha dejado claro que pasa de vampiros frígidos en superproducciones.

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