Los años 40 fueron tristes para España. Franco había ganado la guerra y había impuesto una dictadura que ahogaría al país durante cuatro décadas. La represión hacía los vencidos acababa de empezar, y se vivían tiempos grises de hambre, penuria y pena por lo que se avecinaba.

El cine, como reflejo de la época, también se oscureció en esa década. Las pocas películas que se hacían eran directamente franquistas o contaban con su beneplácito. Sólo a finales de esos años algún valiente intentaba burlar la censura y hacer un corte de mangas secreto al régimen. Lo hacían, eso sí, con películas en las que se desprendía ese poso de pesimismo, de un mundo dominado por los fascismos y que se iba a pique.

Muchas de esas películas que consiguieron escapar de las normas del franquismo se han perdido con el tiempo. Las copias se amontonaban sin tener ningún cuidado, y cuando ya en democracia nos dimos cuentas de el valor histórico y cultural de ellas fue demasiado tarde para algunas. Otras sobrevivieron casi de milagro, y ahora se intenta conservarlas y restaurarlas para que los cinéfilos de ahora y los que vendrán comprendan la historia de su país y su cine con ellas.

Fotograma restaurado de Noventa Minutos. Ministerio de Cultura.

Es lo que ha pasado ahora con Noventa minutos, el thriller dirigido por Antonio del Amo en 1949 que este jueves se presentará en el cine Doré, sala de la Filmoteca, después de haber trabajado durante tres años (desde 2015 en su restauración en el Centro de Conservación y Restauración. Este proyecto, ha sido realizado por María Muñoz Fernández a través de una de las becas FormArte que concede el ministerio de Cultura. Su objetivo era claro: salvar la única copia en 35 milímetros que se conservaba del filme para lograr una copia completa y restaurada del material para preservarla.

Muchas partes del metraje estaban casi perdidas, o en muy mal estado, por lo que también se han tenido que utilizar las otras tres copias en 16 mm que se tenían de la película para conseguir los fotogramas perdidos y tener el metraje de forma satisfactoria. Así, los espectadores podrán ver un thriller que se ambienta en el Londres de la segunda guerra mundial, donde varias personas quedan atrapadas durante un bombardeo en un sótano del edificio con aire para tan sólo noventa minutos. El propio argumento es ya de por sí un desafío para la censura franquista, ya que aunque la dictadura no apoyó de forma explícita a Hitler, sí que simpatizaba con él, ya que la Guerra Civil la ganaron por la ayuda del nazismo.

Esta obra estaba “dirigida, escrita y fotografiada por republicanos derrotados y rodada en los madrileños estudios CEA durante las noches de los días entre el 26 de enero y el 16 de marzo de 1949”

Sin embargo, casi lo más interesante de este filme dirigido por Antonio del Amo y fotografiado por Juan Mainé, es la intrahistoria del rodaje, y de los miembros que lograron la hazaña de realizar este filme, ya que como subraya José Luis Castro de Paz, Catedrático de Comunicación Audiovisual en la Universidad de Santiago de Compostela en el texto realizado con motivo de la restauración, esta obra estaba “dirigida, escrita y fotografiada por republicanos derrotados y rodada en los madrileños estudios CEA durante las noches de los días entre el 26 de enero y el 16 de marzo de 1949”.

De hecho, su director Antonio del Amo -abuelo ya fallecido del realizador Rodrigo Sorogoyen-, había realizado películas para la república y hasta documentales durante la Guerra Civil en favor de su bando, por lo que pasó varios años en prisión una vez terminó el conflicto. Pero una vez salió en libertad no paró de luchar con obras como esta Noventa Minutos, para ello recurrió a la gente de su confianza, como ese Mainé que también había sido fotógrafo, a las órdenes de Enrique Líster, en el Ejército republicano.

Lo más curioso de Noventa minutos, es que además de su equipo y su temática, ha permanecido en el tiempo como una obra de resistencia a la opresión de la dictadura por el hecho de que se rodara en los mismos decorados que una superprodución franquista como El santuario no se rinde, de Ruiz-Castillo. Mientras que la obra aprobada y supervisada por el régimen se rodaba de día, aquellos republicanos que habían pisado la cárcel se acercaban a los mismos decorados por la noche y los aprovechaban para hacer un thriller asfixiante que mostraba a los nazis como los enemigos.

Para José Luis Castro de Paz, Noventa Minutos “es uno más —y muy destacado— de los llamativamente densos y sombríos títulos rodados en España en los cuatro últimos años cuarenta del pasado siglo y que, de diversos modos, tratan de hablar del presente y del inmediato pasado del país sorteando la censura con más o menos éxito”.

Una obra que con el suspense habla del pasado, de nuestra memoria histórica, y de la necesidad de la libertad de expresión y de la conservación de nuestro patrimonio cinematográfico. Ojalá sea la primera de muchas películas restauradas y exhibidas para que el público pueda descubrirlas.

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